Las joyas de la corona, expuestas en el Castillo de Praga
Las joyas checas de la corona se exponen excepcionalmente en el Castillo de Praga, con motivo del centésimo aniversario de la fundación de Checoslovaquia.
En una nueva vitrina, que permite observar las joyas desde todos los ángulos, los visitantes podrán admirar la corona de san Venceslao, con su zafiro de 300 kilates, el cetro real, la esfera real, las fundas de piel que normalmente los protegen, la almohadilla sobre la que descansa la corona y la capa real con sus accesorios. Puede parecer extraño que los emblemas de poder del antiguo reino de Bohemia hayan trascendido como símbolos estatales de una república. De hecho tras la fundación de la República Checoslovaca en 1918 las joyas tenían meramente un valor histórico, nos cuenta Petr Kroupa, del departamento monumental del Castillo de Praga.
“Las joyas de la corona son un símbolo monárquico, y por tanto la Primera República se distanció de ellas. Nadie las consideraba un símbolo de nuestro Estado y su destino era acabar en un museo. Al final no acabaron así, pero simplemente no se exponían”.Curiosamente fue el miedo a perderlas en una hipotética guerra contra Alemania lo que las situó en primer plano y empezó a darles otro valor, prosigue Kroupa.
“Hay una historia interesante y poco conocida sobre cómo las joyas de coronación, sin que nadie lo quisiera, en su interacción con la nación se convirtieron en símbolo de esta. Pasó en 1938, antes de los Acuerdos de Múnich, cuando la República empezó a temer por sus joyas de la corona. Las sacaron de su caja y las metieron en un automóvil Tatra y por la noche, en secreto, las llevaron a Eslovaquia. Estuvieron allí solo unos cuantos días, en la sucursal del Banco Checoslovaco. Luego fue formado el Acuerdo de Múnich, quedó claro que todo iba a ser de otra manera y las joyas, de nuevo en secreto, regresaron”.
Precisamente en el momento de crisis para la nación checa que supuso el Protectorado de Bohemia y Moravia, controlado por los nazis, se consagró el simbolismo de las joyas, como cuenta Kroupa a través de otra anécdota.“Está la historia de cómo Heydrich y el presidente Hácha representaron una embarazosa comedia el 17 de noviembre de 1941. Heydrich hizo sacar las joyas de la corona, invitó al presidente Hácha y ceremoniosamente le permitió mirarlas. Le entregó una llave de las siete necesarias para abrir la cámara donde se guardan. Como diciendo que los checos también tienen un poco de derecho a ellas. Cuando terminó la guerra se descubrió que los alemanes hicieron tres juegos de llaves de la cámara de la corona”.
Tras la guerra las joyas de la corona eran ya un símbolo de Estado consolidado, lo que continuó también durante el régimen comunista. Durante otro momento de crisis, la invasión soviética de 1968, quedó claro que el país había asimilado claramente el simbolismo de las joyas y se identificaba con él, tal como atestigua la forma en que fueron expuestas en noviembre de ese año, pocos meses después del fracaso de la Primavera de Praga.
“Creo que fue ese el momento crucial en el que los checos se dieron cuenta del gran significado simbólico de las joyas de la corona. La exposición se realizó de forma bastante especial, en la sala de las columnas, en el mismo sitio en el que tras la muerte del presidente Masaryk fue expuesto su cuerpo. Así que en el mismo lugar, con unos arreglos parecidos, también en una vitrina, solo que esta vez sobre terciopelo negro, fueron expuestas las joyas de la corona. Fue algo así como un entierro con carácter de Estado. La exposición se prolongó dos semanas, hasta el 17 de noviembre, que también es una fecha simbólica”.En esa fecha se conmemoraba el cierre de las universidades checas y la represión contra los estudiantes organizada por los nazis en 1939.
Como parte de la muestra se exhiben también en el Castillo de Praga las armas de san Venceslao, que forman parte del tesoro real guardado en la catedral de San Vito, así como otros objetos históricos relacionados con el patrón de la nación checa. Una exposición complementaria muestra las peripecias históricas de las joyas de la corona durante los cien años de vida del estado checoslovaco, primero, y checo después.La exposición recibió en su primer día de apertura más de tres mil visitantes. La última vez que las joyas de la corona salieron de la cámara del tesoro fue en 2016, con motivo del 700 aniversario del nacimiento del rey checo y emperador romano-germánico Carlos IV.