Marta Krásová: Una voz excepcional del Teatro Nacional
Una mezzosoprano de carisma inolvidable que se esforzaba por unir la perfección del canto con la elegancia del arte dramático. Así podría definirse a una de las joyas más preciosas de la historia de la ópera checa del siglo XX, la mezzosoprano Marta Krásová.
Marta Krásová nació hace 120 años, el 16 de marzo de 1901, en la ciudad de Protivín, Bohemia del Sur. Ya mostró talento musical en su infancia. Tocaba muy bien el violín y el piano, pero al final optó por el canto.
En su camino hacia una carrera estelar le ayudó a Krásová el hecho de que en 1917 la escuchó cantar en la casa de su abuela la solista de la Ópera del Teatro Nacional Olga Valoušková-Borová. La diva reconoció su talento y le recomendó tomar clases con Růžena Maturová, una solista olvidada hoy en día del Teatro Nacional, a pesar de que en su época solía ser considerada como una intérprete insuperable de Libuše y de muchos otros papeles dramáticos para soprano.
Maturová, que al igual que Ema Destinnová, figuraba entre las alumnas más importantes de la famosa Marie Loewe-Destinn y su marido Thomas Loewe, fue además una actriz formidable, lo que entonces no era muy habitual. Maturová ayudó a Krásová en su formación en cuanto al arte dramático y le recomendó dedicarse al estudio de la voz de mezzosoprano, lo que resultó ser una opción perfecta.
Más tarde, Marta Krásová profundizó en su educación de canto con renombrados pedagogos como Carl Emmerich y durante su estadía en Bratislava con el maestro vienés M. Ulanowský.
Krásová firmó su primer gran contrato en la capital eslovaca en 1922 con el jefe de la Nueva Ópera de Bratislava, Milan Zuna. Ahí protagonizó varios papeles que le trajeron popularidad más tarde como, por ejemplo, Azucena en El Trovador de Verdi, Amneris en Aida, Ulrika en el Carnaval, Carmen y muchos otros. Además, tomó parte en una gira por Barcelona y Madrid con las escenificaciones de La novia vendida de Smetana y Rusalka de Dvořák, que en 1924 incluyó en el repertorio el nuevo director del Teatro Nacional Eslovaco Oskar Nedbal en colaboración con Jaroslav Kvapil.
Un año más tarde cosechó un gran éxito encarnando a Oktavián en El caballero de la rosa. Esta ópera la dirigió su autor Richard Strauss, que le ofreció a la diva contrato en la Ópera Estatal de Viena. Krásová lo rechazó, porque como gran patriota deseaba fichar por el Teatro Nacional checo.
En la Ópera Estatal de Viena cantó al final unos diez años más tarde, en abril de 1935, encarnando a Amneris.
Krásová cantó como invitada especial en el Teatro Nacional checo en 1926. Dos años más tarde firmó un contrato fijo que al final duró 38 años. Durante ese periodo adquirió respeto tanto por parte del público como de los expertos. Entre sus mayores éxitos figuraron los papeles de Isabell (en Novia de Messin), Vlasta (Šárka), Bruja (Rusalka) o Radmila (Libuše), que contó con unos 150 reestrenos. Unas 300 veces fue Hata en La novia vendida.
La artista, a la que sobraba aplicación e inteligencia, y tenía una gran escala de voz, solía protagonizar roles dramáticos, en los que se distinguía su mezzosoprano sonoro y metálico. La diva cosechaba éxitos también en el extranjero, en Bruselas, Berlín y Edimburgo. Con Václav Talich actuó en Ámsterdam y con Zdeněk Chalaba en Venecia. El público la ovacionó en París, Copenhague, Cracovia, Viena, Hamburgo y Dresde, entre otros lugares.
Entre los años 1938 y 1939 cantó en Estados Unidos y Canadá. Esta gira por 34 ciudades la realizó con la soprano Hilda Konetzna, el bajo Alexander Kipnis y el tenor Henke Horthem. En 1939, la Ópera Metropolitana de Nueva York le ofreció un contrato que al final quedó sin firmar debido a la inminente guerra mundial.
A Krásová le encantaba interpretar también canciones de Gustav Mahler, de Dvořák (su grabación de las Canciones Bíblicas de Dvořák figuraba entre las más famosas del mundo), y le gustaban las piezas de Novák, Foerstr y Ostrčil.
La vida de Marta Krásová terminó de manera triste. Tras finalizar su carrera vivió en una casa con su mamá en la ciudad de Vráž u Berouna. Allí falleció el 20 de febrero de 1970 al caerse por las escaleras.