El "Correo Navideño del Niño Jesús" parte de la aldea checa "Regalo de Dios"
Imagínense, estimados oyentes, que hay una aldea checa que se llama Bozí Dar, Regalo de Dios. Y eso no es todo. Su oficina de correos se encuentra muy, pero muy alto: la aldea está situada a la mayor altura del país. Quiere decir, muy cerca del cielo, por lo que no puede extrañar que desde allí parta cada año el "Correo Navideño del Niño Jesús".
Todos los años miles de ciudadanos checos envían sus postales navideñas al correo de la aldea "Regalo de Dios" y esperan impacientemente hasta que se las regresen con la estampilla ocasional de Navidad.
El portavoz del Correo Checo, Ladislav Vancura, explica que su empresa edita cada año, en cooperación con la Sociedad Filatelista Checa, una estampilla, con algún motivo navideño. Pero, ¿qué debo hacer para conseguirla?
"Para recibir la postal con la estampilla, debo mandarla entre el nueve y el 24 de diciembre a la dirección: Correo Navideño, Regalo de Dios, código postal 362 62. Los empleados pondrán la estampilla en la postal y la enviarán de vuelta".
La tradición del Correo Navideño del Niño Jesús surgió en 1994 y desde entonces se editaron nueve estampillas con motivo del árbol navideño, el belén, los Reyes Magos y otros. Este año será una campanilla sonriente.
El interés es enorme. El año pasado los empleados del correo de "Regalo de Dios" franquearon 700 000 mil postales. ¿Y quién tiene mayor interés por recibir la estampilla navideña? Pues los padres, que la regalan a sus hijos, pero muy a menudo escriben los mismos niños - y no se olvidan de adjuntar la lista de regalos de Navidad.
Sin embargo, para los niños de Praga, el Correo Navideño no es la única manera de cómo dirigirse al Niño Jesús. En la Plaza de la Victoria hay para ellos una cabina telefónica especial desde la que le pueden pedir sus deseos.
Casi 200 niños aprovechan diariamente, del catorce al 22 de diciembre, la posibilidad de comunicarse con el Niño Jesús. La operadora pregunta a cada uno el nombre y la edad, así como el número de teléfono de sus padres para que pueda transmitirles sus deseos.
Testimonio de que el alma infantil persiste en muchos de nosotros es que de dicha cabina telefónica para niños llaman anualmente también centenares de adultos.