Los Liechtenstein vuelven a su vieja patria con una gran exposición de pintura de sus colecciones

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Por primera vez se presentan en la República Checa las obras artísticas de la época del clasicismo y del Biedermeier de las colecciones del príncipe Hans Adam II de Liechtenstein. La exposición en el Picadero de Wallenstein, en Praga, se celebra con motivo de la restauración de las relaciones diplomáticas entre el Principado de Liechtenstein y la República Checa, hace ocho meses.

Hans Adam II de Liechtenstein,  foto: Presse- und Informationsamt,  Vaduz
El príncipe soberano de Liechtenstein, Hans Adam II, inauguró este miércoles la exposición de más de 350 obras de las colecciones de su estirpe, albergadas en Vaduz y Viena. El monarca destacó que percibe su presencia en Praga como el retorno de su familia a la vieja patria.

“La realización de esta exposición es una señal de que se han normalizado las relaciones bilaterales entre la República Checa y el Principado de Liechtenstein. Los contactos se renovaron después de que fueran interrumpidos en 1938 por la ocupación de Checoslovaquia por el Tercer Reich. Es un importante paso en nuestra colaboración. Tenemos previstos distintos proyectos, me alegro mucho”. Los Liechtenstein se instalaron en Moravia en el siglo XIII, convirtiéndose en dueños de numerosas propiedades. Poseían asimismo el señorío de Valtice y Lednice, declarado como Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La exposición en el Picadero de Wallenstein ofrece una mirada detallada a la vida de los nobles, mediante dibujos al lavado, acuarelas, planes arquitectónicos de palacios y parques, y el mobiliario. Muchas de las piezas en estilo Biedermeier en los palacios de Valtice y Lednice proceden del taller de Joseph Danhauser, el mejor diseñador de muebles en Europa Central en la primera mitad del siglo XIX.

Sin embargo, el grueso de la muestra en Praga consiste en la pintura vienesa, desde el siglo XVIII tardío hasta los años 40 del siglo XIX, explica el comisario Radim Vondráček.

“Se exponen, por ejemplo, retratos de Ferdinand Georg Waldmüller, así como sus maravillosos paisajes italianos que representan un giro importante en la pintura europea de paisajes. Waldmüller pinta por primera vez en la naturaleza, no son los paisajes clasicistas idealizados. Un nuevo capítulo en la pintura lo abrieron las acuarelas y los óleos de Peter Fendi porque muestran escenas de la vida cotidiana. Este género también influyó a pintores checos, a mediados del siglo XIX”.

Radim Vondráček destaca la pintura de Peter Fendi que capta a las pequeñas hijas del príncipe Alois II de Liechtenstein, jugando en el palacio de Lednice. Únicos son asimismo los retratos de niños de Friedrich Amerling, que estudió tres años en la Academia de Praga.

La imagen sobre el arte del clasicismo y del Biedermeier viene completada por ejemplares de porcelana pintada y pequeñas obras plásticas. La exposición permanecerá abierta hasta el 17 de octubre.