Llegan a Chequia alimentos defectuosos de Polonia, Alemania y Eslovaquia

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Malas condiciones de higiene o el insuficiente procesamiento térmico de algunos productos alimentarios pueden tener como resultado la aparición en éstos de bacterias peligrosas para la salud. La Inspección Veterinaria y de Higiene descubrió este año en Chequia más de un centenar de productos defectuosos. En su mayoría se trató de alimentos importados del exterior.

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Los inspectores de higiene checos descubrieron este año la bacteria de la salmonella en carne de ave, la listeria en quesos y también altas concentraciones de metales pesados en conservas de sardinas. En la mayoría de los casos se trataba de productos importados de Alemania, Polonia y Eslovaquia. Aunque, según sostiene Bedřich Horyna, director del Instituto Veterinario, la aparición de alimentos defectuosos en el mercado nacional no es muy frecuente y casi siempre se logra retirarlos a tiempo de la venta.

“Lo más grave es la aparición de la bacteria de salmonella que causa serios problemas de salud a las personas. Hemos descubierto su presencia este año en carne de aves importadas de Polonia y en una pasta de sésamo procedente de Alemania. También registramos la bacteria listeria en quesos de Eslovaquia. Una parte de éstos fue distribuida al mercado checo antes de ser prohibida su venta, por lo que fue necesario retirarla de los comercios. Hemos impedido igualmente la venta de productos que contenían la bacteria E.coli”.

Los inspectores veterinarios y de higiene realizan controles frecuentes tanto en los comercios, como en los grandes almacenes de alimentos y depósitos refrigerados, en los que la temperatura oscila alrededor de los -25°C. Como indica Zdeněk Císař de la Administración Veterinaria, el control de los alimentos es verdaderamente minucioso.

Foto: Tomáš Adamec,  Radiodifusión Checa
”Al controlar por ejemplo la carne, lo hacemos paquete por paquete. Debemos verificar si en todos aparece el país de origen y productor concreto, la fecha de fabricación y caducidad, así como el estado del embalaje. Cuando éste está dañado, aunque sea de forma mínima, el alimento ya puede estar contaminado. Entonces exigimos su eliminación inmediata, para evitar que llegue al consumidor”.

Después de estos controles se hacen otros más detallados en laboratorio, que facilitan descubrir la eventual presencia de diferentes bacterias en los alimentos, dañinas para la salud.

Las normas de calidad de los alimentos que rigen en la República Checa son de las más estrictas de la Unión Europea. No obstante y a pesar de los controles detallados de este tipo de productos que llegan al mercado nacional, es imposible excluir del todo la eventual presencia de bacterias en ellos. Uno de los motivos es el insuficiente número de inspectores de calidad de los alimentos, que se debe a problemas de orden económico.