San Venceslao plantó las primeras viñas en Praga
En la República Checa, septiembre es el mes de las fiestas de vendimia. Es una tradición visitar en esta época los viñedos de Moravia donde se pueden saborear decenas de vinos tintos, blancos y rosados y el vino joven fermentado y degustar platos típicos. Sin embargo, para disfrutar del ambiente alegre de la vendimia, no es necesario viajar hasta la región morava. También Bohemia tiene sus viñedos, por ejemplo en los alrededores de la ciudad de Mělník, al norte de Praga. Y desde hace algunos años, la cosecha de vino se festeja en la misma capital donde se encuentran unas 12 hectáreas de viñedos. Algunos de ellos visitaremos en la presente edición de Radioviajes.
La situación empezó a cambiar en los últimos diez años. Poco a poco, los viñedos reaparecen en las colinas de Praga, sitios donde fueron plantados por primera vez hace varios siglos, según señala la historiadora Jaroslava Nováková.
“Una de las viñas más antiguas en Praga es la de San Venceslao, ubicada en el Castillo de Praga y reabierta en 2008. Una bella leyenda cuenta que la plantó el príncipe y patrono checo, San Venceslao quien residió en el castillo entre los años 925 y 935. Esta viña fue tal vez el primer lugar en Praga donde se cultivó la vid”.Los historiadores suponen que un viñedo se extendía también sobre la colina de Petřín, conocida en la actualidad por la copia de la Torre Eiffel, sin embargo, su existencia no se ha podido comprobar.
No obstante, es seguro que el vino se cultivaba en la capital checa ya en el Medioevo. Pero el vino en aquel entonces no se servía en la mesa, explica Jaroslava Nováková.“El propósito del cultivo del vino en aquel entonces no era disfrutar de una copa en una cena romántica con velas, sino que tenía mucho que ver con el cristianismo. Simboliza la sangre de Cristo y se utilizaba en las misas. Por esto se plantaban vides en la capital checa”.
Durante largos siglos, los checos no conocieron el vino como bebida alcohólica que puede acompañar una cena o una fiesta. Tampoco la cerveza era muy común en el Medioevo, explica la historiadora.
“En las fiestas y banquetes, nuestros antepasados solían beber hidromiel. La crianza de abejas y la producción de miel era una actividad muy común en Europa Central. La costumbre de beber vino surgió en el siglo XIV con la llegada del emperador Carlos IV”.
Carlos IV era de la dinastía real de los Luxemburgo. En sus tierras el cultivo de vino tenía una larga tradición. Además, como todos los hijos de esta familia aristocrática, Carlos IV fue criado en la corte francesa, continúa la historiadora.
“Carlos IV se llevó desde Francia muchos conocimientos y costumbres y también una gran afición por el vino. En el siglo XIV, no había muchos viñedos en Bohemia y tampoco se acostumbraba beber vino. Creo que el emperador lo extrañaba mucho. Es probable que por eso fomentó el cultivo de uva en Praga”.
Durante el reinado de Carlos IV, entre los años 1346-1378, fueron plantados en Praga muchos viñedos en la proximidad de la Ciudad Nueva. Sus huellas se pueden encontrar en la capital aún en la actualidad. El barrio capitalino, donde está ubicado el edificio de la Radiodifusión Checa lleva el nombre Vinohrady, viñedos en checo. Mucha gente todavía recuerda que solía llamarse Královské Vinohrady o Viñedos Reales.También el bonito viñedo en el parque Grébovka tiene su origen en la época de Carlos IV quien libraba de los impuestos a todos los ciudadanos que cultivan uva en las colinas cerca de la Ciudad Nueva, señala la historiadora.
Praga vivió otro importante desarrollo del cultivo de uva durante el reinado del emperador habsburgo, Rodolfo II en el siglo XVI. En los antiguos documentos, podemos leer que en la capital checa había en aquel entonces unas 700 hectáreas de viñedos.Sin embargo, la mayoría de ellos desapareció debido a las guerras que azotaron las tierras checas, explica Jaroslava Nováková.
“Praga se vio muy afectada por dos grandes guerras. Una de ellas fue la Guerra de los Treinta Años entre 1618-1648 cuando fue atacada por los ejércitos sajón y sueco. La otra fue la Guerra de Sucesión Austríaca entre 1740 y 1748. En aquel entonces llegaron a Praga los ejércitos de Baviera y de Francia. Los soldados no solamente destrozaron la ciudad, sino que instalaron un campamento en sus alrededores y así destruyeron muchos viñedos“.
La renovación de los viñedos de Praga tardó mucho tiempo, señala la historiadora.
“Algunas viñas fueron renovadas en el siglo XIX, sin embargo, la mayoría tuvo que esperar hasta los años 90 del siglo pasado. Me alegra mucho que reaparezcan los viñedos en Praga y me parece bonito que vuelva la tradición de la vendimia, por ejemplo en la viña de Grébovka. Eso está muy bien”.
La renovación de la viña en el parque Grébovka empezó en 1992 y la primera cosecha se celebró en 1997. Desde 2009, las uvas se prensan en la nueva bodega de Grébovka donde se organizan también cursos especiales de degustación de vino.
La mayoría de los visitantes del Castillo de Praga han pasado por la viña de San Venceslao que se abrió al público en septiembre de 2008 y ofrece una vista espectacular de la ciudad. También aquí se cosechan uvas para la producción de vino blanco y en el mes de septiembre se celebra aquí la gran vendimia anual.La viña más grande que podemos encontrar en la capital checa es la de Santa Clara, ubicada en el barrio de Troja, que se extiende sobre más de tres hectáreas. Con su pequeña capilla, consagrada a Santa Clara, este viñedo es uno de los más bonitos de Praga. Es también uno de los más antiguos, señala su director, Martin Beránek.
“El origen de nuestra viña se remonta a los años 30 del siglo XIII, parece que existía ya durante el reinado del rey Venceslao II. Sin embargo, no tenemos ningún documento escrito que lo confirme. El primer acta que lo menciona es de la época del emperador Carlos IV quien ordenó plantar viñas en todas las cuestas del sur en Praga. Sin embargo no se han conservado vides de aquel entonces ya que esas plantas no duran mucho tiempo”. La viña de Santa Clara vivió un destino parecido al de los otros viñedos en la capital. Fue destruida varias veces y su renovación comenzó ya en los años 50 del siglo XX, señala Martin Beránek. Después de la Revolución de Terciopelo, el viñedo se hizo parte del Jardín Botánico de Praga y se abrió al público en 2004, tras una amplia renovación. Desde aquel entonces ofrece a los visitantes mucho más que la simple degustación de vino, indica su director.“En una parte del viñedo tenemos una exposición donde se pueden ver unas 120 especies de vid. A los visitantes les enseñamos cómo se corta la cepa y los instrumentos que se utilizaban para la fabricación de vino en el pasado, como por ejemplo una prensa de uva del año 1801. Para los niños tenemos una muestra especial en la que explicamos cómo se cultiva el vino y qué sucede con las uvas después de la cosecha”.
En el resto del viñedo se cultivan unas 10 variedades, sobre todo de uva blanca como la Riesling, el Pinot Blanc o Müller Thurgau. El vino que se produce aquí es de gran calidad, afirma Martin Beránek.
“Muchos viticultores de Moravia se sorprenden cuando degustan el vino local y también cuando ven dónde se encuentra el viñedo. Está en una colina, dirigida hacia el sur, cerca de un río y además sobre un sustrato pedregoso. Eso es el sueño de cada vinicultor y nosotros tenemos estas condiciones aquí. Además el clima se está calentando y ya casi no hay diferencias de temperatura entre Praga y Moravia del Sur”.
Las primeras botellas de vino de Santa Clara vieron la luz en 2003. Sin embargo hasta el año 2009 las uvas se prensaban en una bodega de Mělník, al norte de Praga.
En el viñedo se produce vino blanco, rojo y rosado. En 2012, los visitantes pudieron degustar por primera vez el vino de paja. Los vinos locales han tenido éxito también en competencias checas y extranjeras, señala Martin Beránek. Desde 2009, el viñedo se llevó unos 30 premios. El éxito más grande lo logró en la competencia nacional de 2012.
“Para mí la más importante fue nuestra participación en la competencia nacional ‘Vinicultor del Año 2012’ en la que nos colocamos en el quinto lugar. Para mí eso es como ganar porque nos enfrentamos contra los mejores vinicultores de todo el país. Es un logro muy importante para nosotros”.
La tradicional vendimia en el viñedo de Santa Clara que se celebra en septiembre es una de las más populares de Praga. En la fiesta participan también turistas extranjeros y muchos aprecian el sabor del vino local que no se puede degustar ni comprar en ningún otro sitio.
Según la Agencia de Turismo de Praga, la capital checa será siempre sinónimo de cerveza. No obstante, el interés de los visitantes extranjeros por el vino va en aumento. Descubrir la larga tradición vinícola de Praga y degustar los vinos locales puede ser una razón más para visitar la capital checa o volver a esta ciudad mágica donde nada es imposible.