Los grafiteros ilícitos son cada vez más organizados y audaces
Daños por cientos de miles de euros ocasionan los grafiteros en la República Checa todos los años. Según datos de la Policía, el número de pintadas ilegales en todo tipo de inmuebles y vagones de tren y de metro se incrementó en un 40% durante los últimos cuatro años.
Los grafiteros que hacen sus creaciones exclusivamente de forma ilegal están cada vez mejor organizados y son más rápidos. Los vagones de tren de la empresa Ferrocarriles Checos (České dráhy) y el metro de Praga, son el blanco predilecto de estos ‘artistas’. En un par de minutos, tres personas son capaces de pintar todo un vagón de tren de 25 metros de longitud, según sostiene el portavoz de la compañía ferroviaria, Petr Šťáhlavský.
“Durante el año 2014, por ejemplo, hemos registrado 4.850 casos de pintadas en vagones de tren. Los daños ocasionados por los grafiteros a la compañía alcanzaron un valor superior a los 300.000 euros”.No obstante, en 2011 la suma por los daños ocasionados por el graffiti en los vagones de tren había alcanzado unos 900.000 euros. La reducción de los daños desde entonces se debe en especial al contrato que suscribió Ferrocarriles Checos con una agencia de seguridad. De proteger los vagones y denunciar a la Policía eventuales ataques de los grafiteros contra la propiedad privada se encarga un equipo especial. Como afirma su jefe, el señor Ludvík que, por razones de seguridad no quiere que se publique su apellido, atrapar a estos delincuentes no es fácil.
”Los grafiteros utilizan métodos cada vez más sofisticados para alcanzar su objetivo. Varias horas y hasta días siguen desde lejos el lugar de su futura actividad, verifican si hay allí algún control y al estar seguros de que no corren mayor peligro, realizan las pintadas en los vagones. Para atraparlos in fraganti, debemos ser muy pacientes e intervenir con rapidez”.
Los grafiteros que son atrapados en el momento de realizar las pintadas, deben pagar elevadas multas o, en dependencia de los daños ocasionados, pueden ser llevados a los tribunales. En caso de comprobarse que el acusado pintó graffitis en varios sitios de forma ilegal y en repetidas ocasiones, puede ser condenado a prisión, al igual que ocurre en casos semejantes en otros países del mundo que declararon la guerra a los grafiteros ilícitos.