Hasta luego, señor presidente
Este miércoles a medianoche termina oficialmente el mandato de Miloš Zeman como presidente de la República Checa. ¿Qué imagen deja después de estos diez años en el cargo?
“Un político que dividía la sociedad y constantemente cambiaba de opinión”, así definió los diez años de presidencia de Miloš Zeman el politólogo de la Universidad Masaryk de Brno Lubomír Kopeček. ¿Por qué?
Zeman fue el primer presidente checo elegido por los propios ciudadanos en elección directa en 2013. Al llegar al Castillo de Praga, dijo: “Quiero ser el presidente de los 10 millones de habitantes de abajo. Entre ellos se encuentran tanto votantes de Miloš Zeman como de Karel Schwarzenberg”. Diciendo unir a la sociedad, en realidad, hacía lo contrario. Movilizaba a la gente en contra del gobierno de derechas de entonces, en contra de lo que conectaba con el ambiente intelectual, sobre todo de la capital, utilizando el término peyorativo “cafetería de Praga” para referirse a las personas de la primera ciudad, alejados de las provincias y de lo rural, y que se identifican con la idea de “amor y verdad” propagada por Václav Havel. Y eso le fue muy bien. Al fin y al cabo, fue como ganó las segundas elecciones presidenciales en 2018 contra el antiguo jefe de la Academia de Ciencias Jiří Drahoš. El resultado de aquellos comicios lo comentó así.
“La cafetería de Praga, un conjunto de personas que no han conseguido mucho en sus vidas, ahora, si es que no quieren llorar durante los próximos cinco años que su candidato no ha ganado, tendrá que callar la boca. Insisto, callar la boca. A mí me conocen por mis traducciones originales de expresiones inglesas, no obstante, la expresión “shut up” se puede traducir de manera más educada o menos educada, así que dejo que cada uno elija su traducción”.
Opina el politólogo Kopeček que el problema de Miloš Zeman fue que constantemente cambiaba de opinión y lo demuestra en el ejemplo de la Unión Europea. Mientras que los presidentes anteriores, Havel y Klaus, eran consistentes en esta cuestión, aunque defendieran posturas opuestas, Zeman primero dejó izar la bandera de la UE en el Castillo de Praga para empezar a hablar tres años después del Czexit, o sea, la marcha de Chequia de la Unión Europea, a imagen del Reino Unido.
“Este presidente hizo muchos giros pragmáticos. Fue muy hablador, muy gracioso, pero cuando buscamos algún pilar más sólido para conectar con él, es muy difícil encontrarlo. Cuando llegó al Castillo de Praga, tuvo la visión de que seríamos partidarios de una federación europea. Tres años más tarde decía que había que hacer un referéndum sobre la salida checa de la UE”.
Zeman iba a por lo que le beneficiaba políticamente en un momento concreto. El problema es que le fue imposible dejar un legado ideológico, y así se inscribió en la historia como el presidente que, además de dividir a la sociedad, no fue consistente en sus opiniones.
“Tanto Havel como Klaus querían construir un legado ideológico. Lo reflejaban en sus textos, discursos y una institución física. Me refiero a la Biblioteca Václav Havel o al Instituto Václav Klaus. Miloš Zeman no tiene ninguna ambición parecida. Dice que va a leer libros y observar desde lejos la política. Tal vez conceda alguna entrevista, pero dudo que haga grandes eventos para el público”.
Otra característica de la política de Miloš Zeman fue cuestionar la pertenencia de Chequia a la comunidad de países occidentales. Su orientación política fue claramente prorrusa y prochina. En 2014 criticó a Rusia por la anexión de Crimea, sin embargo, rechazó las sanciones impuestas a Rusia por la UE. Ese mismo año, explotó el almacén de munición en el pueblo checo de Vrbětice y dos checos murieron. Cuando el Gobierno anunció en 2021 que había sido un acto de dos agentes rusos, Zeman tardó una semana en comentar el asunto y, al final, cuestionó el resultado de la investigación de los servicios secretos checos. Así que, no fue hasta la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, cuando el presidente cambió su postura prorrusa. Y la sociedad checa no dudó en expresar su opinión en cuanto a la política exterior de Zeman cuando le tiró huevos durante las celebraciones de la Revolución de Terciopelo en 2014 en Praga. Al año siguiente, el propio presidente volvió a recordar esos sucesos.
“El grito no es ningún argumento. El grito es una expresión de fascistas. El grito es una expresión del rebaño que se reunió aquí el año pasado”.
Y, por otra parte, durante la presidencia de Miloš Zeman hubo varios momentos en los que el máximo representante del Estado no respetó del todo la ley fundamental del país, la Constitución de la República Checa. En verano de 2013, por ejemplo, cayó el gobierno de Petr Nečas del Partido Cívico Democrático. Zeman ignoró que la mayoría de los diputados votara a favor de Miroslava Němcová, de ese mismo partido, y en 23 días le cedió el gobierno a su conocido desde hacía mucho tiempo Jiří Rusnok. Rusnok no tenía posibilidades de superar una moción de censura en la Cámara Baja del Parlamento, pero sin embargo, gobernó durante medio año. El politólogo Kopeček explica estos acontecimientos con el “poder” de la elección directa.
“Nos encontramos en una situación en la que le dimos al presidente un mandato muy fuerte directamente de los electores, lo cual le permitió a Zeman traspasar los límites de la Constitución diciendo que tenía a sus espaldas a millones de votantes. En muchas ocasiones el resultado fue la deformación del régimen parlamentario checo”.
Miloš Zeman mantuvo esa política “anticonstitucional” hasta el final de su mandato. A comienzos de este año, por ejemplo, rechazó nombrar al nuevo ministro de Medio Ambiente, Petr Hladík. Explica Kopeček que el presidente tiene derecho a expresar su opinión, pero no debería bloquear las decisiones del Parlamento.
“El presidente, también por culpa de su estado de salud y de su edad, pasa el fin de su vida en el cargo. Se puede observar en el hecho de que no realiza viajes. A veces se metió en política, también cuando estaba muy enfermo, y no siempre fue una buena decisión. Me gustaría mencionar que llevamos meses sin tener un ministro de Medio Ambiente porque el presidente bloquea el nombramiento del candidato que hay. Podemos discutir si es un candidato adecuado o no, pero no es función del presidente, dentro del régimen parlamentario, decidirlo”.
Miloš Zeman abandona oficialmente el cargo del presidente checo este miércoles a medianoche. Simbólicamente se cerrará la Puerta de los Gigantes del Castillo de Praga y se volverá a abrir este jueves con la investidura de Petr Pavel y con su llegada al Castillo. Y según ya adelantó el presidente electo, con su llegada, no solo el Castillo de Praga tendría un nuevo inquilino, sino también el propio Ministerio de Medio Ambiente.
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