Lenka Zajícová, miembro corresponsal en Chequia de la Academia de Guaraní
Profesora de la Universidad Palacký de Olomouc, Lenka Zajícová comenzó a estudiar guaraní luego de interesarse en las misiones jesuíticas en Paraguay. Tras investigar durante años los fenómenos de bilingüismo en ese país, la Academia de Guaraní decidió reconocer su labor. En esta entrevista, la investigadora cuenta los detalles de un viaje que, además de esa enorme satisfacción, le permitió conocer al traductor al guaraní de un emblemático libro checoslovaco.
Hace unas semanas, la investigadora y profesora Lenka Zajícová recibió de manos del presidente de la Academia de la Lengua Guaraní, Carlos Ferreira, un reconocimiento oficial como miembro correspondiente en República Checa. La ceremonia se dio en el marco de un viaje que la investigadora viene de realizar a la Argentina por el proyecto académico ‘Trans.arch’, aunque la decisión de destacar su trabajo es, tal como ella misma cuenta, muy anterior.
“Me llegó esa noticia ya hace años pero como no había tenido la oportunidad de volver a Paraguay, nunca se dio la oportunidad de retirar oficialmente el decreto, el nombramiento. Entonces, gracias a este viaje pude hacerlo, pero en realidad me nombraron miembro correspondiente de esa academia ya en el año 2014”.
“Me dediqué a estudiar las actitudes lingüísticas de los hablantes paraguayos hacia el guaraní, hacia el castellano y hacia todo lo que pasaba por aquel entonces en Paraguay respecto a la educación bilingüe”.
Lenka Zajícová
Explica Zajícová que la Academia de la Lengua Guaraní nació gracias a la última ley lingüística de Paraguay que se aprobó en el 2010 y que, entre muchas otras cosas, abordó la necesidad de que hubiera una institución normativa e independiente para el idioma guaraní. Luego de varias fases que incluyó el nombramiento de los académicos internos, se procedió a votar y elegir miembros corresponsales en el extranjero. Es decir que, ocho años después de haber sido elegida, un viaje a Latinoamérica le permitió recibir ese nombramiento en forma oficial.
Y fue un poco casualidad porque yo tampoco sabía si podía pasar por Paraguay porque principalmente iba a Argentina, a Santa Fe y a Buenos Aires, pero luego se dio la posibilidad de hacer un breve viaje a Paraguay y allí me encontré, en cierto sentido por casualidad, con el Presidente de la Academia que, cuando me presenté, dijo: ‘ah, pero guardamos su decreto de nombramiento, tiene que venir a recogerlo’, y pues así fue”.
Una aproximación al guaraní
A la hora de intentar definir el guaraní, Zajícová dice que es una lengua muy distinta de las indoeuropeas, mientras que con otras lenguas amerindias tiene bastantes puntos en común pero también muchas diferencias. Desde el punto de vista lingüístico, agrega que se trata de una lengua aglutinante y polisintética, como el turco, el húngaro o el finlandés, lo cual quiere decir que sus palabras se pueden dividir con bastante nitidez en morfemas o unidades con significados bien definidos. Otra característica es que suele usar más posposiciones que preposiciones. En todo caso, Lenka Zajícová comenzó a interesarse en esa lengua tan distinta del checo a mediados de la década del noventa, en el marco de sus estudios de filología hispánica.
“Me llamaba mucho la atención un tema histórico que es el de las reducciones en Paraguay, las reducciones jesuíticas y estuvo motivado porque, por esa época, recién salíamos del comunismo y entonces todos los temas relacionados de algún modo con la iglesia católica o las órdenes religiosas eran poco estudiados u ocultados en Chequia, entonces era una capa de la historia de Sudamérica que yo no conocía mucho y me pareció un tema interesante esa posibilidad de que una orden religiosa pudiera tener una autonomía en cierto sentido política, fuera de la administración colonial”.
Lo interesante es que el tema en cuestión también remitía, en parte, a su propio país, ya que durante esa época colonial hubo unos treinta misioneros jesuitas provenientes de los países checos. Poco tiempo después, Zajícová fue a estudiar un año a Estados Unidos donde se encontró con un especialista en historia de Paraguay que terminó de hacerle ver que el guaraní de esas misiones aun se seguía hablando, lo cual le causó un gran impacto debido a que, en esa época, los estudios estaban tan enfocados en la lengua española que existía la sensación de que las lenguas indígenas eran algo histórico. En ese mismo momento, encontró el tema de su doctorado.
“Y eso fue a finales de los años noventa, justamente en una época en que pasaban muchas cosas en Paraguay en relación con el guaraní, porque Paraguay también salió de la dictadura en 1989, luego aprobaron la nueva Constitución en 1992 donde, por primera vez, el guaraní era declarado co-oficial con el castellano”.
A todo eso agrega Zajícová que, en 1998, se aprobó una ambiciosa ley de educación bilingüe que, si bien luego tendría altibajos y algunas modificaciones, en su momento causó mucho impacto. En otras palabras, el contexto de la época no hacía más que confirmar su elección.
“Y luego el enfoque de mi trabajo fue sociolingüístico, en realidad yo justamente me dediqué a eso, a ver cómo eran las actitudes lingüísticas de los hablantes paraguayos hacia el guaraní, hacia el castellano y hacia todo lo que pasaba por aquel entonces en Paraguay respecto a la educación bilingüe, los cambios, la oficialización del guaraní, etc.”
Recuerda Zajícová que, durante la investigación, le interesaron las diferencias entre el guaraní paraguayo, el de la provincia argentina de Corrientes y el de Bolivia que es bastante distinto. Pero uno de los aspectos que más la sorprendió es que, además de la población indígena que, en Paraguay constituye un porcentaje relativamente bajo, el guaraní también lo hablaran los mestizos y algunos descendientes de europeos. De hecho, cuenta que en uno de los últimos censos se precisó que un 87% de los paraguayos eran capaces de hablar guaraní, mientras que el porcentaje restante correspondía, a grandes rasgos, a descendientes europeos recientes y una parte de las élites en Asunción. Lo que esos datos parecen mostrar es, en su opinión, una actitud algo ambigua.
“El traductor al guaraní de ‘Reportaje al pie de la horca’ trabajó en Radio Praga preparando las emisiones en guaraní en los años ochenta”.
Lenka Zajícová
“Y eso es justamente lo que sucede con el tema del guaraní: porque por una parte hay una tradición que asocia al guaraní con el mundo rural, con un mundo con poca educación, con el mundo pobre, sobre todo aquellos hablantes monolingües del guaraní que no saben bien castellano, esa conexión en cierto sentido sigue estando. Pero, por otra parte, hay una fuerte identificación de Paraguay con el guaraní, prácticamente como su máximo símbolo de identidad nacional, como un instrumento de identificación que les sirvió durante esas guerras terribles que se dieron en Paraguay, tanto la de la Triple Alianza como la Guerra de Chaco”.
Es decir que, en algún punto, el prestigio y el desprestigio parecen convivir en esta relación de amor y odio. Sin embargo, aun dentro de esa ambigüedad, Zajícová considera que en Paraguay lo que más se valora es el bilingüismo.
Entre Julius Fučík y Radio Praga
En el año 2009, gracias a una charla con la profesora y editora Hana Hanušová, Zajícová se enteró de la existencia de una traducción al guaraní de ‘Reportaje al pie de la horca’ de Julius Fučík que la editorial Orbis publicó en 1983, en un momento en que no había muchas obras traducidas al guaraní más allá del ‘Nuevo Testamento’, el ‘Martín Fierro’ y algunos relatos y poemas sueltos. Por lo tanto, enseguida se dio cuenta Zajícová de que ese libro significaba algo único y excepcional, aunque poco después descubriría que también implicaba una historia fascinante vinculada a su traductor.
“Este traductor aparece en el libro bajo el seudónimo de Jaime Dias porque era un exiliado comunista de Paraguay que tuvo que huir de la dictadura de Stroessner y entonces no podía poner su nombre verdadero y acá en Chequia nadie sabía, nadie se acordaba de él y tal vez ningún checo sabía su nombre verdadero, pero era un señor que justamente trabajó en Radio Praga y preparaba las emisiones en guaraní en los años ochenta, creo que entre 1982 y 1986 y entonces cuando él estuvo en Praga hizo esta traducción, a mí me llevó más o menos un año descubrir la verdadera identidad de este traductor, intenté en la editorial Orbis y en Radio Praga pero nadie sabía nada y, gracias a mis contactos en Paraguay, encontré a las personas que sí lo conocían y me ayudaron a identificarlo”.
Eso sucedió en el año 2010, pero si bien pudo revelar su identidad, hasta ese momento Zajícová no había podido hablar con el traductor. Sin embargo, en este mismo viaje en el que recibió el nombramiento de la Academia de la Lengua Guaraní, buscó nuevamente el contacto de ese señor que no tiene correo electrónico y, finalmente, lo pudo conocer: se llama Manuel Ramos, salió de Paraguay alrededor del año 1959, después estuvo en Cuba donde trabajó también en la radio preparando emisiones en guaraní y luego recaló en Praga, donde quedó fascinado con la figura de Fučík. En especial, porque notaba una gran semejanza entre su lucha contra los nazis y el sufrimiento de los paraguayos durante la dictadura.
Por eso mismo, decidió poner tanto esmero en esa traducción tan compleja que tuvo una tirada de mil ejemplares y se distribuyó, sobre todo, en la comunidad de paraguayos exiliados en Buenos Aires. Agrega Zajícová que el traductor tiene 87 años, se encuentra en perfecto estado de salud y define su conversación con él como un momento increíble, en el marco de un viaje plagado de sorpresas que recordará por mucho tiempo.