Las ruinas del castillo de Střekov inspiraron a muchos artistas

Střekov, foto: CzechTourism

La silueta de las ruinas del castillo de Střekov es el símbolo de la ciudad de Ústí nad Labem desde hace más de 700 años. Su apariencia romántica cautivó a muchos personajes, entre ellos, por ejemplo, al escritor alemán Johan Wolfgang Goethe y a su paisano Richard Wagner, importante compositor romántico. Les invitamos a Bohemia del Norte a conocer una de las torres de homenaje mejor conservadas del territorio checo.

Střekov,  foto: CzechTourism
Las ruinas del castillo de Střekov se alzan en la cima de una colina de basanita, a una altura de 100 metros. Precisamente la roca es responsable del peculiar plano de la fortaleza, que tuvo que ser adaptado a su forma. En sus alrededores se encontraba una importante ruta comercial, la cual fue el motivo para levantar el castillo, según explica el ex administrador de Střekov, Jiří Himl. “El rey Juan de Luxemburgo mandó construir Střekov en 1319 como un castillo de guardia y una aduana. Su edificación tardó aproximadamente 220 años”.

Hasta el siglo XVI, el castillo cambió de dueños en ocho ocasiones. Finalmente en 1563 pasó a convertirse en la propiedad de la noble familia de los Lobkowicz, quienes lo poseen hasta la actualidad.

La destrucción llegó con los prusianos

Durante la Guerra de los Treinta Años, que estalló en el siglo XVII, Střekov fue ocupado alternativamente por tropas suecas y sajonas, cuya estancia causó al edificio enormes daños.

Střekov 1834,  free domain
Aún más damnificado resultó en 1757, durante la Guerra de los Siete Años, cuando se convirtió en un obstáculo en el camino de las tropas prusianas, prosigue Himl. “Los prusianos capitularon, pero el castillo sufrió demasiados golpes. Toda la planta superior del Gran Edificio se vino abajo. Se derrumbó también el cuartel y, por desgracia, la capilla del castillo fue quemada y completamente destruida. Después de estos acontecimientos, Střekov fue deteriorándose hasta que llegó la época del romanticismo”.

La época bélica la recuerdan aún seis bolas de cañón, incrustadas en la roca. Según la leyenda, el que encuentre el punto que permite ver todas las bolas al mismo tiempo, su deseo más acuciante se hará realidad.

A pesar de tantos golpes, el castillo resistió con fuerza y hoy día es considerado una de las piezas centrales de castillo mejor conservadas del país. De pie aún sigue el monumental Palacio de la Torre y una ciudadela que servía para vigilar la entrada del castillo.

“El fantasma” Richard Wagner recorría las murallas de Střekov

La resurección de Střekov se inició en el siglo XIX, en la época del romanticismo, concretamente tras la visita del compositor alemán Richard Wagner.

Richard Wagner
El artista buscó entre sus paredes la inspiración para su creación musical. De hecho, la búsqueda de la musa transcurrió de una forma bastante particular. Se dice que una noche de luna llena el compositor paseaba por las murallas del castillo vestido con unas sábanas blancas, haciéndose pasar por un fantasma. Aquello resultó un éxito, ya que le sirvió de inspiración para componer el libreto de la famosa ópera Tannhaüser.

En la época del romanticismo estaba muy de moda visitar ruinas de castillos, y la magia de Střekov atrajo a numerosos personajes. Entre ellos, por ejemplo, al escritor alemán Johan Wolfgang Goethe, quien describió sus bellezas en varias cartas, y a los pintores Ludwig Richter, Ernst Gustav Doerell y al poeta Theodor Körner. Lo impresionante de sus visitas dejaron huella en la obra de todos.

No es de extrañar, ya que aparte de su ambiente romántico dispone de unas espléndidas vistas, afirma Himl.

“En el fondo se ven los Montes Metálicos, la colina de Varhošť, que ofrece quizás las mejores vistas al Macizo Central Checo, a la Porta Bohemica y se pueden ver también las siete curvas del río Elba”.

“Quemamos una parte del castillo para que el presidente no se enfade”

Antonín Novotný,  foto: free domain
Como si Střekov hubiera sido azotado con pocos destastres, en 1961 le esperó otro, esta vez un incendio, causado por motivos quizás poco creíbles. Y es que entonces se esperaba la visita del presidente del país, Antonín Novotný. Como en las cercanías del castillo resultaba imposible aparcar el coche, los funcionarios temían que esta incomodidad indignara al mandatario. Por tanto, optaron por incendiar varios edificios históricos para establecer en su lugar un aparcamiento.

En la actualidad, el castillo atraviesa una época tranquila y sigue atrayendo a numerosos turistas, que aparte de su ambiente romántico pueden admirar interesantes exposiciones de arte en su galería.

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