Alejandro Goic: “En Chile nunca se ve nada de cine checo”
Uno de los invitados especiales de la Escuela de Cine de Uherské Hradiště fue el actor chileno Alejandro Eduardo Goic Jerez, conocido por sus papeles en por ejemplo ‘Carne de Perro’, ‘El Club’ y ‘Bombal’. Con Radio Praga Goic habló sobre la situación del cine chileno y la necesidad de activismo ante el alza de la derecha populista en Europa.
Son solo parte de un extenso currículum actoral de 23 películas y numerosas series de televisión. La repercusión de sus últimos trabajos, y muy especialmente de ‘El Club’, fue clave para ser invitado al festival, contó en entrevista para Radio Praga.
“Partió de otro festival, del Festival de Cine Latinoamericano de Praga. Su director había visto varias de las películas y propuso que sería interesante. Para mí fue sorprendente, tan lejano, habiendo tanto actor en el mundo. Sobre todo porque fueron películas muy exitosas desde el punto de vista de festival y de crítica. No muy populares, fuera del circuito de producción comercial, pero que ganó Berlín, San Sebastián…”.
La presencia de Alejandro Goic en la República Checa puede considerarse un síntoma más del buen momento que está viviendo en los últimos años el cine chileno, y que al actor constata sin dudarlo.“Hay pero mucho éxito. La cantidad de películas chilenas seleccionadas en los grandes festivales del mundo es increíble. En Cannes año a año. Postulan miles de películas y ya el hecho de que te seleccionen es importante: habrá ocho o diez como mucho en los concursos y competencias oficiales. Hay un sinfín de películas que han ganado premios en Berlín, en Venecia, en Cannes, en San Sebastián, en Sundance, y en el resto de los festivales, que está lleno, hay muchos festivales latinoamericanos. Y han sido nominadas al Oscar también. Es un símbolo, que incluso el poder de Hollywood aprecia alguna de estas películas”.
Un ejemplo es ‘No’, la laureada película de Pablo Larraín protagonizada por Gael García Bernal, que fue nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa. La fuerza del cine chileno, que Goic explica en parte por la existencia de subvenciones públicas a la industria, se da a pesar de que la distribución margina las producciones locales, lamenta.
“El mundo de la cultura ha podido desde los gobiernos democráticos tener independencia, desde el punto de vista de sus producciones. Pero, y esto es un fenómeno en todo el mundo, a la hora de darlas en los cines ahí tú tienes que luchar contra las distribuidoras, fundamentalmente controladas por los norteamericanos. Cine checo no se ve nada nunca. Jamás. Cine europeo, tardíamente en uno o dos cines independientes que tienen esta relación. Pero en general, en los circuitos de distribución tienen prácticamente el monopolio los norteamericanos, y presionan. Incluso películas que eventualmente pueden tener éxito de público, chilenas o latinoamericanas, presionan y chantajean con sus grandes producciones”.Una solución sería un sistema de cuotas de pantalla, como existe en algunos países europeos, que obligara a las salas de cine a que un porcentaje de las proyecciones cumplieran ciertos requisitos, como ser chilenas, latinoamericanas, etc. Si bien antes de la dictadura de Pinochet había un sistema de cuotas muy favorable para el cine local, en la actualidad es algo que se sigue debatiendo.
Años de lucha y compromiso
En cierta medida puede considerarse que el cine chileno resucitó con el retorno a la democracia en los años 80 y que desde entonces lleva una lenta pero segura recuperación. Alejandro Goic vivió en sus propias carnes todo el proceso desde el principio. De hecho su primer papel en un largometraje fue en ‘Ángeles’, película de Tatiana Gaviola rodada en 1988 de forma clandestina.
“Durante la dictadura se hizo una película malísima, y punto. Se hicieron algunas clandestinas, fuera de la legalidad, digamos. Muy pocas. Yo tuve la suerte de participar en una. Fue una historia curiosa. Yo estaba preso. Estuve preso dos veces en Chile, procesado por las fiscalías militares, porque yo era dirigente de una organización clandestina durante la dictadura. A eso me dediqué. Una cineasta chilena, antes de caer preso me dijo: quiero que protagonices una película que vamos a hacer que se llama ‘Ángeles’. Es la historia de seis compañeros de universidad que son detenidos y que desaparece uno, después del golpe militar. Postergó y postergó la película porque yo no salía de la cárcel porque no me daban la libertad bajo fianza”.
Alejandro Goic recibió la libertad bajo fianza en el último momento y pudo protagonizar finalmente la película. Sus actividades artísticas se centraron a partir de entonces más bien en el teatro y no volvió a actuar en cine hasta casi diez años después, con ‘Traffic-Santiago’, dirigida por Benjamín Galemiri. La militancia política de Goic en los años 80, como dirigente del Partido Socialista, fue precisamente la que le hizo entrar en contacto con Checoslovaquia por primera vez en su vida, nos cuenta.“Yo estuve aquí en Praga en el año 80 y en el 82, siendo dirigente político de un partido socialista marxista, no comunista. Yo fui encargado de relaciones internacionales un tiempo, y teníamos relaciones, a la manera de las relaciones diplomáticas, con distintos partidos, y entre ellos el de acá. A pesar de haber sido muy crítico con las dictaduras comunistas desde la perspectiva de izquierdas, la crítica marxista al capitalismo de Estado, porque eso fue, no fue una sociedad socialista, pero yo siento que tengo una deuda por no haber luchado con mayor ahínco y pasión por la libertad del pueblo checo”.
La necesidad de involucrarse
Alejandro Goic es de hecho un artista con una clara faceta política, y su compromiso social no desapareció con el fin de la dictadura, sino que se extiende hasta la actualidad. En su propio país defiende de manera activa la derogación de la constitución pinochetista, así como una educación y una sanidad públicas y gratuitas. A nivel mundial se encuentra profundamente preocupado por el auge de los movimientos populistas de derecha, afirma.
“El advenimiento del fascismo en Europa, en Europa del Este, en Estados Unidos a través de Trumb, LePen. Me importa un culo si Inglaterra se sale o no se sale de la UE, pero los argumentos de los líderes del Brexit son francamente aterradores. Ese racismo y xenofobia. El movimiento debería ser hacia la unidad, hacia la consideración de que somos todos seres humanos, de romper barreras. Esto viene de vuelta, y es aterrador. Lo que está pasando en Francia, en Austria. Mi hija es una actriz sueca me ha contado cosas horrorosas de los nazis, que ya no tienen la vergüenza de esconder su ligazón directa con el nazismo. Terrible, violento, y creciendo de manera exponencial”.En el eterno debate sobre si el artista debe tomar o no partido, Alejandro Goic se decanta vehementemente por el compromiso y la necesidad de contar con conciencia política y social, especialmente en estos tiempos que tan poderosamente recuerdan a la época de entreguerras.
“En general no hay una reacción dramática en el sentido de apasionada, firme, ante este fenómeno, que es lo que pasó en los 30 en Europa y en Alemania particularmente. Es decir, si tú no paras esto, con argumentos, con los mecanismos que te ofrece la democracia y derechos ciudadanos…Es lo que pasó y ya sabemos lo que pasó. La intelectualidad y los artistas se reían de estos grupúsculos de morones, de estúpidos, ese era el tono un poquito arrogante de que no iban a llegar a ninguna parte. Y a mí me aterra como ciudadano del mundo, y creo que tenemos que cumplir un rol activo como artistas, porque tenemos este poder, este privilegio, en términos personales y políticos, y también desde el arte”.
Alejandro Goic, además de actor de cine y televisión es director teatral. En su currículum cuenta con el montaje de obras como ‘Calígula’, ‘Das Capital’, ‘Nadie es Profeta en su Espejo’ y ‘Antilázaro’, escrita por él mismo. Su presencia en Chequia fue financiada por la Embajada de Chile, con fondos de los Programas culturales 2016 de la Dirección de Asuntos Culturales.