Adéla Skřivánková: “La primera palabra que dijo el bebé de la familia que me alojó en México fue mi nombre”

Una viajera checa enamorada de Latinoamérica

Gracias a un intercambio de seis meses en México aprendió español y empezó a desarrollar la pasión por viajar y escribir sobre sus viajes en el blog Adéla odjela. En esta entrevista, la periodista checa Adéla Skřivánková nos cuenta cómo pasó de odiar el español en el colegio a amar el idioma y soñar con conocer todos los países de Latinoamérica.

De viaje como mochilera  | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková

Como esas historias de telenovela en las que los futuros recién casados al principio se odian, jamás se hubiera imaginado la por entonces estudiante Adéla Skřivánková que algún día se enamoraría tanto del idioma español.

“Es una historia muy divertida porque en la secundaria yo era la peor en español, tuve las peores notas porque odiaba el español pero era por la profesora que tenía ahí que no me caía bien, y ya en la universidad tuve una profesora súper buena que también es autora de gramáticas españolas, Ludmila Mlýnková. Ella me corregía y empezó a transmitirme la pasión por la lengua, y también por eso me fui de Erasmus seis meses a estudiar a Granada y después me fui a México y ahí me enamoré del español”.

Recibida en periodismo y en iberoamericanismo en la Universidad Carolina de Praga, agrega Adéla que, si bien su español no es perfecto, está muy contenta de poder entenderlo y hacerse entender. Sin embargo, reconoce que durante su Erasmus en España, donde fue con solo 21 años, no aprendió tanto: un poco porque recuerda más las fiestas en las playas que las clases de periodismo y, otro poco, por el famoso encanto de los granadinos.

En Machu Picchu  | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková

“Aprender español en Granada es muy difícil porque ahí se habla ‘granaíno’, no se dicen los finales de las palabras, entonces ahí no aprendí nada, pero en México estuvo mejor, ya sabía un poquito y ahí fue más fácil”.

En México estuvo seis meses gracias a un intercambio del master de su universidad.

“En la secundaria odiaba el español, pero era por la profesora que tenía”.

Durante ese tiempo empezó a desarrollar la costumbre de escribir sobre sus viajes en el blog Adela odjela (Adela se fue) más que nada para poder recordarlos porque asegura que no tiene buena memoria. Cuenta que su objetivo es intentar transmitir a los lectores al menos un poco de lo que ella sintió en cada uno de los lugares que visitó. Pero al mismo tiempo reconoce que no se siente muy cómoda con las tendencias actuales y redes sociales como TikTok porque a ella le gusta escribir textos largos. Lo que sí le interesa es el concepto del podcast y, de hecho, está planeando empezar uno de viajes.

La primera palabra

En Chichén Itzá,  México | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková

En lo que respecta a su experiencia en México, asegura que la disfrutó mucho y agradece haber tenido la posibilidad de vivir con una familia muy amable a la que recuerda con mucho cariño. El contacto lo consiguió por unas amigas que se habían quedado antes con ellos porque esa familia tomó la decisión de recibir en su casa únicamente a estudiantes checas.

“Me gustó la experiencia con esta familia porque mi mamá mexicana que era quien pasaba más tiempo conmigo también cuidaba a su nieto porque su hija tenía que ir al trabajo y la primera palabra del nieto fue ‘Adéla’, imagina cómo se enfadó la mamá. Y esa fue su primera palabra porque el nieto pasaba mucho tiempo conmigo y siempre cuando nos levantábamos por la mañana, mi mamá mexicana le decía: ‘Mira quién llegó para desayunar, Adéla’, y después el nieto empezó a decir Adéla, Adéla”.

Volcán Barú en Panamá | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková

De regreso en Praga, Adéla trabajó en varios medios importantes como el diario Hospodářské noviny, donde era editora online, la revista Žena a život y el canal de televisión Prima. Sin embargo, como le gusta tanto viajar, siempre terminaba renunciando después de un tiempo. En el año 2019, por ejemplo, decidió alquilar su departamento y emprender un viaje a América Central durante cinco meses con la única compañía de su mochila y su ukelele, instrumento que le enseñaron a tocar sus compañeros de buceo y le encanta porque es muy práctico y fácil de transportar.

En Vinicunca,  la montaña de siete colores de Perú | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková

“Empecé en Panamá y no tenía ningún plan porque cada persona te dice tienes que visitar esto y esto y entonces te la pasas corriendo de un lugar a otro. Entonces lo único que sabía era que quería empezar en Panamá y terminar en México para visitar a la familia con la que vivía, y lo logré y pasé cinco meses espectaculares”.

Mejor sin plan

En Guatemala  | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková

En ese viaje en el que estuvo más o menos un mes en cada país, Adéla pudo conocer Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y México, y lamenta que tuvo que resignar a Honduras y El Salvador, aunque por un buen motivo: justo una de sus mejores amigas había decidido ir a visitarla a Guatemala. Por otro lado, recuerda que poco antes de empezar el viaje, tanto su familia como sus amigos se sorprendieron mucho de que no tuviera un plan determinado y fuera sola, pero ella estaba convencida de que esa era la mejor forma y asegura que no se equivocó.

“Los mejores recuerdos, las mejores cosas siempre suceden cuando no hay plan. Y, por otro lado, cuando tienes un plan tu mente siempre está en el futuro, pensando en lo que vas a hacer y en donde vas a ir; en cambio, cuando no tienes plan estás mucho más en el presente, en el momento”.

Afirma que México es el país que conquistó su corazón, pero también le encanta

“Las mejores cosas siempre suceden cuando no hay plan”.

Costa Rica, donde estuvo en dos oportunidades y en la segunda hasta trabajó como guía de turismo. Por otro lado, el país que más la asombró fue Nicaragua, sobre todo porque su gente le pareció muy abierta y cálida. El año pasado también estuvo 17 días en Perú con su marido con quien lograron convertirse en buenos compañeros de viaje, pese a que a él le interesan más las ciudades y a ella la naturaleza.

Las ganas latentes de América Latina

En el lago de Atitlán,  Guatemala | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková

Lo cierto es que como verdadera amante del mundo hispano, Adéla planea seguir conociendo la mayor cantidad posible de países latinoamericanos. De hecho,  recuerda con una sonrisa su estadía en Cuba durante sus estudios en México, que si bien solo duró una semana, fue tan intensa como inolvidable.

“Ahí no dormí ninguna noche, ni una sola noche porque nada más bailaba, bailaba y bailaba, porque a mí me encanta la salsa y ahí bailé como loca y ahora quiero ir a Colombia porque tengo muchos amigos colombianos que me quedaron de la época de mis estudios en México, así que quiero ir a Colombia”.

Agrega Adéla que lo que más la atrae de Latinoamérica es que cada uno de sus países tiene algo especial que lo diferencia de los otros. Además de Colombia, dice que uno de sus grandes deseos es conocer Venezuela porque muchas personas le han dicho que la naturaleza de ese país es algo único en el mundo.

En Puerto Viejo,  Costa Rica con el ukelele | Foto: archivo personal de Adéla Skřivánková