“Para mí el color es una transmisión de energía”
La pintora surrealista argentina Rosana Azar llega a la Latin Art Gallery de Praga con sus últimos trabajos, más abstractos y en los que profundiza en su visión del arte como proyección de lo inconsciente. Más información con Carlos Ferrer.
Las pinturas recogidas en la muestra, elaboradas en su mayoría en acrílico, destacan por su colorido y contraste de claroscuros, así como por su peculiar combinación de elementos vagamente figurativos en trabajos por lo demás claramente clasificables como abstractos. Las obras surgen por sí mismas sin reflexión ni preparación previa, como explica la misma Rosana.
“Mi obra viene de un lugar muy inconsciente, donde no tengo planificado previamente qué es lo que voy a hacer. Lo que hago es crear en la tela una textura primera, como si me diera un inicio de algo. Y después empiezo a dar veladuras de colores, hasta que empiezo a crear diferentes niveles de colores. Después me tomo un tiempito, lo miro desde afuera y empiezo a descubrir imágenes. A veces son más figurativas, a veces más abstractas. Pero siempre tiene mucho movimiento, mucha luz y mucho color. Y en esencia para mí el color es una transmisión de energía”.La influencia más clara en la obra de Rosana Azar es el surrealismo, tanto por los resultados conseguidos como por la misma concepción del arte de la que parte, prosigue.
“Me encanta la pintura surrealista: Max Ernst, Dalí. De hecho yo estudié en Argentina con Juan Campodónico, un artista surrealista sumamente espiritual. Todo eso me ha influenciado. Me encanta la obra de Gabriel García Márquez, donde está el realismo mágico, la cosa inesperada, de sorpresa. Los sueños uno no los elabora, uno cierra los ojos y sueña. Cosas inconscientes suceden, y cuando uno empieza a analizar el sueño empieza a ver que tiene que ver a veces con la vida de uno. A mí me pasa lo mismo con los cuadros. Yo los pinto, es como soñar pintando, cuando los miro después que los terminé, después de un tiempo, es cuando me empiezan a decir cosas, me dan su mensaje”.Rosana Azar, que vive en Estados Unidos desde 1990, haciendo honor a su apellido, narra su carrera artística como una serie de encuentros fortuitos y golpes de suerte inesperados. Ya desde el primer mes en Washington DC, y sin hablar apenas inglés, una vecina le puso en contacto con la mayor coleccionista de pintura de fantasía y ciencia-ficción del país.
La mujer se enamoró inmediatamente de su obra y decidió representarla, introduciendo a Azar en un género temático que hasta ese momento desconocía pero en el que encajaba de forma natural.“Claro, como era una artista nueva y no era ilustradora, llamó mucho la atención. Vendí un montón de obras y expuse en diferentes ciudades: en San Diego, en Chicago, en Los Ángeles, en Boston, en Filadelfia… Y ella llevaba mi obra, y vendí y pinté ese año como nunca pinté en mi vida. A los 10 años de que ella me representó, y vendí muchísima obra, en el medio de todo eso dije, bueno basta. Porque ella quería que yo ilustrara, que leyera un libro y lo ilustrara, pero yo no soy ilustradora, no me pueden imponer una idea previa, no me sale”.
También los entresijos del destino han sido los que la han traído a Praga, tras una serie de accidentadas y desiguales exposiciones en Bucarest, París y otras ciudades europeas, sus últimas obras han desembarcado en la República Checa gracias a su contacto casual con la directora de la galería varios años antes.
“Mi marido estaba paseando en Praga con su papá y entró a una galería, y se puso a charlar con el señor. Y este le dijo: ‘dile a tu mujer que se ponga en contacto con Katerina Bohac’, porque ella tiene una galería de arte latinoamericano. Yo vivo en Washington DC. Cuando él volvió me dijo: ‘tenés que llamarla’. Y esto fue hace tres años, y yo le mandé un e-mail, y ya son tres años que estamos mandándonos mensajitos”.Los visitantes de la exposición se encontrarán con obras recientes, más abstractas y alejadas de los trabajos que la hicieron famosa en el circuito de la ciencia-ficción y fantasía estadounidense, pero también algunos ejemplos de su estilo más clásico.
En el currículum de Rosana destacan exposiciones como la realizada en el Museo de Arte Hispano de Florida, en el Banco Interamericano de Desarrollo, la Exposición de Arte Internacional de Osaka, Japón o el Strahmore Hall de Maryland.