Mi Patria: Lo mejor del paisajismo checo en el Castillo de Praga

Antonín Slavíček, Partida de Kráskov, foto: Castillo de Praga

Profundos bosques, sinuosos ríos, la romántica silueta del castillo de Bezděz, pastorales idílicas con vacas y campos de trigo o los montones de escoria de las minas de Ostrava. Todo eso y más ofrecen los más de 550 cuadros y 80 dibujos de la exposición ‘Mi Patria- homenaje al paisajismo checo’ (‘Má vlast. Pocta české krajinomalbě’), recientemente abierta en el Castillo de Praga.

Antonín Slavíček,  Partida de Kráskov,  foto: Castillo de Praga
Pintar paisajes no obedece a una trivial necesidad estética sino que desde los tiempos del romanticismo expresa más bien la reivindicación de la tierra que se está pintando, el posicionamiento del centro de atención en la belleza, características o personalidad de un entorno que había pasado desapercibido.

De ahí que el paisajismo nos ofrezca una mirada a la concepción de la propia tierra en diferentes épocas. Ese es uno de los alicientes de la exposición ‘Mi Patria’, inaugurada este mes en las caballerizas del Castillo de Praga. La muestra incluye más de 550 pinturas y 80 dibujos, sin incluir los que, a modo de apéndice, prolongan la exposición en la Galería Diamant.

‘Mi Patria’ ha sido preparada por le Asociación de Bellas Artes Mánes e incluye todos los grandes nombres de este género, detalla el comisario de la muestra, Michael Zachař.

Michael Zachař,  foto: Tomáš Adamec,  Radiodifusión Checa
“Es un poco como un panteón de los más grandes, de los fallecidos, porque la instalación hace énfasis en los mayores nombres de la historia del paisajismo checo. En la introducción verán un gran cuadro de Luděk Marold y tres de Antonín Slavíček. Precisamente este último es un paisajista único, insustituible. Está presente en la muestra a través de 25 obras y forma una especie de hilo conductor desde la entrada hasta los diálogos paisajísticos que hay en el balcón, pasando por cada una de las secciones”.

Un número parecido de lienzos disponen Antonín Chittussi o Adolf Kosárek, sin olvidar a Václav Špála, Josef Lada o los imaginativos paisajes surrealistas de Toyen o Jindřich Štýrský. Y por supuesto la familia Mánes, prosigue Zachař.

“Hay grandes nombres, como Antonín Mánes, el fundador de la familia de pintores Mánes, un fenómeno absolutamente único de la historia checa del siglo XIX. También están aquí sus hijos Amálie Mánesová, Quido Mánes y por supuesto Josef Mánes”.

Desde el siglo XIX hasta la actualidad

Raro es el hogar checo en el que no cuelgue de la pared un bosque iluminado por la puesta de sol o el palacete local asomando por entre los campos. Quizás la saturación fuera lo que llevara a cierta pérdida de interés por el género en la historia moderna de la República Checa. Para encontrar una exposición parecida hay que remontarse a los años 80, explica Zachař.

Adolf Kosárek,  Paisaje de verano,  foto: Castillo de Praga
“La última muestra de semejante amplitud tuvo lugar hace más de 30 años en el picadero de Valdštejn, en Praga, entonces en colaboración con la Galería Nacional, el Instituto de Ecología Paisajística y otras instituciones. Ahora un espacio como las Caballerizas del Castillo de Praga exige por sí mismo cierta extensión y contenido”.

Precisamente reunir una colección tan numerosa no fue fácil, y hubo que ponerse en contacto con numerosas instituciones y entidades privadas. El resultado final se corresponde con el esfuerzo realizado, presentándose un corte transversal de la historia del paisajismo checo desde el siglo XIX hasta la actualidad, abarcando todos los estilos, desde el realismo o el impresionismo a las vanguardias. Para una mejor comprensión, la muestra viene dividida en varias secciones, precisa Zachař.

Caballerizas del Castillo de Praga,  foto: Castillo de Praga
“La primera sección se titula El Paisaje como Ideal: desde el debut clasicista a los escenarios románticos. Por ejemplo ahora estamos frente a una obra de Karel Postl. Fue el fundador de la escuela paisajista en la Academia de Praga, eso pasó en 1806. En Praga se pintaban paisajes antes, por supuesto. Uno de sus precursores fue František Xaver Procházka, heredero de la tradición barroca de Norbert Grund y Václav Vavřinec Reiner”.

Tampoco falta la inspiración obtenida en el extranjero. Los artistas checos a menudo viajaban a completar su formación a otras partes de Europa, principalmente a Francia, Alemania e Italia. De hecho uno de los rasgos constantes en las obras expuestas es la tensión entre el afán de los artistas por presentar lo singular de las tierras checas, su unicidad, y la dependencia estilística respecto a las corrientes artísticas internacionales, desarrolladas en París o Múnich.

‘Mi Patria- homenaje al paisajismo checo’ permanecerá abierta al público hasta el 1 de noviembre.

Autor: Carlos Ferrer
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