Más pollo y menos ternera, más naranjas y menos patatas

Foto: Tomáš Adamec

Coincidiendo con los 25 años de la caída del comunismo, la Radiodifusión Checa ha publicado un estudio que analiza los cambios en los alimentos consumidos por los checos desde la llegada de la democracia.

Foto: Tomáš Adamec
Mientras que en 1989 el checo promedio consumía apenas un kilo de chocolate, en la actualidad el consumo se acerca a los tres kilos por persona y año. Mientras que en el país se bebe un poco menos de cerveza, ha aumentado el consumo de vino. La entrada del país en un sistema económico de libre mercado, con la posibilidad de adquirir productos exportados de países del sur y oeste de Europa, han cambiado en 25 años los hábitos alimentarios de los checos, y con ellos, la composición de la cesta de la compra.

Uno de los cambios más destacados ha sido la progresiva sustitución en la cocina de la manteca y la mantequilla por grasas de tipo vegetal. Mientras que en 1989 se consumían 9,4 kilos por persona y año de mantequilla, ahora son 5,2, y la margarina se ha disparado hasta los 16,4 kilos.

Foto ilustrativa: Štěpánka Budková
Algo similar ha sucedido con el pollo y la ternera. Antes de la llegada del capitalismo, cada checo compraba en promedio 30 kilos de ternera y 13 de pollo al año. Las cifras son actualmente de 8 y 25 kilos respectivamente, por lo que además de invertirse la preferencia, se ve un descenso del consumo de carne en general. De hecho el consumo de carne de cerdo ha pasado de 49 a 41 kilos.

El tipo de productos cuya frecuencia en la cesta de la compra ha aumentado de forma más destacada han sido las frutas tropicales y subtropicales, categoría en la que entran por ejemplo el mango o el aguacate y que se ha incrementado en más de un 1400%. Aunque este crecimiento no es sorprendente, ya que estas frutas apenas estaban disponibles antes de la revolución, sí resulta extraña la pasión que despiertan ahora las espinacas, que se pueden cultivar sin problemas en Chequia, y cuyo consumo ha aumentado un 1000%.

En general las frutas y verduras tienen ahora una mayor presencia en los frigoríficos checos, mientras que dulces, huevos, pan negro y leche han cedido a favor de otros productos.

Autor: Carlos Ferrer
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