Los bosques y el palacio de Lány, residencia veraniega del presidente

Palacio de Lány, foto: Ladislav Bába, ČRo

Muchas reuniones y entrevistas del presidente checo no se llevan a cabo en su sede habitual, el Castillo de Praga, sino en la residencia vacacional, el palacio de Lány. Se trata de un idílico paraíso rural perteneciente al Estado desde 1921 y del que se enamoró profundamente el primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrigue Masaryk.

Palacio de Lány,  foto: Ladislav Bába,  ČRo
La residencia vacacional oficial del presidente de la República Checa tiene por nombre Lány, en referencia al municipio donde se halla ubicada. El origen de este nombre, que puede traducirse libremente al español como campos, proviene del significado original de la palabra lán, que en su momento era una unidad de superficie equivalente a unos 80 acres. El lugar fue colonizado en el siglo XIII siguiendo el modelo alemán, es decir, repartiendo los campos a lo largo de los caminos, sin que surgiera un núcleo central de población. Y precisamente el lán fue la unidad de reparto utilizada para los colonos.

La primera mención al palacio de Lány proviene de 1392. A lo largo de los siglos en esta localidad residieron diversas familias aristocráticas, y lógicamente algunas de ellas dejaron interesantes huellas históricas. Por ejemplo el emperador Rodolfo II hizo construir aquí un palacete que serviría de centro de reunión para sus cacerías y que todavía forma parte del coto de caza anexo a la sede presidencial.

Palacio de Lány  (1929),  foto: YouTube
Los bosques y prados de la residencia ocupan una superficie de 3.000 hectáreas, y hoy en día se siguen utilizando para la caza. Precisamente la posibilidad de contar con un bosque rico en ciervos y jabalíes fue uno de los motivos por los que en 1921 fue elegido como sede temporal y vacacional del jefe de estado de la recién surgida Checoslovaquia.

Las instalaciones se encontraban perfectamente acondicionas, al haber pasado el palacio por una restauración completa en 1903, y pronto el primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrigue Masaryk, comenzó a dar a esta residencia en teoría secundaria más importancia que a la oficial, afirma Magdalena Mikesková, directora del museo dedicado a esta personalidad de la historia checa.

Tomáš Garrigue Masaryk en Lány,  foto: YouTube
“Masaryk llegó a aficionarse mucho a Lány, y pasaba aquí más tiempo que en el Castillo de Praga. Muchas veces, cuando estaba mucho tiempo en Praga o en algún viaje, siempre decía al volver: ya voy a casa, y con eso quería decir a Lány”.

En los bosques de Lány encontramos lugares de trascendencia histórica, como el Roble del Acuerdo, bajo el cual el presidente Masaryk firmó en 1922 con los reyes de Yugoslavia y Rumanía la llamada Pequeña Entente, que convertía en aliados a estos tres países. El árbol fue también escenario de algunas de las llamadas Reuniones de los Viernes, debates de intelectuales entre los que se encontraban los hermanos Čapek y en los que a veces participaba el presidente checo.

Tomáš Garrigue Masaryk en Lány  (1929),  foto: YouTube
Otro punto de interés son los restos del segundo ferrocarril más antiguo de la Europa continental, que iba tirado por caballos. La línea, inaugurada en 1830, debería haber conectado Praga y Pilsen, pero al final acabó en Lány. Servía para transportar madera y carbón desde la cercana ciudad de Kladno. Precisamente la antigua casa rural en los bordes del bosque es una de las estaciones de tren más antiguas.

Antes de ser comprado por el Estado checo, el palacio de Lány y su bosque pertenecía a la familia Fürstenberk. Uno de los miembros de esta dinastía, Karel Egon I, fue el fundador de la escuela agrícola del municipio, la primera de su tipo en el Imperio Austro-Húngaro, e introdujo el cultivo de nuevas especies, como lino, alfalfa o trébol rojo. Precisamente esta última especie se convirtió en símbolo de Lány, y desde 1997 forma parte del escudo municipal.

Un museo sobre el primer presidente checoslovaco

Magdalena Mikesková | Foto: Jana Chládková,  Český rozhlas
El apego de Masaryk con su residencia de Lány queda reforzada con las obras de reforma emprendidas por el arquitecto esloveno Jože Plečnik, para el que contó con otras obras representativas en Praga, y con el hecho de que después de su abdicación en 1935, el expresidente se trasladó aquí permanentemente. En 2003 se abrió en el lugar el museo T.G. Masaryk, prosigue Mikesková.

“Nuestro mayor orgullo es un auténtico traje de jinete de Masaryk. Lo conseguimos a través de los descendientes del jardinero de Lány, el señor Krejz. Este recibió el traje del mismo Masaryk como regalo, y desde entonces lo conservó con dedicación y en perfecto estado hasta su muerte. La familia Krejz nos lo regaló en los años 90”.

El museo alberga diversas piezas de carácter único. Por ejemplo los vestidos de la primera dama Charlotte Garrigue Masaryk, objetos personales de los miembros de la familia, uniformes y homenajes de las legiones checoslovacas. Especialmente interesante resulta la colección de obras de arte, rica en cuadros, esculturas y medallas inspiradas por el presidente Masaryk. Fue prestada al museo por el anticuario Josef Babůrek.

Otra sala está dedicada a la la hija de Masaryk, Alice. En 1928 esta hizo construir en Lány la sede de la Cruz Roja Checoslovaca, que pagó con su propio dinero. De hecho fue la primera presidente de la organización, nos cuenta Mikesková.

“Gracias a su trabajo la Cruz Roja Checoslovaca hizo muchas cosas. Fundó un sanatorio y nuevas escuelas para enfermeros, y se realizaron programas y proyectos para niños enfermos”.

Otro aliciente para los visitantes del museo es el poder acceder a estancias privadas de la familia Masaryk, añade Mikesková.

“Obtuvimos muebles auténticos que pertenecieron a Alice Masaryk y estamos intentando reproducir su apartamento a partir de los recuerdos fragmentados que se conservan. Por desgracia no existe ninguna documentación fotográfica de la época que permita hacerse una idea de cómo era realmente su apartamento. Así que nos nutrimos de fuentes como la correspondencia y otros documentos”.

Václav Havel  (a la derecha) en entrevista para la Radiodifusión Checa  (1998) | Foto: Český rozhlas
Tras la muerte de Masaryk el palacio de Lány fue utilizado solamente de forma esporádica. Durante la Segunda Guerra Mundial vivió aquí el presidente Emil Hácha, y después de la llegada de los comunistas al poder en 1948 fue utilizado muy raramente como residencia veraniega por los presidentes checoslovacos. Consta que varios objetos de valor diseñados por Plečnik fueron retirados precisamente durante la presidencia de Gustav Husák.

El uso regular del edificio no se reanudó hasta la llegada a máximo mandatario de Václav Havel en 1990. Sus sucesores, Václav Klaus y actualmente Miloš Zeman, siguieron con la tradición y desde los años 90 Lány es el bucólico escenario de acontecimientos y reuniones políticas de alto nivel.

Los terrenos de caza de Lány, al igual que el palacio, no son por desgracia habitualmente accesibles al público, pero se permiten visitas algunos días del año, normalmente en vacaciones.

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Autor: Carlos Ferrer
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