Michael Rittstein: maestro de la deformación organizada

Michael Rittstein (Foto: CTK)

La Galería Nacional de Praga exhibe una retrospectiva de la obra del pintor Michael Rittstein, que desde los años setenta figura entre los más destacados artistas plásticos checos. Rittstein une el caos con el orden, temas cotidianos con la imaginación, logrando un equilibrio armonizado y original.

Michael Rittstein  (Foto: CTK)
Las figuras en los cuadros de Michael Rittstein, como si se salieran del marco, como si quisieran invadir el espacio del espectador y arrastrarlo hacia su mundo, hacia una realidad deformada.

La Galería Nacional inauguró en el Palacio Ferial de Praga una exposición que ilustra toda la trayectoria artística de Rittstein. Tantos cuadros acumulados en un lugar, le hacen al autor recordar su pasado.

“Ante todo me he dado cuenta que ya estoy en una edad avanzada y ésta es una exposición retrospectiva de mi obra. He pensado: si hubiera hecho panes, ya habrían sido comidos, si hubiera hecho zapatos, ya habrían sido gastados. En los cuadros, por lo menos, he conseguido conservar algún tiempo de mi vida. Por un lado me desespera tener ya 60 años, pero me pone contento que mi pasado siga viviendo”, dice el pintor.

Milan Knížák y Michael Rittstein  (Foto: CTK)
Michal Rittstein nació en 1949. En el año 1974 se licenció en la Academia de Artes en Praga y desde entonces se entregó exclusivamente al arte plástico. Aunque se dedica también al dibujo y al grabado, prefiere la pintura clásica y le encanta el formato grande. Es frecuente que sus cuadros sean de dos por dos metros.

Con su obra se orientó a “la nueva figuración”, cierto tipo de corriente que surgió en los años sesenta como reacción al arte abstracto e impersonal. “La nueva figuración” representaba el carácter humano, destacando las emociones y las relaciones entre la gente. A lo largo de su vida, Rittstein, como cada pintor, desarrolló su propia expresión artística, pero el tema central lo mantuvo. El hombre y las relaciones de pareja le interesaron a Rittstein siempre, según declara.

“Está claro que la relación de pareja es un tema permanente en mi obra, pero a lo largo de mi vida varió la forma en que lo reflejé. Hubo veces que la figura predominaba, otras era equilibrada con el resto de los motivos del cuadro. El papel de la figura varía en mi obra”, sostiene el pintor.

De sus cuadros emanan historias y anécdotas reales, pero transformadas por la imaginación del autor. No se trata de una representación realista; la realidad pintada por Rittstein aparece deformada y retorcida por una visión subjetiva.

El estilo de Rittstein es dinámico, fuertemente expresivo y caracterizado incluso por cierta animalidad. El pintor dice que percibe la realidad a través del cuerpo y que a veces ante sus cuadros baila rituales para ponerse en estado de exaltación antes de trazar un nuevo motivo. No obstante, utiliza también técnicas clásicas, como por ejemplo la llamada composición hierática.

“Percibo las cosas a través de mi cuerpo, así que debido al movimiento que siento dentro de mí, los objetos adquieren diferente significado. Ensancho el tamaño de los órganos que están en acción. Sin embargo, esto lo hacían ya en el antiguo Egipto, aunque por una razón diferente. Ellos alargaban las figuras de personajes importantes. Yo amplifico o disminuyo los objetos según la importancia que les doy. Esta técnica clásica se denomina composición hierática”, explica el pintor.

Rittstein compensa el caos subjetivo con la regularidad y exactitud de su composición. Sus cuadros son claramente organizados, algunos se parecen, tanto por la temática como por la forma, a los cómics. Por lo tanto, son fáciles de entender.

La obra de Rittstein se concentra en la pintura figurativa. Sin embargo, entre sus miles de cuadros y gráficas aparecen también temas naturales, ya que es un gran amante de la naturaleza. A menudo pinta sus cuadros en su casa de campo, donde pasa los días pintando y nadando, las dos mayores aficiones de su vida.

Michael Rittstein cumplirá en 2009 sus 60. Sin embargo, su figura musculosa adornada de tatuajes y pearcing demuestra que su espíritu sigue joven. Si se le pregunta por la edad, su respuesta se llena de sueños infantiles.

“Empiezo a ponerme un poco nostálgico. A veces recuerdo como, cuando era pequeño, al salir de la escuela pasaba las tardes soñando con las hazañas heroicas de los capitanes de submarinos y con los viajes a países exóticos. Siempre como si viajara debajo del agua o de la tierra. Y soñaba también con aventuras de caballeros”, dice el pintor.

Cabe agregar que los dos hijos de Michael Rittstein, Lukáš y Mikuláš, siguen la trayectoria de su padre. Los dos son talentosos artistas de la joven generación checa. El primero es escultor y el segundo pintor. Muchos desearían que un día los Rittstein organizaran una exposición conjunta.

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