Las ruedas de los Molinos automáticos de Pardubice empiezan a girar en nombre de la cultura
La vida vuelve a los Molinos automáticos, joya arquitectónica de Josef Gočár ubicada en la ciudad de Pardubice. En vez de harina, sus paredes brindan refugio a la vida cultural y social de Bohemia oriental.
Los Molinos automáticos de Winternitz, verdadera perla de la arquitectura checa reabrió sus espacios el fin de semana pasado. El monumento cultural nacional es una de las obras maestras del renombrado arquitecto checo Josef Gočár que diseñó el monumental edificio de ladrillos a la orilla del río Chrudimka en 1909 para los hermanos Winternitz, dos empresarios de origen judío. Además de ser una de las obras más famosas de Gočár, los Molinos automáticos también narran la historia de la ciudad de Pardubice a comienzos del siglo XX, según contó el historiador de la arquitectura, František Václavík, a la Radio Checa.
“Es un monumento a la modernización de Pardubice porque en aquel tiempo se produjo la transformación de la ciudad rural en una ciudad moderna. Los molinos son resultado de este proceso porque todos los molinos antiguos se cerraron y el único lugar para un nuevo molino surgió en este terreno y los hermanos Winternitz construyeron ahí un molino moderno. Por eso, además de Gočár, en este contexto es importante el momento de la modernización”.
Los Molinos automáticos funcionaron durante más de 100 años, hasta 2013, tres años más tarde arrancó su reconstrucción. Los artistas de Pardubice llegaron sobre 2013 con la idea de transformar los antiguos molinos en una llamada “Kulturfabric” y convertir todo el espacio y todos los edificios de los molinos en un santuario cultural de la ciudad.
Entre las instituciones que se mudaron al nuevo espacio destacan GAMPA (Galería de la ciudad de Pardubice), Sféra, nueva institución enfocada a la enseñanza, y la Galería de Bohemia Oriental, en 2023 bautizada como la Galería de Gočár. Su directora, Klára Zářecká, describió para la Radio Checa las particularidades de los molinos reconstruidos.
“El objetivo de la reconstrucción era conservar lo máximo posible del edificio antiguo para recordar su función original. Quedaron siete huellas interesantes. Uno de los elementos dominantes que se puede observar en la sala de entrada es el sistema de transmisión del molino. Para nuestros comisarios, ese sistema de transmisión fue de gran inspiración por lo que los visitantes podrán contemplar a partir de septiembre una exposición bajo ese nombre”.
Añade Zářecká que la reconstrucción respetó mucho el ambiente original y, por lo tanto, se pueden ver materiales y estructuras de los molinos modificados para los fines de exposición.
Otra particularidad de los Molinos automáticos es el hecho de que la gestión de la reconstrucción estuvo repartida entre la Fundación Molinos automáticos del matrimonio Smetana, la Región de Pardubice y la Ciudad de Pardubice. En este sentido, de acuerdo con el arquitecto Josef Pleskot, se trata de una situación única en Chequia que inspira esperanza y dudas en el sentido de si tal colaboración puede funcionar bien.
“Yo en este sentido espero solo lo mejor, que habrá colaboración, que los tres sujetos actuarán de forma sinérgica para que los molinos sean parte del triángulo de Pardubice, como llamamos al conjunto que forman el palacio, la plaza Pernštejnské y los Molinos automáticos. Estos tres lugares forman un triángulo equilátero que los habitantes de la ciudad denominan el Triángulo dorado de Pardubice. Es algo muy bonito”.
El público ya puede disfrutar de cuatro edificios de los antiguos molinos, un parque situado enfrente del edificio principal y la nueva plaza interior. En 2026, continuará la segunda etapa de la reconstrucción en la que se deberían construir tres nuevos edificios para viviendas y fines comerciales.