América Latina es su segunda patria
¿Quién de nosotros no ha deseado alguna vez mirar el libro de su destino? En el caso de la señora Jirina Liebermann no hubo más que una mirada durante un encuentro accidental y el destino la llevó desde su Moravia natal hasta el otro lado del mundo.
Señora Liebermann, Ud. es oriunda de Roznov pod Radhostem, una ciudad que se encuentra el Este de la República Checa en el seno de las montañas de Beskydy. ¿Cómo llegó hasta México?
"Mi respuesta es: a través de mi vida ya bastante larga, yo creo que fue un destino porque en el año 1961 yo vivía en la ciudad de Ostrava, el Norte de Moravia, e iba a un comedor universitario. Allá vi un grupo de latinoamericanos y me atraían como un imán, si se puede decir así. Y con uno de ellos, el señor Emil Liebermann, boliviano - enseguida nos empezamos a hablar. Él fue mi destino, se convirtió en mi esposo. Primero salimos de Checoslovaquia rumbo a su patria, Bolivia, allá vivíamos ocho años, luego cumpliendo mi deseo regresamos otra vez a Checoslovaquia. En el 83 invitaron a mi marido a impartir clases en la Universidad Metropolitana de México. Y desde entonces estamos en México".
¿Y no echa de menos a su patria, al país en que nació?"Uno pasa en la vida por varias etapas. Primero un encuentro con un país tan diferente como Bolivia o México, uno siente cierto choque. Pero mientras tanto uno madura y aprende muchísimo. Ahora por ejemplo en estos años que ya felizmente estamos tan libres, nuestros jóvenes tienen la oportunidad de salir, trabajar en el extranjero y ello a uno le enriquece mucho. Es como tener varias vidas excelentes, es muy lindo".
¿Sus hijos nacieron en América Latina o aquí, en Checoslovaquia?
"No, nuestras dos hijas nacieron ya en Ostrava, y nuestro hijo, lo llamamos "Quirquincho boliviano", quirquincho es un animal con un cascarón encima, nació allá. Pero gracias a todas estas circunstancias toda nuestra familia habla checo y español y eso le da otras dimensiones. Yo amo Roznov. Todos con los que yo trato en México, todos mis amigos saben donde está Roznov, qué precioso es, y cada año yo voy a Roznov. Pero también estoy agradecida por poder conocer el mundo latinoamericano que es fascinante, es muy diferente. Hasta cuando yo vengo a mi patria, que amo profundamente, en mí quedan esos choques que no son de la cultura, es la concepción de la vida que tienen los latinoamericanos y los europeos que por las prisas descuidan las relaciones humanas".
¿Y se siente ahora satisfecha con vivir en México? ¿Ud. vive en la Ciudad de México, en la capital?"Sí, vivo allá, es una ciudad muy difícil, por decirlo así. Admiro diariamente la paciencia de los mexicanos, como conviven esta multitud de veinte millones de personas. A donde uno va hay mucha gente pero parece que a ellos hasta les encanta. Como son tan educados, el pueblo mexicano es sumamente educado, desde la gente más pobre hasta la gente más rica. Eso me encanta".
Señora Liebermann, Ud. participa activamente en las actividades de la Asociación Tomá" Garrigue Masaryk en México. ¿Quién se reúne en la Asociación, sólo la gente mayor o también vienen jóvenes?
"Esta intitución abarca a todos los checos o sus familiares, éstos son los miembros activos. Luego a todas nuestras actividades invitamos a nuestros amigos mexicanos. Créanme que a veces en alguna actividad hay más mexicanos que checos. Los mexicanos sienten mucha simpatía por nuestra República. Es increíble".
¿A qué se debe?"Yo creo que es ya por la orientación cívica de los mexicanos. Ellos tienen un gran sentido de justicia en el mundo. Y cuando ocurre alguna injusticia, que por ejemplo en nuestro país ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial en caso del pueblo de Lidice, en México esta tragedia tuvo enseguida un eco. Todo un barrio lo renombraron Lidice. Desde entonces cada año en la fecha que se conmemora la desgracia de Lidice, ellos organizan un acto conmemorativo ... Pero yo desearía que los checos vieran con qué respeto lo hacen. Los niños traen bandera mexicana y checa, cantan ambos himnos, un coro de niños mexicanos canta canciones checas. Es algo increíble. Yo creo que esta solemnidad ni nosotros le damos aquí a estos actos. Luego los Juegos Olímpicos en el año 1968. Hasta ahora ellos saben quien era Vera Cáslavská ... Siguen lo que pasa en este país, yo estoy bastante sorprendida que hasta la gente humilde, digamos, un taxista por ejemplo, se orienta".