El surrealismo de Štyrský y Toyen vuelve a la galería Mánes 80 años después
Una exposición de obras surrealistas de los pintores checos Jindřich Štyrský y Toyen inaugura la nueva etapa de la galería Mánes de Praga. La muestra tiene un carácter simbólico, ya que la colección ya fue expuesta hace 80 años en los mismos espacios, siendo entonces duramente criticada por la prensa más conservadora.
Ahora, tras la nueva etapa marcada por la restauración de sus interiores, la galería ha vuelto a repetir la misma exposición de hace 80 años, con la excepción de algunas obras, como las de Vincenc Makovský, que no han podido ser reunidas. Los cuadros de Štyrský y Toyen son sin embargo los mismos que entonces asombraron a la sociedad praguense, explica el comisario de la muestra, Vladimír Lekeš.
“Los autores los pintaron expresamente para la primera exposición surrealista, que tuvo lugar hace casi 80 años, el 15 de enero de 1935 aquí en Mánes. En su momento cosechó una gran polémica”.El surrealismo desmontaba de hecho los cánones artísticos clásicos. “Toda la crítica burguesa se ha levantado contra la exposición”, escribía Vítězslav Nezval, uno de los pintores participantes, al fundador de esta corriente, André Breton. Los contactos de lo que sería el grupo de surrealistas checoslovacos con la escena francesa datan de 1925, cuando precisamente Marie Čermínová, de nombre artístico Toyen, y Štyrský visitaron la primera exposición surrealista en París.
Tardaría todavía nueve años en cuajar, y cuatro más en ser disuelta definitivamente por el mencionado Nezval. A la versión local de este movimiento de vanguardia pertenecieron también artistas como Fratišek Muzika, Karel Teige o Jaroslav Ježek.
La exposición de Mánes, que incluye también una colección fotográfica de artistas surrealistas como Breton o Paul Éluard, permanecerá abierta muy brevemente, solo hasta el 1 de febrero, comenta Lekeš.“La familia Galateau nos ha prestado estas obras icónicas de Štyrský y Toyen solo por 12 días. El plazo es tan corto por motivos de seguridad”.
La colección fue adquirida por Bernard Galateau en 1982 en una subasta organizada por los descendientes de Toyen, en lo que hasta el momento fue la mayor venta en subasta del país y en la que el francés invirtió toda su fortuna, a pesar de que hasta ese momento no conocía la obra de estos pintores. Los lienzos reunidos estos días en Mánes tienen un valor total de 5,4 millones de euros.