Las empanadas argentinas llegan a la República Checa

Foto: Empanadas Argentinas

De carne, pollo, verdura o jamón y queso. El argentino Jorge Ariel Arellano ha fundado en Praga la primera empresa de elaboración y distribución de empanadas argentinas, un producto con el que tratarán ahora de enamorar a los consumidores checos.

Jorge Ariel Arellano,  foto: Carlos Ferrer
Primero un compañero de trabajo le pidió que le preparara unas típicas empanadas argentinas, después fueron quince más, luego se corrió la voz y los amigos de los amigos empezaron a hacer más y más encargos de esta delicia gastronómica. Finalmente Jorge Ariel Arellano se decidió a abrir un taller y convertir la idea en un proyecto empresarial.

Las empanadas y empanadillas, típico producto español y latinoamericano, no eran totalmente ajenas a los paladares checos, pero se trata de la primera vez que se pone en marcha una planta expresamente dedicada a fabricarlas y a distribuirlas por distintos puntos de venta, especialmente restaurantes, aunque también se realizan ventas a particulares a domicilio a través de Internet.

Foto: Empanadas Argentinas
Con apenas cuatro meses de funcionamiento, Ariel Arellano y sus socios Diego Marchionni y Petr Kopač tienen todavía por delante un importante reto de marketing. Y es que la clientela está formada de momento solo por conocedores del producto, explica Arellano.

“De momento a gente latina. Estamos utilizando puntos de venta latinos, particulares también. Extranjeros suelen comprar: americanos, ingleses, pero por lo general más latinos. Nuestro fuerte será entrar en el mercado checo, estamos tocando algunos restauranes y cafeterías checas, pero va a llevar tiempo. Creo que es un tema de cultura intentar abrir la mentalidad de la persona europea, sobre todo del checo, con el que estamos trabajando”.

Foto: Empanadas Argentinas
A su favor tiene las particulares características del producto, cuyos ingredientes no entran en contradicción con la tradición gastronómica checa y que además pueden prepararse rápidamente, en la sartén o en el horno, y adquirirse por un precio muy económico, especialmente si se compran directamente a la fábrica.

Queda concretar en el imaginario del consumidor qué es lo que exactamente puede encontrar bajo la etiqueta de empanada argentina. En principio, de acuerdo con Ariel la diferencia con otras variedades del mundo hispano son menores de lo que pudiera parecer.

Foto: Empanadas Argentinas
“Prácticamente las empanadas son muy similares en todas partes del mundo. No es algo que inventé, ya está inventado hace años. Creo que tiene un poquito el toque de carne argentina, porque decir carne argentina le da un toque diferente. Pero después el relleno es similar: lleva patata, cebolla, cebolla verde, huevos. Es muy similar en todos los países latinos, inclusive en España donde se suele hacer. Tal vez las empanadas que nosotros hacemos son un poco más crujientes, más jugosas, que es lo que hace la diferencia con el resto”.

Fundamental ha sido también la elección de las primeras variedades que produce la empresa, y que se irán ampliando conforme se vaya afianzando el negocio.

“Hay muchas variedades de empanadas, creo que hay un total de 50 variedades, pero no vamos a salir con las 50. Ahora de momento estamos con cuatro, vamos a abrir dos más, porque no queremos avasallar el mercado. De momento estamos con carne, pollo, vegetales y jamón y queso. En este mes vamos a hacer caprese y corn. Y tal vez alguna más con espinacas y queso. Así que poco a poco vamos tirando diferentes variedades para dentro de un año tener 20 diferentes para que la gente pueda elegir”.

Seguramente hace unos años Jorge Ariel Arellano no podría haberse imaginado que se convertiría en empresario del sector alimentario en la República Checa. Nacido en Mar del Plata en 1975, el argentino fue futbolista profesional hasta que llegó a la República Checa, hace seis años.

Tras una breve estancia en el Viktoria Žižkov decidió dejar el fútbol definitivamente y dedicarse profesionalmente a la gastronomía, sector en el que comenzó como humilde pinche de cocina, de forma accidental y obligado por las circunstancias.