Los desafíos de los periodistas checos a través de los tiempos
Los periodistas checos han tenido que enfrentarse a distintas dificultades a lo largo de la historia para realizar su cometido, lo que ha llevado a la profesión a pasar por altibajos.
“El mejor oficio del mundo”. Así catalogó el escritor colombiano Gabriel García Márquez el periodismo. No obstante, los inicios de esta labor informativa en territorio checo no fueron pan comido. Este oficio en su concepto moderno se estableció relativamente tarde, a mediados del siglo XIX, de la mano de la culminación del conocido como Renacimiento Cultural Checo. Este movimiento se puso como objetivo rescatar la lengua checa para su uso a altos niveles y con el fin de fomentar la conciencia nacional de sus hablantes, sometidos durante siglos a la germanización bajo el dominio del Imperio Austrohúngaro.
La importancia de los periodistas se manifestó especialmente entre los años 1848 y 1849, en una época marcada por la serie de sublevaciones de los checos contra Viena, como comentó para la Radio Checa Jan Cebe, historiador de la prensa de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Carolina de Praga.
“Fue el primer periodo marcado por el periodismo en la lengua checa, algo poco habitual anteriormente. Además, la prensa empezó a politizarse. El papel del periodista se mostró como una voz importante en los debates políticos, cuyas opiniones empezaron a interferir con el nuevo espacio público”.
Los trascendentales acontecimientos políticos del año 1848 desembocaron en una parcial liberación del rígido régimen austríaco, que incluía la suspensión de la censura a la prensa. Este paso impulsó la aparición de nuevos rotativos vinculados a las corrientes políticas de la época. La prensa praguense se orientaba hacia ideologías liberales, radicales, democráticas y conservadoras. Como pionero del periodismo checo moderno se considera al representante de la corriente liberal Karel Havlíček Borovský. Sus críticas al gobierno supusieron para este valiente periodista una serie de persecuciones policíacas que culminaron con su destierro y deportación a Austria.
Una profesión importante, pero subestimada
Mientras que la voz de los periodistas ganaba en el siglo XIX cada vez mayor importancia entre la sociedad checa, ganarse la vida con esta profesión seguía siendo una tarea difícil.Con el fin de apoyar la labor periodística, nacieron varias asociaciones que reunían fondos para resolver la situación precaria de sus miembros. Aunque cada organización estaba vinculada con una ideología política distinta, sus representantes actuaron unidos para comunicar con mayor fuerza sus exigencias e intereses nacionales a Viena. Esta unidad se fue desintegrando tras el nacimiento de la Checoslovaquia independiente, explica Jan Cebe.
“Como la vida política se aceleró en la nueva república, los periodistas empezaron a discrepar fuertemente de sus opiniones. El ambiente periodístico se volvió caótico, la fuerza de su unidad se fragmentó y se iniciaron disputas”.
La prensa al servicio del gobierno
El régimen comunista, establecido en Checoslovaquia en 1948, puso fin a la libertad de la prensa checoslovaca. Varios periódicos acabaron suprimidos por el gobierno, mientras que la actividad de otros se vio restringida por los cambios de personal o una asignación limitada de papel de periódico. Los medios oficiales se vieron obligados a servir a los intereses del Partido Comunista. En 1950 se promulgó una ley de prensa parcial que estableció que el papel de la prensa era educar para el socialismo.
En el marco de una parcial liberación del rígido régimen totalitario en los años sesenta, se registró una mayor tolerancia hacia la prensa, que culminó en marzo de 1968 con la suspensión de la censura. La libertad ganada a pulso no duró mucho; tras la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia, la censura retornó y permaneció hasta 1989. En aquella época, conocida como la normalización, la única información independiente aparecía en la literatura denominada samizdat, distribuida clandestinamente y en las emisiones de radio de la BBC, Europa Libre o La Voz de América, que los checoslovacos sintonizaban en secreto en sus hogares.
“El periodismo no es una profesión de prestigio como el derecho o la medicina”
Tras la caída del comunismo en 1989, los periodistas checoslovacos se ganaron finalmente una posición exclusiva en la sociedad, indica para la Radio Checa el teórico de medios de comunicación Jan Jirák, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Carolina de Praga.
“Por un lado, los periodistas representaron símbolos visibles de la transformación social hacia la democracia. Por otro, el periodismo se convirtió en un tema importante en el espacio público. A Checoslovaquia llegaron especialistas internacionales con el fin de educar sobre el periodismo democrático. Hubo presión para que las personas vinculadas con el régimen comunista no se dedicaran al periodismo. Esto llevó lógicamente a que mucha gente joven y sin experiencia empezara a trabajar en los medios”.
La década de los noventa estuvo marcada asimismo por la llegada de nuevas tecnologías y la necesidad de aprender muchas novedades para ejercer el periodismo, pero también por cierto riesgo al investigar las prácticas mafiosas típicas de la época poscomunista. De acuerdo con Jan Jirák, el rol del periodista aún no se aprecia lo suficiente en la sociedad actual.
“El periodismo no es una profesión de prestigio como el derecho o la medicina. Es una profesión parcial, ya que no es necesario tener una formación formal para ejercerlo. Aunque sabemos que el periodismo es indispensable, los periodistas en nuestra sociedad no son muy estimados”.
La manipulación política de los medios de comunicación que, según Jirák, permanece presente, no favorece la creación de una percepción más positiva del periodismo.
“La escena política se ha profesionalizado mucho y creo que se comunica con los medios de forma más eficiente, comparado con los años noventa. La influencia existe, pero se da también desde otro lado; hay cada vez más periodistas convencidos de que a través de su oficio pueden hacer política. Al exagerar un poco, creo que así convierten el periodismo en un poder político y esto no debería pasar. Creo que la misión del periodismo en una sociedad democrática es informar, según el principio de “caiga quien caiga” y no aprovechar la producción periodística para la presión política”.
La labor periodística se galardona anualmente en la República Checa en varios concursos como el Premio de Karel Havlíček Borovský y el Premio Periodístico (Novinářská cena).