De dónde viene el aroma de la Navidad checa

El leve y agradable olor de carboncillos de incienso, conocidos en checo como františky, enriquece la atmósfera navideña en muchos hogares checos. A continuación, les hablaremos de origen de este antiguo complemento navideño.

Simona Matějková y Pavel Matějka | Foto: Magdalena Hrozínková,  Radio Prague International

Simona Matějková y su esposo Pavel Matějka fabrican pastillas de incienso desde hace dos décadas en la cocina de su casa. Pavel Matějka explicó para Radio Praga Internacional cómo surgió la idea de montar tan inusual negocio.

“Yo trabajaba en una fábrica de carbón, pero las pastillas de carbón para incienso, las hacíamos únicamente a finales del año para los clientes de la empresa y para los empleados. Nos gustaba el olor, y el proceso de preparación, así que las empezamos a producir en casa como regalo para los amigos. Cada vez producíamos más y finalmente se nos ocurrió tratar de venderlas”.

Pavel Matějka | Foto: Jana Káninská,  Český rozhlas

Pavel Matějka explica que el proceso de fabricación de las pastillas comienza con el visto bueno del guardabosques.

“El guardabosques marca los árboles que hay que talar para regenerar el bosque. Utilizo exclusivamente madera de tilo. Talo los árboles, los llevo al jardín, donde se quedan unos tres años para que se sequen bien, porque así se obtiene un carbón de buena calidad. Después hay que moler ese carbón hasta lograr un polvo muy fino, después se agrega el incienso, que tiene que estar molido, y todo se mezcla en la misma proporción”.

Para moler el carbón, Pavel Matějka no utiliza ninguna herramienta especial, utiliza un simple molino manual. Para conseguir la tradicional forma cónica de las pastillas utiliza herramientas de forja. Las pastillas pueden ser de diferentes tamaños, pueden tener hasta de siete centímetros de alto y tardan hasta una hora en quemarse.

Foto: Barbora Kvapilová,  Český rozhlas

El incienso, un antiguo fenómeno multicultural

Foto: Magdalena Hrozínková,  Radio Prague International

El incienso que se agrega al carbón procede del árbol boswellia que se halla especialmente en África del norte, en la Península Arábiga y en la India. Sus resinas aromáticas han sido utilizadas por muchas culturas para diversas ceremonias y múltiples usos, explica Simona Matějková.

“Armoniza la mente y ayuda en diferentes técnicas de relajación. El incienso se ha conocido en muchas culturas y civilizaciones como una de las primeras formas de aromaterapia”.

El incienso también ayuda a disminuir los dolores de cabeza y se utiliza en productos cosméticos de lujo por favorecer la formación y renovación de las células.

La denominación checa de las pastillas de incienso

Foto: Jana Káninská,  Český rozhlas

Simona y Pavel Matějka investigaron el origen del uso masivo de las pastillas de carbón para incienso en las Tierras Checas. Sostienen que se remonta al siglo XVIII, a la época de las reformas del emperador José II de Habsburgo, que prohibió colocar belenes en las iglesias, ya que consideraba esta forma de conmemorar el nacimiento del Señor "indigna de la Iglesia y francamente infantil". Esta reforma impulsó la fabricación doméstica de los belenes, la gente los colocaba en sus casas y quería complementar el ambiente con el olor que conocían de las iglesias. Simona Matějková explica el origen de la denominación checa františek, cuyo significado es Francisco.

Foto: Magdalena Hrozínková,  Radio Prague International

“Al principio pensamos que estaba relacionado con algún tipo de tradición eclesiástica, con san Francisco de Asís o con los franciscanos. A medida que íbamos buscando información, descubrimos que las pastillas de incienso, o františky, existían antes de cualquier iglesia o religión organizada. Como me gusta la aromaterapia seguí investigando y descubrí una fuente francesa que indicaba que el incienso se llamaba frankincense, cuyo significado es humo puro. En checo fue modificado a františek”.

Una pastilla de carbón para incienso puede alcanzar hasta 500°C al quemarse, así que la otra idea de negocio fue fabricar tazones de cerámica para quemar el carbón de forma segura.

A petición de los clientes, la gama de producción ha aumentado y ofrecemos lo que se conoce como púrpura, una mezcla aromática de especias, alquitrán de madera y hierbas fragantes para crear olores aromáticos. La mezcla se coloca sobre una estufa o en un recipiente encima de una vela y se calienta para que se evapore el aroma. Simona Matějková vende varias mezclas. Una tiene el típico olor navideño, mientras que otra tiene efectos curativos y favorece a la digestión gracias a su contenido de lentisco.

Foto: Magdalena Hrozínková,  Radio Prague International

Simona y Pavel Matějka venden sus productos especialmente en mercados de artesanías situados en los cascos históricos de varias ciudades o en castillos y palacios, en diferentes regiones del país. En ocasiones tienen que explicar a los clientes para qué sirven las pastillas, ya que no todo el mundo las conoce. No obstante, al percibir el aroma frecuentemente despierta su memoria y recuerdan el olor relacionado con su infancia y la casa de sus abuelos.

La capacidad limitada de la producción no les permite exportar sus productos, sin embargo, sus pastillas de incienso han deleitado a personas en muchos lugares, un sinnúmero de clientes ha comprado las pastillas como regalo para sus familiares que viven en el extranjero. Es sabido que algunas de esas pastillas fueron llevadas por un cliente a un monasterio en el Tíbet.

Foto: Magdalena Hrozínková,  Radio Prague International
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