Grébovka, una atractiva mezcla de naturaleza, historia y buen vino

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Situado en el barrio capitalino de Vinohrady, el parque Grébovka, de más de 11 hectáreas, invita a pasear y a descansar a la sombra de sus árboles. Pero no sólo eso. Los amantes del vino apreciarán la producción de la viña local.

Carlos IV siempre ha sido considerado como el símbolo de la sabiduría y el poder. Praga le debe mucho a este emperador medieval: la Catedral de San Vito, el Puente de Carlos, la Universidad Carolina…

Y también el vino. En 1358, el rey introdujo una directriz que imponía plantar con vid todas las pendientes orientadas al sur que se encontraban a una distancia inferior a tres millas de la capital checa.

Muchas de estas viñas han desaparecido, pero hay unas pocas que siguen resistiendo al tiempo. Una de ellas se encuentra en Havlíčkovy sady, o Grébovka, como suelen llamar los praguenses al parque fundado en la segunda mitad del siglo XIX por el empresario alemán, Moritz Gröbe.

Pavel Bulánek se ocupa desde hace ocho años de cuidar la viña de Grébovka. En un chándal y con una bomba de fumigación sobre su espalda, empieza a contarnos en qué consiste su trabajo.

“Cuidar de las vides es un trabajo continuo de todo el año. Apenas terminado el invierno, comienza la poda. En mayo y junio se procede a la aplicación de herbicidas y fungicidas. A fines de verano y comienzos de otoño llega la cosecha. Y las últimas semanas de otoño están dedicadas a remover la tierra y a realizar trabajos de mantenimiento que no se lograron hacer durante el año”, destaca Bulánek.

Todas las labores en la viña de Grébovka se hacen a mano, así que sólo remover la tierra tarda, si tres personas trabajan, más de seis semanas, añade el vinicultor, que comparte las tareas con sus dos asistentes, Zdeněk Mñuk y Michal Kvirenc.

La viña de Grébovka
La viña de Grébovka cuenta con una superficie de una hectárea y media y tiene cerca de 12.800 plantas de uva de ocho especies. Además de las variedades tradicionales, como Müller Thurgau, Ruländer gris, Ruländer blau y Riessling, se cultivan también variedades nuevas, según cuenta Pavel Bulánek.

“Después del año 2004 plantamos aquí la variedad roja del Donfelder, después la variedad blanca del Hibernal y también una variedad totalmente nueva que aún no tiene nombre y se conoce bajo el código de Mi 5-86. Todas estas variedades son parcialmente resistentes, es decir, no necesitan tanta protección química contra mohos”.

El vinicultor agrega que cada año cosecha entre 13 y 16 mil toneladas de uva, dependiendo de las condiciones del clima. Desde el año pasado, toda la uva de la viña termina en la bodega Grébovka, situada sólo a unos 250 metros del huerto.

Moritz Gröbe
Allí es donde los ciudadanos pueden probar la producción local y, si les apetece, llevarse alguna botella de vino para su casa. Los precios son muy económicos. Una copa de vino cuesta un euro y una botella, cinco euros, en promedio.

La viña, tal como la conocemos hoy día, y el parque de Grébovka, en general, deben su existencia al empresario alemán Moritz Gröbe, que en la segunda mitad del siglo XIX vivió en Praga, participando en la construcción de las vías férreas del país.

Éste mandó levantar en Vinohrady una majestuosa villa y los terrenos adyacentes los convirtió en un amplio parque inglés. Pavel Bulánek aporta más detalles.

“La leyenda cuenta que el señor Gröbe mandó traer acá 60.000 carretadas de tierra proveniente de la construcción del túnel ferroviario de Vinohrady y la estación de trenes de Praga. El material fue utilizado para solidificar tanto la viña como el parque, en su conjunto”.

La villa de Gröbe
Después de la muerte de Gröbe, sus herederos vendieron la villa y el parque adyacente por un precio de casi dos millones de monedas de oro a la ciudad de Vinohrady, que todavía no formaba parte de Praga.

La villa del empresario fue utilizada por distintas organizaciones. Primero fue sede de un instituto de educación, durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizada por las Juventudes Hitlerianas y durante el comunismo fue centro de ocio para los miembros de ‘Pionýr’, organización juvenil del Partido Comunista.

“Se puede decir que la villa siempre ha servido para fines educativos, tal como lo deseaba Moritz Gröbe, pero cada régimen entendía una cosa distinta bajo el concepto de educación”, comenta Pavel Bulánek.

Landhauska,  foto: Wikipedia
Actualmente tiene alquilado el edificio CEELI Institut, una compañía sin ánimo de lucro que se ocupa de conseguir becas universitarias para estudiantes de Derecho talentosos.

Además de la villa, que hace tres años fue sometida a una cuidadosa reforma, el parque incluye un pabellón que en el pasado se utilizaba para el juego de bolos y ahora es cafetería, una glorieta convertida en restaurante, restos de dos casas de campo llamadas Landhauska superior y Landhauska inferior y una gruta artificial, que se está reconstruyendo.

Los que quieran conocer el parque Grébovka y probar el vino local tienen una perfecta ocasión el próximo 17 y 18 de septiembre, cuando se celebra allí la tradicional vendimia.

Jana Černochová,  foto: www.praha2.cz
Para conocer el programa de este año, hemos llamado al Ayuntamiento de Praga 2, que organiza dicha actividad. Nos contestó la propia alcaldesa, Jana Černochová.

“La vendimia será inaugurada el viernes 17 de septiembre a las dos de la tarde en la Plaza de la Paz (Náměstí Míru), en Praga 2, y continuará al día siguiente en Havlíčkovy Sady. Los asistentes podrán probar seis tipos de vino joven de Grébovka, así como otros vinos de Moravia. Como todos los años, habrá un amplio programa cultural. El tema de esta edición serán los años 20 y 30 del siglo pasado”, afirmó Černochová.

En Radio Praga les informaremos con detalle sobre esta actividad.

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