Nicolas Russo, un influencer con altura
Hace cinco años cambió Dallas por Praga y, además de competir en la liga amateur checa de básquet, se convirtió en un exitoso creador de contenidos con más de sesenta mil seguidores. Divertidos y ocurrentes, los videos de Nicolas Russo reflejan su propio asombro e interés ante algunas costumbres checas y contribuyen a aumentar la popularidad del básquet en el país, tal como nos cuenta en esta entrevista.
Nacido en la ciudad de Dallas, Nicolas Russo empezó jugando al fútbol americano, pero pronto se dio cuenta de que le gustaba mucho más el básquet, deporte que, en su opinión, aprendió a jugar recién de grande, al mismo tiempo que empezaba a perder potencia física. Hoy tiene 34 años, mide 1,93m y, aunque en los cinco años que lleva viviendo en Chequia pasó ya por varios equipos, actualmente forma parte del club Sokol Vyšehrad, en la segunda liga checa de básquet. Y aunque no descarta desempeñar algún rol secundario en el básquet profesional, tiene muy en claro que lo suyo es la producción de contenidos para su exitosa cuenta de Instagram thevainillashow. Y es que, luego de varios años de experimentos, riesgos y esfuerzos, su cuenta de Instagram superó los sesenta mil seguidores y, más importante aún, le está dando la posibilidad de recibir el apoyo y la simpatía de buena parte de la sociedad checa.
“Siempre he querido dedicarme al entretenimiento, desde el comienzo: en el colegio secundario estaba en un grupo de teatro con el que hacíamos obras y ya en la universidad tuve mi propio show de Youtube que llevaba mi nombre y en el que tenía invitados musicales y hacíamos cosas en el campus, ese fue el comienzo”.
“En cinco años el básquet ha crecido aquí de un modo alucinante gracias a jugadores como Tomáš Satoranský o Vít Krejčí”.
Nicolas Russo
Luego de recibirse como licenciado en comunicación, Nicolas Russo empezó a realizar varios trabajos para mantenerse: desde repartos de pizzas hasta acumular suplencias como profesor de geografía en un colegio secundario. Y si bien nunca perdió de vista su deseo de entretener, debido a la falta de tiempo y recursos, durante casi una década solo se dedicó a publicar fotos en sus redes sociales. El destino, sin embargo, le estaba preparando una jugada maestra: al atravesar las puertas de Praga y decidir instalarse en Chequia, terminó encontrando la llave para hacer lo que tanto quería: mantener un Instagram en el que su deporte favorito, el básquet, cumple un papel fundamental.
“El básquet no es un deporte popular en Chequia y es muy difícil hacer contenido sobre básquet aquí, pero eso es lo que hago: juego al básquet, me encanta ese deporte y el contenido de básquet que hay en mis redes sociales es parte de lo que soy yo. Cuando llegué aquí, el nivel general era bastante bajo, pero en cinco años el básquet ha crecido aquí de un modo alucinante gracias a jugadores como Tomáš Satoranský o Vít Krejčí, que ahora juega para Atlanta Hawks, así que el nivel del básquet está realmente progresando“.
Aun así, teniendo en cuenta que en Chequia el básquet no es ni por asomo un deporte tan popular como el hockey, afirma Russo que crear ese tipo de contenido le exige mucha creatividad para entender qué aspectos de ese deporte pueden llegar a interesar a los locales. Y aunque utiliza con mucho humor desde las dificultades del idioma checo hasta situaciones extrañas que vive a diario, el básquet siempre está muy presente en sus videos, sobre todo desde el momento en que le dieron su primera gran oportunidad.
“El equipo de básquet de Nymburk fue el primero en convocarme para crear contenido con propósitos de marketing, me invitaban a grabar lo que quisiera, me daban la camiseta, iba a ver los partidos, estaba muy bien y ese fue el gran disparador para que muchos otros equipos me convocaran con el mismo objetivo e incluso para que en Chequia vieran que es posible utilizar a los creadores de contenido para expandir las posibilidades y no tener que limitarse a los viejos anuncios en medios convencionales, se trata de ser creativo, así que le debo al equipo de Nymburk haberme abierto las puertas”.
“Mi plan original era hacer base aquí para poder recorrer todos los países de Europa”.
Nicolas Russo
A pesar de que en Chequia logró dedicarse a aquello que tanto había soñado, Nicolas Russo reconoce que no deja de ser una tarea muy exigente: la gran dificultad radica, según cuenta, en tener que estar siempre atento a lo que se viene para no quedarse atrás: adaptarse, actualizarse y cambiar todo el tiempo sus estrategias y búsquedas. También le resulta bastante agotador tener que repasar las estadísticas de todo lo que publica, aunque considera que no puede dejar de hacerlo. Si, por ejemplo, un video tiene un millón de visualizaciones pero solo cien me gusta, la próxima vez va a tener que cambiar algo. No obstante, a pesar de todas esas dificultades, él mismo afirma que su exitosa cuenta de Instagram le ha dado la posibilidad de llevar a cabo una especie de ajuste de cuentas con su pasado.
“Cuando yo era chico, si no jugabas al básquet no podías tener amigos, no podías ser ni estar con las personas populares, si no jugabas al básquet no pertenecías, así que ahora eso tiene algún tipo de peso psicológico en mí porque me impulsa a mostrarle a esa gente a la que veía hace veinte años que puedo jugar, que soy lo suficientemente bueno, es algo psicológico”.
El gran viajero
Cuenta Nicolas Russo que su lugar favorito de Praga es el parque Grébovka, al igual que tantos otros espacios verdes porque en Dallas, por el contrario, los parques son mucho menos orgánicos y conviven con los rascacielos. De todos modos añade que es difícil elegir solo un sitio porque la capital checa está llena de lugares maravillosos y también siente que hay mucho más sentido de comunidad que en Estados Unidos. De hecho, considera que el gran aporte que le dio Praga a su vida fue la posibilidad de conocer otra gente, otras culturas y nuevos idiomas, algo que en su opinión acostumbran a dejar de lado los estadounidenses al encerrarse demasiado en su propia cultura.
“Siempre había querido viajar, quizás yendo en busca de propia identidad, quién soy realmente, y lo que descubrí es que soy un viajero y estuve viajando por Serbia, Bosnia, todos países que recorrí por mi cuenta y luego, cuando me mudé a Chequia, me di cuenta de que tiene una ubicación perfecta para viajar: puedes ir a Polonia un fin de semana, a Alemania el siguiente, tiene una locación muy central, por lo que mi plan original era hacer base aquí para poder recorrer todos los países de Europa”.
Es cierto que ese interés por el viaje lo encarna Russo en su propia identidad: su nombre es francés, su apellido italiano y a pesar de haber nacido en Estados Unidos disfruta vivir en el centro de Europa.
Las rachas del checo
Lo cierto es que ahora que conoce tantos países, su objetivo principal es absorber al máximo la cultura checa y hacer crecer sus redes sociales con mucho contenido en base a las distintas ciudades checas: ya estuvo, por ejemplo, en Pardubice, en Ústí nad Labem y en Písek. Tampoco quiere descuidar el aprendizaje de ese idioma que tanto esfuerzo había estudiado al principio porque sentía que no podía sobrevivir sin saber al menos lo básico. En su opinión, lo difícil del checo no es el vocabulario sino la gran cantidad de reglas gramaticales que hay que aprender. En contraparte, lo que más le gusta es que, a diferencia del inglés, las palabras se pronuncian tal cual como se escriben.
“Los primeros dos o tres meses fueron realmente una pesadilla: estudié muy duro el idioma y luego cuando aprendí lo básico me detuve porque sentía que ya no necesitaba más y luego iba y venía, también me puse con Duolingo, lo cual sé que puede causar gracia a mucha gente, pero creo que es una gran práctica como también ver películas en checo. A veces me pongo a estudiar duro todos los días y a veces me canso mucho y puedo pasar un par de meses sin aprender nada nuevo, pero es cierto que en cinco años aprendí a decir a la perfección una gran cantidad de frases”.
En cuanto a las reacciones que genera en el público su perfil de Instagram, cuenta Nicolas Russo que hasta el momento experimentó casi todo: al principio tuvo varios comentarios en contra que lo acusaban de burlarse de los checos, pero a medida que fue pasando el tiempo la gente empezó a conocerlo mucho más y a aceptar su propuesta. Hoy está muy contento de sentir cada día el apoyo de los usuarios checos. Y aún a riesgo de cosechar más desacuerdos que adhesiones, se anima a decir cuál es, en su opinión, el mejor basquetbolista de todos los tiempos: no Michael Jordan, sino Lebron.
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