Noche de horror en el Palacio de Ceský Krumlov
Le pusieron el nombre de Julius César, quizá para que la suerte le concediera los dones de su famoso homónimo romano. El renacimiento buscaba a menudo modelos en la antigüedad. Sin embargo, el hijo natural del emperador Rodolfo II, Julius César de Austria, no hizo honor a su nombre. En vez de realizar grandes hazañas, se convirtió en el protagonista de una historia horrorosa, al asesinar en la noche del 18 al 19 de febrero de 1608 en un ataque de locura a su amante.
Catarina Strada era una joven hermosa y además educada, que creció en un ambiente culto rodeada de objetos de gran valor artístico. Logró lo que no habían logrado sus predecesoras: ganarse la constante simpatía del emperador. Se dice que Catarina dio a Rodolfo seis hijos naturales. Más se sabe tan sólo del hijo primogénito - Julius César de Austria.
Nació alrededor del año 1585. Su padre depositó en él enormes esperanzas. Corrían los rumores de que el emperador contaba con que el hijo iniciaría una carrera política, y que Julius fuera príncipe de Transilvania. Sin embargo, como se suele decir, Rodolfo II proponía, pero Julius César disponía. Rodeado de un amor desmesurado y protegido por la autoridad del emperador del Imperio Romano-Germánico creció como un ser violento y cruel. Además heredó de su padre la predisposición a una enfermedad mental.
En 1606 se acabó la paciencia del padre hacia el hijo descastado. Rodolfo II hacía la vista gorda en cuanto a salidas nocturnas y encuentros con prostitutas, molestias a jóvenes honradas o juergas sin fin de su hijo, pero al aparecer la noticia de que Julius César había matado en un ataque de rabia a su criado hiriendo a varios más, hizo que el vaso se desbordará.
Rodolfo II ordenó internar a su hijo en el monasterio cartujano de Gaming, en Austria. El joven no debía beber vino alguno, debía mantener una dieta sobria, le debían ser negadas las armas, limitados los recursos financieros y prohibido el contacto con el mundo exterior.Tres meses después Julius César de Austria apareció en el palacio de Ceský Krumlov, en Bohemia del Sur. El hijo ilegítimo del emprador sembró la inquietud y el miedo en la ciudad tranquila. El vino corría a torrentes, ninguna joven podía sentirse segura ante él.
Las quejas de los ciudadanos ante el gobernador del señorío de Ceský Krumlov no servían para nada. Julius César hacía lo que le daba la gana. El mismo gobernador lo temía y huyó del señorío llevando consigo a su mujer e hijos.
La amante favorita de Julius César era Markéta Pichlerová llamada Concha, hija del barbero local. Tenía unos 16 años, y de las fuentes oficiales sabemos que su propia madre la entregó en 1607 a Don Julius. Quizá por dinero, quizá deseando lo mejor para la hija, prometiéndola al joven de alta alcurnia.
Se equivocó cruelmente. Una vez Julius, sin motivo alguno, asestó varias puñaladas a la chica, y pensando que estaba muerta, la tiró por la ventana.
Markéta tuvo entonces suerte. Cayó sobre un montón de basura. Después de esa terrible experiencia, los padres y la chica no querían tener nada en común con Julius. Markéta se recuperó de sus heridas en casa de sus padres que la ocultaban ante Julius. Pero el hijo del emperador se enteró de ello y volvió a anhelar su compañía.El miércoles anterior al domingo de carnaval de 1608 Julius se fue a sus habituales correrías por la ciudad invadiendo varias casas donde suponía la presencia de muchachas.
Ninguna fue de su agrado. Julius, furioso y descontento, decidió presionar a los padres de su antigua amante para que se la devolvieran prometiendo que no volvería a hacerle daño.
Los padres no tenían muchas alternativas. Julius pedía la cabeza del barbero Simon Pichler en caso de no obtener a la hija. Por ello, el domingo Markéta se presentó en el Palacio de Ceský Krumlov.
Los sucesos tomaron un rumbo trágico. El lunes 18 de febrero, Julius probablemente bebió mucho. Por la noche, tuvo una pelea con un criado o guardia que le alumbraba. Julius lo agredió con una navaja, clavándosela dos veces en la mano. El hombre se salvó volcando contra el agresor una mesa y huyendo.
La pobre Markéta no tuvo tal suerte. Julius César le mandó ponerse una bata y acostarse. Luego se lanzó sobre ella con una espada y la mató de una manera increíblemente cruel. Según escribió posteriormente el gobernador de Krumlov, quien interrogaba al asesino:
"Don Julius le cortó las orejas y le quitó un ojo, le hizo saltar los dientes con la mandíbula, y le fraccionó el cráneo hasta que el cerebro se derramara sobre el lecho ...".
Durante tres horas el asesino desfiguró el cuerpo de su víctima antes de dejarlo que se envolviera en una sábana y sacara de la habitación. Se dice que aún cien años después de esa noche de horror se podían ver en las paredes de la sala llamada Juliuszimmer manchas de sangre.
Al día siguiente el loco asesino cambió de comportamiento. Se fue a donde estaba el cadáver, y metía sus dedos en las heridas llorando y arrepintiéndose de lo ocurrido. Luego hizo que el cuerpo de la joven se envolviera en la sábana y se colocara en una simple caja de madera. Markéta Pichlerová fue enterrada en el monasterio de los minoritas de Ceský Krumlov.
Transcurrieron varias semanas antes de que el emperador Rodolfo II se enterara del crimen de su hijo. Un mes después del asesinato acudió a Krumlov una comisión de investigación.
Julius permaneció durante todo ese tiempo encerrado voluntariamente en su cámara. La comida se la colocaban delante de la puerta. La enfermedad mental, hoy sabemos que Julius sufría de esquizofrenia, se puso de manifiesto con toda virulencia. Julius no se lavaba, no dormía en la cama, destruía el mobiliario de las habitaciones, rompía la vajilla, tiraba los platos por la ventana, desgarraba las toallas.
Los comisarios del emperador decidieron recluir a Julius en una habitación con un simple lavabo y rejas en la ventana. El estado psíquico del joven no cambió. A veces subía a la ventana sacando las piernas hacia fuera por las rejas y medio desnudo gritaba a la gente que pasaba. Los guardias relataban que a veces Julius se metía los dedos en la nariz y hurgaba hasta que le saliera sangre. Luego miraba sus manos ensangrentadas y entusiasmado saltaba por la habitación.
Andaba desnudo, dormía en un colchón sucio y manchado de excrementos, y en dos fuentes guardaba los restos de alimentos putrefactos, y la situación empeoraba de día en día.
Transcurrió un año desde que Julius César fuera encarcelado. Los intentos de curarlo fracasaron. Además de los trastornos psíquicos, el joven empezó a sufrir problemas físicos al hinchársele la parte inferior del cuerpo. A principios del verano de 1609 esos problemas desaparecieron repentinamente. Sin embargo, quince días después remitieran al emperador Rodolfo II la noticia de la muerte de su hijo. Julius César de Austria falleció el 25 de junio de 1609, a los 24 años.
Los funerales se celebraron bajo el velo misericordioso de la noche. Don Julius fue enterrado en el monasterio minorita, cerca del lugar donde descansaban los restos mortales de la hija del barbero.
Con ello una fase de la vida del bastardo imperial concluía - la terenal. Pero Julius César de Austria volvió a vivir en las leyendas. Se sospechaba que el hijo de Rodolfo II no murió de modo natural. ¿Por qué Julius cayó enfermo inmediatamente después de la salida de Krumlov de su antiguo preceptor, al que conocía ya de Praga?
¿Y por qué fue enterrado por la noche?
En el siglo 19 se mostraba a los visitantes de Ceský Krumlov el lugar donde Rodolfo II mandó emparedar a su hijo, y se contaba que a Julius le abrieron las venas al tomar un baño.
Sin embargo, la muerte de Julius César de Austria fue completamente prosaica. El 22 de junio de 1608 se quejaba de fuertes dolores en la garganta, no podía respirar, y dos días después empezó a salir de la boca pus. Murió al día siguiente.
Un tumor en la garganta que se perforó espontáneamente. Julius murió debido a una neumonía, dirían después los médicos de hoy.