Karel Kramář, uno de los primeros hombres de la joven Checoslovaquia
El nombre del primer ministro checoslovaco, Karel Kramář, resonaba en su época a lo largo del globo. Su tormentosa vida política será el tema de los siguientes minutos.
“No me esperaba que yo, que me había escapado de la horca austrohúngara, fuera uno de los primeros a los que dispararan”. Con estas palabras ofreció el experimentado político Karel Kramář un resumen de su carrera profesional.
Nacido como hijo de un constructor adinerado, Kramář no tuvo dificultades para estudiar en universidades en Praga, Berlin, París y Viena, obteniendo una valiosa experiencia para su futura carrera política.Durante la Primera Guerra Mundial, Kramář se incorporó a la organización Maffie, un órgano de resistencia contra el Imperio Austrohúngaro bajo cuyo dominio se encontraban las Tierras Checas.
En 1915, Kramář fue detenido y condenado a muerte por alta traición y espionaje. La sentencia se debió a sus actividades vinculadas con la organización de “Encuentros Paneslavos”, cuyo objetivo fue lograr la cooperación de todas las naciones eslavas y reconciliar de esta forma a los rusos con los polacos, los serbios con los búlgaros, además de acercar políticamente a Rusia y al Imperio Austrohúngaro.
La carrera del futuro primer Presidente del Gobierno checoslovaco fue salvada dos años después de su detención, gracias a la amnistía del Emperador Carlos I de Habsburgo, con la que el monarca pretendía “abrir el camino del perdón y cubrir los deslices de los condenados con un velo de olvido”.
Refinado y vanidoso
Tras la derrota del Imperio Austrohúngaro en el conflicto bélico y el surgimiento de Checoslovaquia en 1918, Karel Kramář fue elegido jefe del Gobierno del nuevo estado. Según afirmó la historiadora Martina Lustigová para la Radiodifusión eseca, el Gobierno tenía al frente a un hombre distinguido y refinado cuyo comportamiento podría inspirar a muchos políticos actuales.“Podrían aprender algo de su distinción, así como de su capacidad de cautivar al público con sus excelentes discursos, los cuales hasta sus oponentes escuchaban con interés. Además, Kramář recibía a sus adversarios con calma y llevaba los debates con entusiasmo”.
Por su parte, la personalidad del primer jefe del Gobierno checoslovaco se caracterizaba también por una dosis de vanidad que se refleja en una anécdota, cuenta Lustigová.
“En una ocasión, un grupo de mujeres partidarias del Partido Nacionaldemócrata acudieron a Kramář con la solicitud de que incluyera a más mujeres en la lista de candidatos para recibir más votos femeninos. La reacción de Kramář fue la siguiente: queridas señoras, la razón por la cual las mujeres votan por el Partido Nacionaldemócrata soy yo”.
Controversia por simpatías hacia Rusia
Karel Kramář causaba polémica por sus simpatías hacia Rusia, las mismas que mostró, entre otras ocasiones, en uno de los importantes encuentros políticos internacionales, prosigue Martina Lustigová.
“Como primer ministro, Kramář participó en enero de 1919 en la Conferencia de Paz en París. Además de hablar sobre las cuestiones checoslovacas, prestó una especial atención a la situación política en Rusia, tratando de convencer a las potencias europeas para que intervinieran con armas para derrocar a los bolcheviques del Gobierno. El público checoslovaco veía a Kramář en ese momento como a alguien que quiere involucrar a su pueblo en otro conflicto bélico, en el que no se lucharía por sus intereses sino por los de Rusia”.Kramář discrepó sobre la orientación política del nuevo Estado también con su primer presidente, Tomáš Garrigue Masaryk, quien fue en el pasado su profesor en la universidad. Mientras que para Kramář el país aliado era Rusia, Masaryk buscaba apoyo en Occidente.
Kramář tuvo un pleito asimismo con el ministro de Relaciones Exteriores, Edvard Beneš, quien sería más tarde el segundo presidente de Checoslovaquia. Beneš no estaba de acuerdo con las palabras proféticas de Kramář, en las que afirmaba la imposibilidad de conservar la paz en Europa sin una Rusia libre y democrática.
El primer atentado político en Checoslovaquia
Karel Kramář se convirtió por sus opiniones en el objetivo del primer atentado que fue realizado en Checoslovaquia por motivos políticos. El joven comunista Alois Šťastný trató varias veces sin éxito conseguir una cita oficial con Kramář, hasta que el 9 de enero de 1919 entró en el Castillo de Praga disparando al primer ministro directamente en el pecho.
Kramář salió ileso; la bala rebotó en el estuche de quevedos y en la cartera de cuero duro que el político llevaba en su bolsillo. Según confesó el agresor, con el atentado quería impedir que Kramář negociara sobre la intervención en Rusia y dejara de ridiculizar a los bolcheviques.
El amor prohibido
Hubo voces críticas que conectaban la inclinación de Kramář hacia Rusia con su esposa, que procedía de ese país. El político vivió con ella una aventura amorosa que hoy día arrasaría en la prensa amarilla. Kramář conoció a Nadehzda Nikolayeva Abrikosova en 1890 durante sus estudios en Rusia como una mujer casada con hijos, aproxima la historiadora.
“Hasta se puede decir que Kramář se coló dentro de la familia de Nadezhna, intentando ser amigo de sus miembros hasta que su esposo Alexey Abrikosov se dio cuenta de su juego y reveló su interés verdadero”.Finalmente, Nadezhda abandonó a su familia para compartir la vida con Kramář. No obstante, la Iglesia ortodoxa permitía el divorcio solamente en caso de que uno de los cónyuges rompiera la promesa matrimonial, pero el culpable no podía contraer otro matrimonio. Después de años de espera, Nadehzda se enteró de que su esposo tenía varios hijos ilegítimos, lo que le permitió volver a pedir el divorcio, esta vez con éxito.
Su boda con Karel Kramář se celebró en 1900 en Crimea. Como legado de su amor se han conservado numerosas residencias lujosas. La más conocida es la Villa de Kramář (Kramářova vila), situada en la planicie de Letná, cerca del Castillo de Praga.
Esta joya arquitectónica presume de 56 habitaciones, extensos jardines y unas espléndidas vistas a la capital checa. Actualmente, sirve como residencia oficial de los jefes del Gobierno de la República Checa. El matrimonio de los Kramář perduró hasta el final de sus vidas. Nadehzda falleció en 1936 y su esposo la siguió a mejor vida seis meses después.