Restos arqueológicos de Vyšehrad revelan una inmensa iglesia que nunca se terminó de construir
Se han publicado los resultados de un estudio arqueológico realizado en la colina de Vyšehrad, que demuestran que entre los siglos X y XI comenzó aquí la construcción de una iglesia que nunca se terminó.
Lo primero que llama la atención desde la lejanía son las imponentes torres de la iglesia de san Pedro y san Pablo, uno de los principales templos de Praga. Sin embargo, según los últimos estudios arqueológicos de la zona, otra gran iglesia podría haberse llevado todo el protagonismo si hubiera llegado a construirse.
En las cercanías del templo actual, se han encontrado los cimientos de una iglesia que nunca se terminó y que, además de tener un estilo muy peculiar, se habría convertido en la más grande de las tierras eslavas occidentales, como indica para Radio Praga Internacional Ladislav Varadzin, arqueólogo y egiptólogo del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias checa.
“Imagínese una planta cuadricular, de la que sobresalen unas prominencias semicirculares en sus lados norte, este y sur. Es decir, tiene tres ábsides. Son restos de algún punto alrededor del año 1000, lo que lo convierte en un ejemplo inusual de arquitectura checa para esa época. Era un estilo conocido en otros lugares como Hungría y Francia, pero la mayoría de los hallazgos similares se dieron en el Mediterráneo. Es como si este tipo de iglesia nos mostrara que hubo contactos con otras regiones. Otra curiosidad es su tamaño, 300 metros cuadrados, lo que la hubiera convertido en el templo más grande de su época dentro de las tierras de los eslavos occidentales”.
Se estima que la construcción se inició entre los años 950 y 1050, y para los arqueólogos es un misterio cómo un proyecto tan ambicioso no dejó información escrita sobre sus promotores y sobre los arquitectos encargados de la tarea, apunta Varadzin.“Solo se construyeron los cimientos, y estos se cubrieron con una capa de argamasa con la intención de seguir con la construcción. Pero nuestro estudio ha mostrado que la construcción no continuó. Por un lado, es triste, pero también muy interesante. A pesar de lo ambicioso del proyecto, pasó algo que no sabemos que provocó que no se terminase. El gobernante que mandó construirla cambió de opinión. O quizás un gobernante murió y llegó otro que no estaba interesado en el proyecto. Estos restos indican algún acontecimiento de los inicios del Estado checo”.
Además de estudiar los cimientos de esa iglesia que nunca llegó a ser, los investigadores se pusieron manos a la obra con otros restos encontrados anteriormente pero que nunca llegaron a analizarse profundamente. Para su sorpresa, descubrieron que en la zona había un taller de orfebrería.“Durante mucho tiempo, estos restos no habían sido analizados. Pero nosotros descubrimos que en unas viejas cajas había unos trozos de cerámica, ya en muy mal estado, que habían estado expuestos a las altas temperaturas a las que se trabaja con metales. Había restos de metales adheridos a la superficie de la cerámica, principalmente plata, pero también oro y otros tipos”.
Estos trabajos con metales preciosos y el tamaño de la iglesia que se pretendía alzar en la colina, confirman la idea de los historiadores de que Vyšehrad tenía un papel relevante en esa época, según señala Varadzin. No obstante, en esa época el centro de poder ya correspondía al área del actual Castillo de Praga.
“A unos dos metros bajo la superficie hemos encontrado los restos de ese taller de orfebrería, que ocupó sin duda un espacio mucho mayor. Pudimos encontrar los hornos donde se trabajaba el metal. También oro y otros trozos de cerámica que contenían plata y otros metales. Lo interesante es que nuevamente son de en torno al año 1000. Tenemos, por lo tanto, dos grandes descubrimientos: la iglesia y el trabajo de metales preciosos, que demuestran que Vyšehrad tenía una posición importante en esa época”.Este 2020 se cumplen 950 años de la fundación del Capítulo de Vyšehrad por el rey Bratislao II de Bohemia. Con esta maniobra, el rey pretendía crear una sede religiosa que respondiera directamente ante el papa, con lo que podía evitar la influencia de su hermano Jaromir, obispo de Praga.
Si la actual pandemia de coronavirus no lo impide, en agosto está programada una conferencia internacional en Praga dedicada a las residencias de los monarcas en Europa. Y en concreto Vyšehrad fue temporalmente la residencia del rey Bratislao II.