Miloslav Stingl: el cacique del pueblo kikapú que dio catorce vueltas almundo

Miloslav Stingl, foto: Jana Myslivečková, ČRo

Murió Miloslav Stingl, uno de los etnógrafos checos más importantes. El viajero emprendió 81 aventuras, visitó más de 150 países, conversó en 17 idiomas y se convirtió en el escritor checo más publicado.

Miloslav Stingl,  foto: Jana Myslivečková,  ČRo

Miloslav Stingl, viajero, escritor y etnógrafo checo, demostró ya de joven un gran interés por la literatura y la geografía. Por mucho tiempo no supo cómo conciliar estas dos pasiones, pero terminó lográndolo, con 150 países visitados y 17 millones de libros vendidos.

Miloslav Stingl,  foto: archivo de  Miloslav Stingl
Entre sus regiones predilectas estaban Oceanía y América Latina. Sus viajes inspiraron más de 40 títulos de apuntes y observaciones etnográficas sobre diferentes pueblos del mundo. Sus libros a su vez sirvieron de inspiración para documentales de televisión y le permitieron financiar sus viajes en épocas cuando recorrer el mundo era mucho más difícil que hoy.

Stingl vivió por periodos prolongados en Hawái, con los maorís en Australia o con el pueblo kikapú. Los miembros de esta tribu le otorgaron el título de cacique honorario y le dieron el nombre Okima, “El que lidera”. En una entrevista para la Radio Checa Stingl confirmó que se trataba del reconocimiento que más valoraba.

“En mi vida he recibido varios honores y premios, pero este es excepcional. Es el premio que más aprecio, porque me lo regalaron los indios desde el fondo de su corazón. No hay mayor prueba de amistad que cuando una tribu india del otro lado del planeta lo elige a uno como su cacique”.

En su labor etnográfica se centró principalmente en la historia y cultura maya, los inuit y las poblaciones indígenas de Polinesia. Stingl consideró como su mayor logro la expedición a Cuba que él mismo impulsó en los años sesenta y que terminó encontrando en las montañas una tribu de indios en Yateras que no habían sido descubiertos.

En una entrevista para la Radio Checa contó que lo más importante que había aprendido en sus viajes, además de los conocimientos científicos, fue que las personas, en su esencia, son buenas.

Miloslav Stingl  (a la izquierda),  foto: archivo personal de Miloslav Stingl
“Queda en mí el enorme entendimiento de que la gente en todo el mundo es buena. Yo no viajaba para ver montañas o ríos, yo viajaba para conocer a personas. Y eso es lo que he aprendido, que las personas son bondadosas. Da igual si son blancas o negras, musulmanas, judías o católicas. Los hawaianos indígenas tienen un dicho que es “encima de todas las naciones está la humanidad” y a mí me gusta, me identifico con la idea”.

Stingl nació el 19 de diciembre de 1930 en Bílina. Estudió derecho internacional y etnografía y trabajó varios años para la Academia de Ciencias checa. A lo largo de su vida colaboró con instituciones científicas y universidades en Estados Unidos o Cuba.

Stingl se definía como una persona apolítica y a pesar de la presión del régimen comunista, nunca entró en su partido. A pesar de haber recibido numerosas ofertas, y haber pasado más de 20 años viajando, Stingl tampoco consideró emigrar. A pesar de todo, Chequia, o anteriormente Checoslovaquia, seguía siendo para él el lugar más bonito de todos y el único donde quiso vivir.

En los últimos años, los problemas de salud le impidieron continuar con sus expediciones, pero se dedicó con entusiasmo a dar conferencias y lecturas públicas de los muchos libros que escribió.

Miloslav Stingl falleció tras una larga enfermedad este lunes 11 de mayo a la edad de 89 años.

Autor: Romana Marksová
palabra clave:
audio