Se ha triplicado el número de españoles que trabajan en Chequia

Foto ilustrativa: Ondřej Tomšů

Cada vez más personas que vienen de los países del sur de Europa quieren trabajar en Chequia. El número de españoles se ha triplicado en los últimos diez años.

Foto ilustrativa: Ondřej Tomšů

Chequia se orgullece de tener la tasa de desempleo más baja de la Unión Europea. Durante los meses de primavera llegó a un 3% de la población activa. Eso significa que muchas de las empresas tienen que enfrentar dificultades serias a la hora de buscar nuevo personal.

Al mismo tiempo, en los países del sur de Europa el problema es exactamente el contrario. A Grecia, donde se encuentra en paro el 20% de la población, la siguen España e Italia.

María: En España tenía un trabajo bastante precario. De esto cambiaba de empleo cada tres meses...

Las dos tendencias tienen como resultado el creciente número de personas del sur de Europa que vienen a trabajar a Chequia. En su mayoría se trata de personal cualificado de las empresas multinacionales. Sin embargo, grandes cantidades de personas buscan trabajo también por ejemplo en los centros de atención al cliente de países donde se habla su lengua.

Eva es una joven española que vino a Praga unos años atrás para trabajar como “proyect manager” en una de las multinacionales radicadas en Praga. Entre los factores que jugaron a favor de venir a Chequia menciona la seguridad y la estabilidad económica. Según las estadísticas, la República Checa es el séptimo país más seguro del mundo.

“En principio tenía diversas oportunidades, pero Chequia está en el centro de Europa, entonces por movilidad hacia mi país era uno de los países más convenientes. Después es un país que te ofrece todo, seguridad, estabilidad económica… tenía posibilidad de moverme por toda la región. En fin, es un país en el centro de Europa muy cómodo para vivir”.

El caso de María, que también trabaja en una multinacional, fue diferente, ya que no sabía mucha cosa sobre la República Checa y lo concebía más bien como una aventura. Y por supuesto su papel tuvo también la situación en el mercado de trabajo español.

Eva: El checo es una lengua completamente diferente a las que yo hablo, pero al menos tiene una estructura similar al alemán, me ayudó un poco a entenderlo....

“En España tenía un trabajo bastante precario. De esto cambiaba de empleo cada tres meses. Y me contactaron a través de Infojobs para venir a trabajar aquí. Y no me lo pensé mucho, la verdad que no conocía ni la empresa. Había estado en Praga, pero nunca había pensado…. Y sin embargo cuando salió esto, dijo adelante. Me habían contado que aquí hay buen trabajo, buenas condiciones, el país me gustaba. Era una aventura”.

A pesar de los buenos índices de vida en Chequia, la realidad de cada persona después de llegar a un país extranjero puede ser bastante diferente. María nos cuenta, que al principio lo pasaba genial.

“De principio me gustó muchísimo, porque cuando uno llega, lo primero que hace es conocer un montón de gente joven en la misma situación y es todo disfrutar del país. Uno sale mucho de fiesta, sale a comer continuamente. Todo es divertido. Al principio fue solo cosas buenas. Por lo menos para mí fue así”.

Mientras que María destaca sobre todo lo bueno de sus primeros meses en Chequia, el caso de Eva confirma que el ambiente laboral puede influir los comienzos en un país nuevo de una manera muy notable.

Foto ilustrativa: Lenka Žižková,
“Bueno, tuve de todo. Por supuesto la belleza de la ciudad y en principio cuatro años atrás la economía se estaba desarrollando y estaba creciendo mucho. Había buenos precios en comparación con otras ciudades. Vivir en Praga es muy económico. Impresiones negativas, pues también, claro. Todo se hace más difícil cuando vienes a un país nuevo. No conoces la lengua, no conoces la manera de pensar y cómo está todo organizado y entonces una mano de ayuda por parte de los locales es casi esencial para tu inmersión en el país de forma rápida y poco dramática y eso aquí yo no lo tuve. No tenía la sensación de ser apoyada, ni por parte de los compañeros de trabajo, ni por nadie”.

Sin embargo, también María añade que después de algún tiempo, cuando a uno se le tranquiliza la vida y viene la rutina diaria, uno se da cuenta rápidamente que sumergiéndose en lo cotidiano de un país extranjero puede resultar en choques culturales.

“Con el tiempo me di cuenta de que vivir fuera del propio país es complicado, que existen los choques culturales y que en la República Checa, por el tema del idioma, es muy difícil integrarse. Intenté aprender checo, pero es bastante difícil, y no es fácil tener un nivel como para hablar con cualquiera en la calle… Y eso es yo creo que el mayor problema que he tenido”.

El tema de la lengua checa suele ser un tema complicado para la gran mayoría de extranjeros que vienen a vivir en Chequia. En realidad, los únicos que no enfrentan dificultades serias a la hora de aprender checo son personas que vienen de los países vecinos, como Eslovaquia, o de los países cuya lengua viene de la misma familia, como es el caso de Ucrania o de Rusia.

Para Eva el idioma fue algo que la sorprendió, ya que hasta entonces no había tenido problemas en aprender un idioma extranjero en ninguno de los países donde había vivido. Sin embargo, eso no ocurrió cuando intentó aprender el checo.

Eva: El transporte público aquí es una pasada. No he visto un transporte público como este, ni en Alemania, ni en Corea del Sur. Este es el mejor que yo he visto. ....

“Yo lo considero… que cuando uno llega al país nuevo, aprender la lengua es una cuestión de respeto para la sociedad en la que estás y que te recibe. Así que empecé el primer año, a pesar de la dificultad de trabajo y de tantas responsabilidades nuevas, que era superior de lo a que estaba acostumbrada, empecé un curso intensivo de checo. El checo es una lengua completamente diferente a las que yo hablo, pero al menos tiene una estructura similar al alemán, me ayudó un poco a entenderlo. Lo que pasa es que mi experiencia vital aquí en la ciudad me hizo comprender que de hecho no iba a poder hablar con checos ni en checo ni en chino, porque la lengua… se necesitan varios años para aprenderla bien, para eso tienes que practicar y yo no tenía oportunidades de practicar aquí”.

Hablando de lo que un extranjero echa de menos en su país de recepción, a las dos españolas que entrevistamos se les ocurren de inmediato las personas queridas, pero también el mar o la luz.

“Obviamente todas las personas, pero de las cosas que echo de menos, para empezar el mar. Las personas que venimos de una ciudad del mar echamos de menos el mar, aunque tengamos un hermosísimo río que nos ayuda mucho, pero no es lo mismo. Esta es la primera cosa. Y después la luz. Me falta mucha luz aquí. Aunque he vivido en muchos países, Alemania por ejemplo, el gris que tiene el invierno checo es muy potente”.

María añadió en la lista también la comida española.

Foto ilustrativa: Lenka Žižková
“Aunque aquí hay restaurantes españoles, no suelo ir por ellos, y cuando he tenido platos en los restaurantes españoles no tenían nada que ver con lo de mi país”. Sin embargo, las dos españolas confirman que Chequia tiene su encanto y vivir aquí tiene sus beneficios específicos. Entre ellos la naturaleza bonita y al alcance con el transporte público, afirma Eva.

“A mí me gusta mucho el silencio. Aquí la gente es silenciosa, aunque hablen, aunque tengan su vida normal, son respetuosos, no chillan, no disturban. Eso lo amo, el respeto y el silencio, en España yo no he visto ningún sitio donde exista. El transporte público aquí es una pasada. No he visto un transporte público como este, ni en Alemania, ni en Corea del Sur. Este es el mejor que yo he visto. La naturaleza, el amor por los animales y por la naturaleza es una cosa que también aprecio muchísimo. Aquí existe donde mires”.

Es verdad que la puntualidad del transporte público, sobre todo en la capital, se ha vuelto mítica. Y a pesar de que María dice echar de menos la cocina española, ha destacado la cerveza checa y algunos de los platos típicos que gozan de popularidad en este país.

“En Chequia hay montón de cosas que me gustan y que en España no existen. Empezando por el tema de la bebida, me gusta mucho la cerveza negra, la Kozel. Creo que en España jamás la he visto, ni siquiera en tiendas de importación, que seguro que hay en algún lado. Me gusta mucho el queso frito, el queso marinado. Del país me gusta que es precioso, que se puede viajar a cualquier lado del país en muy poco tiempo, y muy barato, los trenes aquí y el transporte es muy económico y de buena calidad, es puntual normalmente. Y bueno el hecho de que haya trabajo… esto en mi país prácticamente no existe. Ahora vamos mejorando, pero hemos pasado por tiempos complicados”.

Foto ilustrativa: Lenka Žižková,  Radio Prague International
En fin, vivir en Chequia tiene sus pros y sus contras. Sin embargo, para las empresas checas es más fácil contratar a una persona de la Unión Europea que a un trabajador de Ucrania o Mongolia. A pesar de que el Gobierno checo hace esfuerzos para facilitar el proceso, los empresarios tienen que esperar los trabajadores aproximadamente seis meses.

Por tanto el creciente interés de las personas del sur de Europa conviene a las empresas checas. Según las estadísticas, la capital checa es el destino más buscado de los habitantes de países del sur europeo. Un papel importante tienen las recomendaciones de amigos que ya hayan trabajado aquí.

Otro aspecto que aumenta el interés de los extranjeros es la creciente popularidad de Chequia, que fue elegida el año pasado como el mejor país para los expatriados. En la encuesta de la compañía Expat Insider participaron en total 2,8 millones de personas que viven en el extranjero.

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