La corona checa se devaluó drásticamente tras los cambios democráticos
Hace 25 años, el Gobierno checoslovaco devaluó radicalmente la moneda nacional acercando la cotización creada artificialmente por el régimen comunista a su valor mercantil real. Dicha medida, imprescindible tras los cambios democráticos, ayudó a los exportadores nacionales, mientras que encareció notablemente la mercancía proveniente del extranjero y complicó la vida a los turistas del país ansiosos de sobrepasar la frontera occidental.
Además la cotización determinada oficialmente por el Estado se situaba muy por debajo de los precios del mercado negro, donde el dólar estadounidense se vendía por 40 coronas, mientras que el curso oficial era de 15 coronas.
La devaluación, un paso imprescindible tras la revolución
La rectificación de la cotización fue uno de los primeros pasos de la reforma económica, imprescindible tras la Revolución de Terciopelo, según explicó Tomáš Ježek, asesor del entonces ministro de Finanzas, Václav Klaus.
“La corona checoslovaca se devaluó respecto a todas las monedas, se trató de una rectificación de su absurda cotización, que era insostenible. El Estado adoptó a propósito la nueva cotización según los precios del mercado negro”, indicó.La nueva ley de divisas que entró en vigor a principios de 1990 dio luz verde a la convertibilidad interior de la corona. Sin embargo, como el Estado disponía de pocos recursos, tuvo que regular la oferta de las divisas, según recuerda Zdeněk Kukal, que comenzó sus actividades empresariales a principios de los años 90.
“El Estado permitió a las empresas vender y comprar libremente las divisas, pero bajo una regulación estricta. Me acuerdo que para ello era necesario obtener un permiso especial del entonces Ministerio de Comercio Exterior y para conseguirlo uno tenía que pasar por un largo procedimiento administrativo”, mencionó.
Los exportadores se frotaban las manos, los importadores y turistas sufrían
La devaluación ayudó a los exportadores, pero complicó notablemente la situación a los importadores y también a los turistas, que tras los 40 años de aislamiento se morían de ganas de recorrer los países occidentales.
“Para los checos la estadía en Europa Occidental en aquella época salía horriblemente cara. Pero el hambre por viajar era enorme, la gente quería ir allí a todo coste. Muchas de las agencias de viaje por eso utilizaban autobuses para dormir. Con los traslados nocturnos se podían reducir notablemente los gastos. Entonces el alojamiento salía hasta diez veces más caro, mientras que hoy día los precios se han igualado más, y alcanzan el doble, como máximo. Lo mismo ha pasado con el precio de la comida”, dijo Zdeněk Kukal.El Gobierno checoslovaco devaluó la cotización de la corona tres veces a lo largo de 1990. En octubre de ese año, la moneda checoslovaca perdió incluso la mitad de su valor nominal. Como resultado, el dólar estadounidense, que se comercializaba por unas 14 coronas, según el curso oficial comunista de 1989, se vendía un año más tarde por 28 coronas tras la reforma económica de 1990.