“El sueño de un pastelero loco” o la arquitectura en la época totalitaria
Para unos una monstruosa herencia del comunismo, para otros un valioso patrimonio cultural. La estética de los edificios construidos en Checoslovaquia en la época totalitaria causa polémicas entre los checos. A continuación les presentaremos los edificios más emblemáticos de ese período.
En la arquitectura se caracterizaba por formas monumentales y simétricas con una decoración ornamental en forma de esgrafiados y motivos ideológicos que alababan al proletariado.
El realismo socialista empezó a reflejarse en la arquitectura checoslovaca ya en el período de entreguerras, según afirmó para Radio Praga Petr Vorlík, historiador de la arquitectura de la Universidad Tecnológica de Praga.
“Aquí tendíamos tanto A las influencias francesas como a las soviéticas. Los arquitectos checoslovacos entablaron contactos en la Unión Soviética mucho antes de que Checoslovaquia se convirtiera en parte del Bloque del Este y fueron profundizándolos hasta 1948, cuando los comunistas subieron al poder. Obviamente, estos arquitectos se convirtieron después en los principales exponentes. Se los invitaba a la Unión Soviética para que se inspiraran en la arquitectura local, se escribía sobre ella en revistas… Políticamente, el ambiente estaba preparado para que este tipo de arquitectura tuviera lugar aquí”.
Un realismo socialista más neutral
Habiendo adquirido la experiencia de la vanguardia, los arquitectos checoslovacos se negaban a diseñar exclusivamente edificios de estilo de realismo socialista puro. Más bien trataron de crear un concepto nacional de esta arquitectura. Una importante influencia la encontraron en la arquitectura popular de Bohemia del Sur, prosigue Vorlík.“Trataron de crear un estilo no exclusivamente checo o eslovaco, sino eslavo. Buscaron motivos que no simpatizaran exclusivamente con el régimen comunista, sino que se refirieran al campo, al obrero o al labrador. Estos motivos aparecían en los esgrafiados y en los medallones de cerámica situados en las entradas de los edificios. El realismo socialista en nuestro país tenía una forma más neutral, no tan determinada como en la Unión Soviética o en Polonia”.
Jalta, una joya arquitectónica con un refugio antiatómico
Una de las muestras más emblemáticas de este nuevo estilo nacional es el edificio del hotel Jalta, situado en la parte superior de la Plaza de Venceslao, en el centro de Praga. La obra de siete pisos fue construida en los años cincuenta del siglo XX en el lugar dejado por una casa que había sido destruida por un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. En la fachada frontal del edificio del hotel se alzan cuatro grupos escultóricos que representan escenas de la vida de campesinos. Petr Vorlík nos comenta más detalles sobre su arquitecturc/praha/restaurace_expo_58a.“Se nota que fue construido en los años cincuenta, pero los elementos del realismo socialista no se reflejan demasiado. El edificio está cubierto de travertino con una decoración ornamenta,l y cuenta con unos hermosos detalles y materiales exclusivos. Pertenece a su época, pero desde luego no sigue el estilo de la Unión Soviética”.
c/praha/restaurace_expo_58 En su época, Jalta representaba el hotel más lujoso de la capital checa, destinado principalmente a la élite política soviética. La construcción del edificio supuso unos enormes gastos que hoy día equivaldrían a aproximadamente 28 millones de euros. En 1991 fue declarado monumento nacional protegido y se encuentra asimismo en la lista del Patrimonio Cultural de la UNESCO.El subterráneo del hotel guarda un refugio nuclear que habría servido durante la Guerra Fría como centro del Estado Mayor del Pacto de Varsovia, en caso de que hubiera surgido un conflicto bélico. Los actuales propietarios del hotel convirtieron el refugio en el Museo de la Guerra Fría, que explica al público las circunstancias históricas, y muestra también el sistema de escucha telefónica con el que la Policía Secreta Comunista supuestamente escuchaba a escondidas a los huéspedes occidentales.
El sueño de un pastelero loco
Una de las máximas muestras de la arquitectura del realismo socialista en el territorio checo es el Hotel International. La monumental torre de 16 pisos y 85 metros de altura iba a ser construida originalmente en el centro de Praga, pero al final fue levantada en el barrio de Dejvice. El hotel, llamado originalmente Fraternidad (Družba), estaba destinado también a la clientela de las filas de altos funcionarios soviéticos.Por su majestuosa arquitectura se la apodaba irónicamente “el sueño de un pastelero loco”. Petr Vorlík revela más detalles sobre su estilo arquitectónico.
“Su forma está inspirada en las torres soviéticas de Rusia y Polonia, pero al enfocarnos en los detalles podemos observar más motivos del campo y del trabajo. Refleja asimismo la arquitectura popular checa y de Bohemia del Sur. Las obras de arte que se encuentran dentro del edificio enfatizan sobre todo la belleza de los materiales utilizados, detalles ornamentales y motivos de uva y vendimia”.
El edificio del Hotel International combina materiales pomposos con las artes plásticas. Su arquitectura enlaza con una tendencia que era popular en Checoslovaquia en los años treinta del siglo XX, según afirma Veronika Vicherková de la Universidad Tecnológica de Praga.“Su decoración de artes plásticas se relaciona con el trabajo del profesor František Kysela de la Academia de Artes, Arquitectura y Diseño de Praga. Es el autor del estandarte presidencial checo, una derivación del cual se usa hasta la actualidad. En el mismo estilo se diseñaron también los primeros billetes checoslovacos e idénticos elementos se utilizaban también tras la llegada del comunismo en 1948, complementados con una retórica ideológica socialista. La tradición no fue interrumpida, los arquitectos tenían con qué enlazar”.
En 1957, los funcionarios abandonaron la idea original de destinar el hotel exclusivamente a los funcionarios soviéticos, y abrieron sus puertas también para los turistas en general. En aquel entonces era el hotel con mayor capacidad de alojamiento del territorio checoslovaco. Entonces cambió su nombre a Hotel International, bajo el que sigue conocido hasta la actualidad.
El éxito checoslovaco en la feria mundial Expo 1958
Una ola de nuevas tendencias arquitectónicas llegó a Checoslovaquia tras la Exposición Universal de Bruselas de 1958. El pabellón checoslovaco cosechó un enorme éxito, consiguiendo el mayor número de galardones, incluido el principal. El jurado no apreció solamente las tecnologías utilizadas en la construcción del armazón de acero combinado con elementos de cristal y plástico, sino también su interior decorado con originales piezas de mobiliario y obras de arte.Las infinitas colas que se formaban en frente del pabellón daban testimonio de que nadie quería perderse esta “maravilla checoslovaca”, apunta Petr Vorlík.
“El pabellón checoslovaco en Bruselas celebró un gran éxito, su fusión de las artes plásticas con los espectáculos de teatro multimedia de Laterna Magika se apreciaron como algo hermoso, artístico y optimista. En el mundo occidental se daba entonces una tendencia hacia la alegría, la renovación de la vida cotidiana y, a su manera, también al consumo. Este éxito señalaba a los checoslovacos que se iban por buen camino. El tema de la muestra fue 'Un Día en Checoslovaquia'. Se dice que en Bruselas se expusieron artefactos de arte y muebles que no estaban disponibles en el mercado checoslovaco. Como se despertó una ola de interés a nivel internacional, finalmente empezaron a fabricarse”.
El Gobierno checoslovaco decidió que ambos edificios del célebre pabellón fueran trasladados desde Bruselas a Praga. El primero fue levantado en el recinto ferial de la Reserva Real (Královská obora) en Holešovice, y otro en el Jardín de Letná (Letenské sady), complementando así el panorama de la ciudad.Los edificios no tuvieron buena suerte; mientras que el primero acabó en llamas, el segundo se deterioró por descuido. En 2000 fue restaurado y convertido en un edificio de oficinas.
El éxito en la exposición mundial representó para los checoslovacos el presagio de una mayor apertura del régimen a las tendencias occidentales, sobre cuyo reflejo en la arquitectura checoslovaca hablaremos en la próxima edición de este programa.