La amenazada lengua amerindia shuar en el punto de mira de un checo
Investigar sobre la situación actual de la lengua indígena de los shuar, hablada en Ecuador y actualmente amenazada, fue un gran reto para el hispanista checo Miroslav Valeš. Con Radio Praga compartió sus aventuras experimentadas en el territorio de la comunidad indígena shuar, conocida antiguamente por decapitar a sus enemigos.
A parte de las particularidades de los dialectos españoles o la lengua romance fala, la atención de Miroslav Valeš se aferró también a Sudamérica, concretamente a la selva amazónica en el suroeste de Ecuador, habitada por la comunidad indígena de los shuar.
El hispanista relata cómo surgió la idea de partir a la selva e investigar sobre el estado de esta lengua que actualmente cuenta con cerca de 35.000 hablantes activos.
“La idea surgió a base de mis viajes previos a Ecuador, cuando viajaba por todo el país. La cultura de los shuar me llamó bastante la atención así como la vida en la selva. Por eso quería estudiar algo más su lengua. Y pensaba sobre las posibilidades de investigación”.
Describir la variación de la lengua, el continuo lingüístico de un idioma a otro y el proceso de la desaparición de la terminología tradicional, amenazada por el español, eran los objetivos de la investigación realizada a base de entrevistas con sus hablantes.
“Tenía preparado un cuestionario de varias formas. La gente me respondía a dibujos, así que solamente solicitaba palabras individuales. Después me describían los dibujos, me contaban libremente un mito tradicional, así que coleccionaba una gran cantidad de datos para estudiar la variación de la lengua en varios niveles”, explicó Miroslav Valeš.
El shuar está amenazado por el español
Como otras lenguas amerindias, el shuar también corre peligro de desaparecer. A diferencia de sus abuelos, la generación de los jóvenes ya opta por el uso exclusivo del español, afirma Miroslav Valeš.“La situación modélica familiar es que los abuelos hablan entre sí en shuar, y a sus hijos, los padres, se dirigen en shuar. Éstos hablan entre sí algo shuar y algo español, pero a sus hijos se dirigen exclusivamente en español. Y así los hijos, la generación más joven, a veces entienden de manera pasiva a sus abuelos, pero entre sí se comunican casá siempre en español. En curso de las tres generaciones la lengua desaparece”.
En la comunidad shuar existen iniciativas para revitalizar el idioma, pero el esfuerzo para salvar este legado cultural no es suficiente, explica el hispanista checo.
“Existe la educación bilingüe, donde los shuar deberían recibir en teoría la educación en las dos lenguas. Pero la función tradicional de la educación bilingüe era enseñar a los niños shuar el español para poder comunicarse con el resto del país. Lo que pasa que los niños ahora ya hablan español y en cambio no hablan shuar. Para la educación bilingüe el objetivo está cumplido. El niño habla español. Las clases del shuar muchas veces se convierten en unas clases folclóricas donde se habla sobre el pasado, las tradiciones, los mitos, las creencias, pero no se enseña la lengua, no es una enseñanza de shuar como segunda lengua, eso no existe”.
¿Quién es el cortacabezas?
Las clases folclóricas no obstante parecen ser interesantes. Una tradición ancestral de las tribus shuar consistía en cortar las cabezas a sus enemigos y realizar con ellas el ritual “tzantza”, basado en la reducción de cabeza al tamaño de un puño, que servía como talismán y trofeo de guerra. Ese místico procedimiento se realizaba a través del desprendimiento de la piel del cráneo y su siguiente cocción en el agua hirviente. Según recalca Miroslav Valeš, las últimas prácticas de ese ritual no se remontan a tiempos demasiado lejanos.“La tradición desapareció más o menos en la mitad del siglo XX, así que en los años 50 la tradición todavía se practicaba en varias partes del territorio shuar menos contactadas. Yo hablé personalmente con personas que me contaron que habían visto como le habían cortado la cabeza a su propio padre”.
Aunque las decapitaciones ya no forman parte de la cultura shuar, la cuestión de quién es el cortacabezas sigue preocupando al pueblo amazónico hasta la actualidad. El hallazgo de cinco personas decapitadas, ocurrido hace aproximadamente 5 años, despertaron entre los shuar sospechas y desconfianza hacia los extranjeros, afirma Miroslav Valeš.
“Alguien les cortó las cabezas aparentemente para hacer la tzantza y para luego venderlas. Era un caso excepcional y no se volvió a repetir. Me parece que los culpables han sido detenidos, pero en aquella época surgió otra vez la cuestión de quién es el cortacabezas. Y lo mejor era etiquetar a los gringos. Parece ridículo, en tiempos en los que los shuar tienen teléfonos móviles, su perfil en Facebook, estudian institutos bilingües y creen que los gringos cortan cabezas. Y se lo creen hasta los jóvenes bien educados, bien informados”.
Caer en la sospecha de ser el gringo cortacabezas no lo evitó tampoco Miroslav Valeš, según relata.
“De una comunidad tuve que salir al día siguiente. Es que el jefe de la comunidad, que ellos lo llaman síndico, advirtió en una reunión pública: -„Cuidado, hay aquí en la comunidad un extranjero y todos sabemos que los extranjeros cortan cabezas”. En esta situación lo mejor era salir lo más rápido posible. Parece raro pero es la realidad de la vida”.
No todos veían en el hispanista checo a un asesino. Es más, Miroslav Valeš tardó poco en ganarse la confianza de los locales, precisamente gracias a sus buenos contactos y actividades meritorias.
”No me podía creer que Lenin me presentaba a Stalin”
Una de sus labores más apreciadas por el pueblo fue el papel de profesor de inglés en un colegio. Este mérito le facilitó integrarse en la vida de los locales, y también vivir momentos sorprendentes, según detalla. “Algunos de los alumnos, especialmente los jóvenes, eran muy tímidos. Eso era una dificultad para comunicarse. El primer día les pregunté cómo se llamaban y un chico me contestó que se llamaba Lenin. Un nombre de pila que en Chequia no existe. Al día siguiente naturalmente era el único alumno de cuyo nombre me acordaba. Después descubrí que tenían menos vergüenza de presentar a sus amigos que presentarse entre sí. Al lado de este alumno, Lenin, estaba otro chico, y le pregunté cómo era su nombre. Y Lenin me dice:- “His name is Stalin”. No podía creer que Lenin me presentó a Stalin como si no pasara nada. Para ellos son nombres de pila como cualquiera, ellos no saben de qué personas se trata, yo no les dije que tienen nombre de un asesino de masas, pero bueno, no reírse del nombre de una persona, en una situación cuando Lenin te está presentando a Stalin, era difícil”.Los destinos de los descendientes de checoslovacos
Para este verano Miroslav Valeš tiene previsto emprender otro viaje a Ecuador. A parte de continuar con la investigación lingüística, centrará su atenció también en los destinos de los descendientes de los inmigrantes checoslovacos que llegaron a Ecuador a lo largo del siglo XX.
En su último viaje, Miroslav Valeš tuvo la oportunidad de entrevistar al personaje de origen eslovaco más famoso entre los shuar, el padre Juan Šutka. El misionero salesiano se vio obligado abandonar Checoslovaquia por la persecución comunista. En 2014 falleció.
“Fue el padre de la idea de la Asociación Shuar, que servía para defender sus intereses en negociaciones con el Gobierno, y también con los colonos que llegaban a sus territorio y se aprovechaban de los pocos conocimientos del sistema occidental del mercado, comprándoles las tierras por muy poco dinero. Después los shuar se quedaban sin territorio. En las comunidades también inició la construcción de pistas de aterrizaje para que en casos de emergencia los shuar tuvieran acceso a la asistencia médica, y construyó hospitales. Los shuar se lo agradecen mucho y cuando llegué y les dije que era de Checoslovaquia, todos me abrían sus puertas”.
Un pueblo checoslovaco al pie de la selva
Algunos contactos con los descendientes checoslovacos los obtuvo Miroslav Valeš también gracias a los miembros de las familias checoslovacas Kubeš y Žák, cuyos antepasados se asentaron en los años 20 del siglo pasado en la región de Pastaza y fundaron el pueblo Moravia.“Me encontré con un señor que se llama Antonio Kubeš, que ahora se sacó el cargo del prefecto de la provincia de Pastaza. Los Kubeš siempre han sido muy activos en la política, eran diputados en el Parlamento. El señor Kubeš mi dio para probar uno de los últimos restos del ron que se producía en la finca Moravia. Él ya es tercera generación, así que del checo ya solamente habla un par de palabras. Pero siempre destaca la descendencia de su familia”.
La amabilidad de la gente, la variabilidad cultural y geográfica del país son uno de los motivos que hacen a Miroslav Valeš volver a Ecuador. Cuando sus amigos le preguntan por qué siempre viaja a los mismos lugares, el lingüista argumenta que solo así puede profundizar en la cultura del país.