Luis García Berlanga en Austro-Hungría
La 40 Escuela de Cine de Verano de Uherské Hradiště dedica uno de sus principales ciclos a la filmografía de Luis García Berlanga. El público predominantemente joven de este festival se sumerge en la historia y el alma española que como nadie retrató el genio valenciano. Rafael Maluenda, director del Berlanga Film Museum, que se encarga de presentar cada una de las películas, habló para Radio Praga.
Pero si un director ha cartografiado a España y, especialmente, a los españoles, ese fue Luis García Berlanga, cuyas películas no podían faltar en una ocasión así. Rafael Maluenda, colaborador y amigo cercano del director hasta su muerte en 2010, además de director del Berlanga Film Museum, ha viajado hasta Uherské Hradiště para presentar a los checos cada una de las ocho películas del ciclo y situarles en el contexto sociocultural de cada una. O cómo dice Maluenda, para disfrutar con la reacción del público checo.
“Es muy curioso ver cómo películas hechas en España en los años 50, 60, 70, 80 y hasta 90 son percibidas hoy por un público que no tiene la misma tradición cultural que nosotros. Y sin embargo parece que se impone la universalidad de Berlanga”.
Un español podría pensar que cualquier extranjero se perdería con películas tan marcadamente españolas. Pero cuestiones como la hipocresía o la envidia existen allá donde haya seres humanos, dice Maluenda. Y, por lo visto en Uherské Hradiště, el sarcasmo berlanguiano tampoco conoce fronteras.
“Ha sido emocionante ver cómo están percibiendo estas películas con la distancia del tiempo, las diferencias culturales, y además siguiendo el ritmo de los diálogos a través de los subtítulos. Es maravilloso ver cómo el público checo se ríe en los mismos momentos en los que se ríe el público español. El primer caso que me ha llamado la atención ha sido en ‘La Escopeta Nacional’ cuando Agustín González, haciendo del cura de la película, grita aquello de ‘Lo que yo he unido en la Tierra no lo separa ni Dios en el Cielo’. Esa ha sido la primera carcajada conjunta del público en la película. Está siendo un descubrimiento de muchas cosas para mí también”.
Las miserias de la sociedad española tardo y post franquista que muestra Berlanga en ‘La Escopeta Nacional’ son probablemente las más desconcertantes para un público no español. Pero en la forma, no en el fondo, recuerda Maluenda.
La ‘miserabilización’ de Berlanga
Berlanga retrata el alma española como lo hizo Goya en pintura o Valle- Inclán en literatura, dice Rafael Maluenda, tocando lo grotesco, lo disparatado, con personajes ‘miserabilizados’, término creado por el propio Berlanga. No es una cuestión puramente de guión, de esos guiones que bordaba Rafael Azcona. Ese concepto de ‘miserabilización’ también marcó técnica y visualmente sus películas.“El uso del plano-secuencia es una elección muy coherente de Berlanga. Él solía disfrazarlo con que era un perezoso y un vago y no le gustaba tener que montar plano contra plano una y otra vez durante una conversación. Claro, había gente que no hacía cine que se creía eso. Quien hace cine sabe lo complicado que es montar un plano-secuencia, mucho más que montar un plano contra plano, tiene una elaboración mucho más rica. Mediante ese plano-secuencia en el que hay una coreografía, con toda esa coralidad de personajes, está negando el primer plano al protagonista, y está negando el protagonismo a un solo personaje. La ‘miserabilización’ es total. Ese caso en el que Plácido está intentando pagar una letra para que no le quiten el motocarro, y se encuentra con todo aquel carnaval, en el que va rebotando de un lado a otro sin conseguir nunca lo que busca, es el ejemplo máximo de ‘miserabilización”.
Berlanga y Menzel
Hasta a los propios españoles se nos ha olvidado el reconocimiento que tuvo en su día Berlanga, considera Rafael Maluenda. Fue la estrella de varias ediciones de festivales como los de Cannes y Venecia, en donde el estreno de ‘El Verdugo’, supuso un escándalo para el régimen franquista por el que rodaron cabezas, y una oleada de protestas en Italia contra la dictadura española, que precisamente acababa de agarrotar a dos anarquistas.Pero también fue invitado de honor Berlanga del festival de Karlovy Vary, cuando las relaciones de la Checoslovaquia comunista y la España de Franco no facilitaban precisamente su viaje. Pero sí que estuvo en los sesenta en la ciudad termal para asistir como jurado, asegura Maluenda, que recuerda también una película checa de la época que encantó a Berlanga.
“A veces lo recuerdo mencionando a Miloš Forman, pero no recuerdo cosas concretas. Sí recuerdo más concretamente que habláramos de Jiří Menzel, porque yo veía algunos puntos de conexión y él me confirmó que lo admiraba mucho. ‘Trenes Rigurosamente Vigilados’ fue una película clave para muchos en aquel momento. Menzel era también un cineasta que hacía películas muy difíciles bajo un régimen autoritario, con lo cual, ahí tenían similitudes. Pero tenían algunas de sus películas con una diferencia bien clara: Menzel era mucho más optimista, mientras que Berlanga era más pesimista, más ácido. Pero yo creo que la tragedia de ‘Trenes Rigurosamente Vigilados’ la habría firmado Berlanga sin dudarlo”.Maluenda, que también es director del festival Cinema Jove, dice que siempre intentó que coincidieran en Valencia Menzel y Berlanga, y aunque consiguió invitar a ambos en varias ocasiones, nunca en la misma edición.
¿Por qué austrohúngaro?
Berlanga estaría contento de saber que sus películas se proyectan en una ciudad tan austrohúngara como Uherské Hradiště. Por qué siempre tenía que poner esa palabra en sus películas es un misterio, aunque él dijera que era por superstición tras haberla metido de casualidad en sus dos primeras producciones. Aunque probablemente fuera verdad y fuera sólo superstición según la historia que recuerda Rafael Maluenda de cuando Berlanga rodó la fábula ‘El Leñador y la Muerte’ de la Fontaine para un proyecto europeo junto a René Clair, Hervé Blomberger y Alessandro Blasetti.
“Cuando está montando la película, al final, la están sonorizando en estudio y Berlanga cae en que no ha metido la palabra austrohúngaro y empieza a preocuparse mucho. A los jóvenes que empezábamos con él nos preguntaba años después: ¿Dónde puse ‘austrohúngaro’ en aquella? Era fácil no recordarlo porque esa película era muy rara de ver. Yo tampoco lo recordaba, pero sí me acordaba del último plano de la película, en el que se veía un coche fúnebre tirado por caballos que se iba en la distancia. Y en el momento en el que daba la vuelta el carruaje y se marchaba, se oía la voz del cochero que decía: ¡Arre, Austrohúngaro!”.Entre otros muchos ciclos, películas, estrenos, conferencias y debates la Escuela de Cine de Verano de Uherské Hradiště continuará también con su repaso de cine español de todas las épocas y géneros hasta este sábado 3 de agosto, en un recorrido que han apoyado desde la propia Embajada de España y el Instituto Cervantes de Praga.