¡Milagro! La selección de balonmano se cuela en el Mundial
Tras una sensacional remontada frente a Serbia en la repesca a doble partido, la selección checa de balonmano se clasificó para el campeonato mundial de Qatar de 2015. El cuadro nacional se coló entre la élite tras una pausa de ocho años.
El equipo nacional derrotó a Serbia por 33-21 y borró la desventaja de ocho goles sufrida en la cancha del rival.
Tras caer en la ida por 15-23, los checos comenzaron jugando a tope en la vuelta y en el minuto 19 ya estaban ganando por 12-6.
A medida que los checos aumentaban la ventaja, los serbios se veían cada vez más frustrados, según indicó el seleccionador Jaroslav Hudeček.
“Todos sabemos cómo son los deportistas de los Balcanes. Si los presionas y te adelantas en el marcador, ellos están perdiendo la tierra bajo los pies. Al oír que estaban riñendo en el vestuario en el descanso, me di cuenta de que ya habíamos colocado la piedra base de nuestro triunfo. Los pusimos contra las cuerdas y gracias a Dios todo funcionó debidamente. Nuestros muchachos rindieron de manera increíble, me quito el sombrero ante ellos”, subrayó.
Uno de los principales artífices de la victoria checa, el capitán Filip Jícha, autor de cuatro goles, consideró el triunfo de las selección como la guindilla de su lograda temporada, en que con el Kiel ganó el título en la liga alemana y logró el segundo lugar en la Liga de Campeones.
“El pase al mundial es el punto final de oro que logramos con este equipo, lleno de coraje, eso sí, pero de muy poca experiencia respecto a otros rivales. Para nosotros el pase al campeonato es como lograr la medalla de oro, así que disfrutamos de este momento”, resaltó.
Mientras que la selección de balonmano masculina vivió una noche fantástica, las mujeres lloraron, ya que la Eurocopa se les escapó por un solo gol. En la última jornada de las clasificatorias el cuadro femenino checo pudo caer incluso por diferencia de dos tantos ante las polacas, pero al final perdió por 22-25 y tuvo que tragarse una eliminación muy amarga