El idioma checo en el Banato serbio, en peligro de desaparición
La minoría checa que aún vive en la región del Banato serbio todavía conserva el idioma de sus ancestros, pero de acuerdo con los docentes responsables, se halla en un proceso lento de desaparición. Cada vez son menos los niños que crecen con el checo como primera lengua.
La historia comenzó cuando la zona quedó parcialmente despoblada debido a las guerras austro-turcas de entre los siglos XVIII y XIX. Se hizo necesario traer colonos de otras zonas del Imperio Austrohúngaro, entre ellos numerosos checos, que fundaron nuevas poblaciones.
Tras la Primera Guerra Mundial el Banato fue dividido en tres, quedando la parte oriental en Rumanía, la septentrional en Hungría y la occidental, en lo que sería el reino de Yugoslavia. En esta región de la actual Serbia hay todavía un millar de habitantes que se consideran a sí mismos descendientes de checos.
Precisamente la escuela de Česko Selo contribuye a que el idioma y la cultura checa no se pierda, aunque las condiciones son difíciles, explica el maestro, Marian Strnad.“Tenemos 18 niños que estudian checo desde el primer al cuarto curso. A las clases de checo van todos juntos, como una sola clase. Por eso es un poco complicado. Nos esforzamos por que los más pequeños hagan cosas con dibujos, y cosas así, y los mayores conversación o redacciones”.
Un síntoma del relativo éxito de las clases de checo es que acuden también niños serbios o gitanos, simplemente porque les gusta la lengua. Las condiciones materiales, por otro lado, podrían ser mejores, lamenta Strnad.
“No tenemos suficientes manuales. El Consejo Nacional Checo ayuda como puede. Los niños recibieron mochilas, bolígrafos y cosas así. Pero tenemos solo un manual con dibujos para el primer curso”.Aunque la lengua checa permanecía viva y presente en esta parte de Serbia al finalizar la Segunda Guerra Mundial, desde ese momento sufre una lenta decadencia, relacionada tanto con la asimilación natural de los descendientes de checos como con el decaimiento económico y social de la zona.
Así, mientras que Česko Selo tenía en 1950 más de 200 habitantes, hoy en día es hogar de alrededor de 40 personas, en total 16 hogares, y la edad promedio ronda los 46 años.
Sobre la situación sociolingüística nos habla Ilona Kirchnerová, profesora de checo que trabaja ya cuatro años en la zona como parte de un programa del Ministerio de Cultura.“El mejor nivel de checo lo tiene la gente que hoy día está entre los 60 y 70 años. Han conservado el checo en muy buena forma. En la generación de sus hijos depende de quién. Depende sobre todo de qué matrimonio han salido los hijos. Si es un matrimonio mixto la situación es más complicada. Si la madre es serbia, los niños suelen asumir su lengua”.
El dominio del checo empeora cuando hablamos de la generación más joven, prosigue Kirchnerová.
“La generación de niños a los que enseño aquí, del primer al octavo curso, tienen un conocimiento un grado más bajo. De nuevo depende de cómo se hable en sus familias. La mayoría de los niños está a un nivel de principiante, pero encontramos algunos niños que lo dominan y hablan fluido. En general se puede decir que los niños entienden mucho mejor el checo antes que hablarlo”.En pocas palabras se trata del proceso habitual de asimilación lingüística en el que la lengua mayoritaria fagocita a la minoritaria, que deja de ser vista como útil o práctica por sus hablantes, y por tanto dejan de transmitirla de forma natural a las nuevas generaciones.
“Esto es debido a que estamos en un medio donde la lengua mayoritaria es el serbio, que se usa prácticamente en todas partes. El futuro no lo veo de color de rosa, aunque la minoría checa se esfuerza por mantener su idioma, cultura y costumbres. Lo que pasa es que el uso avanzado del checo es de verdad solo para un círculo muy reducido de gente, que quiere ir a trabajar o estudiar a la República Checa. Diría más bien que el checo desaparece poco a poco, aunque por suerte a un ritmo lento, y a pesar de los esfuerzos de todas las instituciones que trabajan aquí con la minoría checa”.Una de las organizaciones que colaboran activamente para mantener viva la cultura checa en Serbia es por ejemplo la asociación Brontosaurus, dedicada a las actividades al aire libre. En la parte rumana del Banato, cada año se celebra un festival musical con artistas checos en la localidad de Eibentál.