Checos de todo el mundo se reunen en Dobruska para volver a sus raíces
Hace muy pocos días que la escuela de verano de Dobruska ha cerrado sus puertas. Por cuarto año consecutivo, esta pequeña ciudad, situada al Este de Bohemia, se ha convertido en punto de encuentro de multitud de descendientes de checos emigrados de todas las edades y de todos los países del mundo, que vuelven deseosos de encontrar sus raíces culturales y lingüísticas. Atrás queda una experiencia única y las ganas de volver otro verano.
"Yo soy Vera Kreclová y vivo en Uruguay hace 50 años, de aquí escapamos nuestra familia en el año 48. Yo soy médico, soy psiquiatra, psicoterapeuta y actualmente vivo en Montevideo y soy la presidenta de la Asociación Uruguaya de Amigos de la República Checa".
Pero usted, ¿nació aquí en la República Checa?
"Si, yo nací aquí, muy cerquita en Náchod y viví aquí hasta mis once años en Cervený Kostelec".
¿Qué idea le atrajo para volver a la República Checa?
"Bueno, en primer lugar mis raíces pero, además de eso tengo responsabilidades, soy la Presidenta de la Asociación Uruguaya como dije, estoy enseñando el checo allí a las personas que van, uruguayos y checos. Y bueno, este lugar es realmente muy atractivo, y es lindo volver a las raíces de uno y poderlo transmitir".
Y ¿qué opina usted de la comunidad de checos, expatriados de alguna forma, que se ha juntado aquí otra vez, gente de todo tipo, edades, nacionalidades?
"Me parece fantástico porque es una manera, no sólo de unir a las naciones para que no haya guerras sino que, también, es unir a la juventud con los mayores y poder intercambiar con todos los países que aquí hay, que es increíble la cantidad de países que hay, las diferentes costumbres y tratar que las distancias y las diferencias no trasciendan en otro tipo de problemas".
Usted a sus hijos les inculcará las costumbres checas..
"Bueno no tanto. Lo que pasa es que, como nosotros nos fuimos de aquí pensando que nunca más volveríamos, nos integramos muy bien en el Uruguay, que es un país que acepta muy bien a los inmigrantes, gente muy amable y que realmente absorbe a los extranjeros, de modo que, si bien algunas costumbres se conservaron, se mezclaron mucho con las uruguayas, inclusive, como toda mi vida estudié mucho, mis hijos me reprochan que no les haya enseñado mucho checo. Aquí mismo está una de mis hijas, que está tratando de aprender el checo y mi hijo seguramente también querría venir".¿Por qué recomienda usted este curso de verano?
"La excelente organización, el excelente lugar, la dedicación. Es un lugar muy lindo y creo que también es muy bueno que tenga como un lugar chico de aprendizaje, cosa que se forme bien el grupo. Me parece que es muy buena las idea de hacerlo en un centro algo apartado de Praga porque sería más difícil. Por supuesto que es mucho más difícil aprender un idioma como me tocó a mí, aprender el español bruscamente y rápidamente para poder integrarme. Pero esta integración, este vivir en el lugar, implica realmente un excelente aprendizaje del idioma, además los profesores son excelentes y, bueno, ni que hablar de la directora que tiene a su cargo 80 personas y la organización de todo para que marche bien. Realmente creo que es una excelente idea esta de reunir a checos de todo el mundo para juntarnos, no solo checos sino, cada checo que viene de una parte del mundo trae otra parte del mundo".
También, tuvimos la oportunidad de charlar con Alexandra Alavedra Dujoslavo, una joven española cuya madre de origen checo, le ha contagiado el gusanillo de éste idioma."Soy de Barcelona, España y he venido este mes aquí a aprender checo, sobretodo a escribir y leer, que me cuesta muchísimo".
Nos contabas que tu madre es checa, ¿te ha contado cosas interesantes de la República checa?
"Si, desde pequeña me ha estado hablando checo, y ahora, cinco años atrás empecé a hablarlo yo también a prenderlo y aquí estoy, me dijeron que había un cursillo, que era todo un mes y que estaríamos continuamente hablando checo, tendríamos 6 horas diarias de clase, aprenderíamos a escribir gramática y todo ésto bueno, ha ayudado mucho".
Sabemos que hay unas becas que otorgan a 60 o 70 personas..
"Sí, una de ellas me toco, con mucha suerte. Me lo dijeron y me puse a saltar y que suerte que me tocase".
Bueno, ¿qué tal el curso, vas aprendiendo cosas nuevas, que tal con los compañeros?
"Aprender muchísimo, porque no paro de oír el checo. Llegué la primera semana, que no me acordaba de nada, palabras me costaba mucho encontrarlas y ahora como, tengo una amiga que sabe muchísimo checo, y con ella continuamente hablamos y me ha enseñado un montón de cosas. En las clases también muchísimo y la gente de aquí muy simpática, mucho".
Porque estáis con gente de todo tipo de nacionalidades, edades diferentes...
"Si si, no somos todos de la misma edad pero con todos nos entendemos muy bien. Hasta hay gente que no habla el checo muy bien así que practicamos un poco el inglés, pero sobretodo eso, el checo".
Entonces, encantada de estar por aquí supongo
"Encantadísima de estar aquí y ha pasado volando. Bueno, tenemos otros años y tenemos teléfonos para seguir hablando en checo".O sea que imagino que con ganas de regresar otro año...
"Seguro, seguro, con muchas ganas".
Parecido es el caso de Ximena Pinzón, una chica de Colombia que comenzó a conocer la República Checa gracias a su abuela:
"Soy Ximena Pinzón y vengo de Colombia. Mi abuela era checa y siempre me ha interesado la cultura checa y el idioma, es complicado, pero ahí vamos".
¿Qué te contaba tu abuela?
"Que es un país hermoso, la literatura checa también, las canciones. Bueno, Praga, por supuesto".
Bueno, y ahora que estás aquí, ¿qué tal la experiencia del idioma y en general, la gente que te parece?
"Bueno, la gente muy amable. El idioma un poco complicado, la gramática, las declinaciones son bastante difíciles pero me ha parecido un país muy bonito".
¿Qué es lo mejor de estar aquí?
"El intercambio cultural con gentes de todas partes del mundo y conocer la cultura checa, es muy interesante".¿Qué te ha aportado la gente de diferentes países?
"Pues he aprendido mucho. Imagínate, hay 70 países más o menos. El intercambio cultural, las diferentes costumbres de la gente, es muy interesante".
¿Cuántos hispanohablantes hay en este curso?
"Me parece que hay una venezolana, un mexicano, una chilena, unos uruguayos, yo de Colombia...Pero me ha sorprendido que bastante gente habla español".
¿Te gustaría regresar al año que viene a repetir la experiencia?
"Claro que si, lo recomiendo 100 por ciento".
Por las venas de Flora González no corre sangre checa, pero el estar casada durante muchos años con un checo, le ha hecho apreciar este país como el suyo propio.
"Yo soy Flora González Villablanca, vengo de Chile, soy profesora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación en Chile. Estoy aquí porque mi esposo era checo, ahora soy viuda. Me encanta este país, lo encuentro lo más lindo que hay. He venido varias veces, en Dobruska es la primera vez que estoy y tengo interés en aprender el checo porque tengo familia acá y la frecuento cada dos o tres años".
¿Qué le parece a usted esta comunidad de checos que se ha formado aquí?
"Me encanta porque así se le da a conocer al mundo entero, internacionalmente, la rica cultura que tiene la República Checa. Sus tradiciones de castillos de museos que es increíble, incomparable. Me ha tocado viajar a varias partes y nunca he visto la riqueza cultural que tienen acá".
-Y, ¿qué tal se le da a usted el checo, cómo lo lleva, ha aprendido cosillas ya?
"Siii, he aprendido bastante, bastante y me gusta aunque, le vuelvo a repetir, es muy difícil pero creo que con el tiempo, trataremos de entenderlo mejor".
Distinto que es el caso de Ricardo Castillo, un mexicano de Ciudad Juarez que, a pesar de no tener ninguna relación familiar que le ligue a este país, se siente muy atraído por todo lo que tenga que ver con su cultura.
"Bueno, hace como siete años hice mi primera visita aquí a la República Checa y me encantó y pospuse mi regreso hasta apenas esta vez que pude venir, porque quiero aprender el idioma para, quizás, a lo mejor, estudiar un semestre o un año de mi carrera aquí".
¿Qué carrera estudias?
"Diseño Gráfico".
Pero ¿te gusta este país, digamos que, te ha enganchado en algún aspecto?
"Me gusta desde su cultura, sus historias, su arquitectura, hasta la belleza eslava de la mujer -risas-. Eso si, hay muchas actividades y nos llevan y conocemos cosas que, por ejemplo allí en Praga no lo hacen o va uno a los lugares más comunes como el Castillo o el Cementerio y todo eso".
¿Recomiendas la experiencia a otra gente que se esté pensando venir el verano que viene aquí a estudiar checo?
"Sí sí la recomiendo y no nada más este curso sino otros cursos intensivos, creo que hay en Podebrady y en Praga. De cualquier forma, si no aprenden mucho checo, se familiarizan con él, pero aparte, van a conocer mucho la cultura y eso los va a atrapar y los va a hacer que en el futuro hagan más por aprender el idioma".