Los molinos de viento hacen recordar tiempos antiguos
Esta vez hablaremos de los molinos de viento que se han conservado en la República Checa y del invernadero Fata Morgana, inaugurado recientemente en Praga.
En Holanda los molinos de viento se extendieron pronto por todo el país gozando de amplia popularidad, mientras que en las Tierras Checas había más molinos de agua. Hasta el presente se han conservado en la República Checa sólo once molinos de viento, encontrándose su mayoría en Moravia. Es por ello que fueron incluidos en el Patrimonio Nacional.
Uno de los molinos de viento se encuentra en la aldea de Rymice, cerca de la ciudad de Kromeríz, en la zona central de Moravia."Este molino data del siglo XVII. Antiguamente el molino se encontraba en otro pueblo, pero fue trasladado a Rymice, donde en el siglo XX fue acordado crear un museo al aire libre de la arquitectura popular", señala Vladimír Marek, administrador del museo de Rymice.
Vladimír Marek explica que la mayoría de los componentes del molino son originales, siendo todos de madera.
"El molino es giratorio, lo que facilitaba aprovechar toda corriente de aire que se presentara. Por suerte, en esta zona de Moravia, que es mayormente plana, los fuertes vientos nunca han escaseado", indica Vladimír Marek.
El hecho de que en pocas zonas del país tengan lugar suficientes días de viento fuerte, que facilitara explotar ese tipo de molinos, había sido en el pasado una de las razones de la escasez de los molinos de viento en Tierras Checas. De los existentes, algunos habían sido utilizados para moler trigo hasta principio del siglo XX. Los que se conservaron sirven hoy en día como monumento técnico, haciendo recordar a los visitantes los viejos tiempos."El trabajar en un molino tenía su encanto. Cuando el molino se ponía en marcha y el trigo comenzaba a molerse, el molinero y sus ayudantes tenían tiempo para charlar. Y no sólo para eso, aquí en el molino de Rymice hay una pequeña habitación con mesa y sillas que servía para el descanso y en ella se conservan varios jarrones de barro para cerveza o vino. O sea, que el tiempo aquí era aprovechado de manera muy agradable, al parecer", afirma Vladimír Marek, administrador del Museo de la arquitectura popular en la aldea morava de Rymice.
La mayoría de los molinos de viento conservados en la República Checa son de madera, aunque hay también algunos de tipo holandés, hechos de piedra. Una pequeña parte está en manos privadas, tratando sus propietarios de reconstruir la obra técnica para que fuese posible volver a moler trigo en ella. Se pretende más bien presentar esos molinos como una atracción turística, pero no se cuenta con utilizarlos para fines industriales.
A partir de este verano, los habitantes de Praga y los visitantes de la capital checa podrán disfrutar de la flora y fauna tropicales. Lo permite el enorme invernadero Fata Morgana, inaugurado en el barrio capitalino de Troja.
"La obra fue finalizada en mayo del año 2003, pero se demoró la apertura al público, ya que primero fue necesario hacer en el invernadero los últimos arreglos necesarios, para que la gran afluencia de personas no afectara a las plantas y a los animales, especialmente los peces y algunas aves que tenemos aquí", explicó Oldrich Vacek, director del Jardín Botánico de Troja.
El invernadero de Troja, en forma de la letra "S" tiene 130 metros de largo, 17 metros de ancho y en algunos lugares hasta 11 metros de altura. Está dividido en tres partes. En la primera se pueden ver cactus y otras plantas características de los desiertos, en la segunda abundan plantas de la jungla tropical, mientras que la tercera está dedicada a la flora de zonas montañosas, tropicales y subtropicales.
El nuevo invernadero de Praga - Troja es considerado por los expertos como una obra única, hecho que explicó el director del Jardín Botánico de Troja, Oldrich Vacek.
"Lo excepcional de la obra es que fue adaptada al medio que la rodea. Su forma, que se asemeja a la letra "S", se debe a que el invernadero fue construido sobre una roca. Está pegado a la misma y por ello tiene que ir copiando su forma. En vez de construir el invernadero en un lugar llano, se aprovechó al máximo el ambiente natural local. En el mundo hay pocos invernaderos de estas características. Visitarlo es como viajar alrededor del mundo en 80 minutos, inspirándose en la obra del escritor Julio Verne sobre el viaje alrededor del mundo en 80 días", dice en broma Oldrich Vacek.
Durante la visita se pueden ver en el invernadero, además de plantas, saltos de agua, así como fuentes de agua con numerosas especies de peces que hacen recordar los lagos tropicales. Oldrich Vacek señaló que el número de especies de plantas de las que dispone el invernadero Fata Morgana de Praga es realmente grande.
"En el invernadero de Praga-Troja tenemos unas cinco mil especies de plantas tropicales y subtropicales. Nadie, sin embargo, podría decir con precisión con cuantos ejemplares de plantas contamos, ya que éstas se adaptaron rápidamente al lugar y comenzaron a reproducirse como si estuviesen en su medio natural".
En el invernadero Fata Morgana de Praga es posible adquirir asimismo varias especies de plantas tropicales. Según señalara Oldrich Vacek, los visitantes se interesan especialmente por las plantas carnívoras, así como por los cactus y los cítricos.