“Las aplicaciones para aprender idiomas aún no están usando toda la tecnología disponible”
Con formación de bioquímico y experiencia en programación, creó una novedosa herramienta que permite a los usuarios practicar distintos idiomas mientras disfrutan de sus series o películas favoritas en Netflix. En esta entrevista, Martin Hassman nos explica cómo funciona su aplicación, qué problemas tienen los programas que enseñan idiomas y revela también el origen de su interés en el español.
El programador checo Martin Hassman explica que, a veces, el vértigo de los cambios tecnológicos hace que nos olvidemos de las dificultades con las que, tiempo atrás, nos enfrentábamos. De hecho, afirma que hace quince años, durante el boom de internet, para acceder al servicio de banca electrónica solo se podía utilizar un programa de determinada compañía. Hassman tenía cierta experiencia en programación, aunque orientada a sus estudios en bioquímica y, para combatir ese monopolio, empezó a ayudar a usuarios de otras empresas y también a los diseñadores para crear sitios web más amplios.
“Durante mis estudios de posgrado descubrí el tema de la programación: primero necesité hacer unas aplicaciones para mi trabajo como bioquímico y entonces descubrí que es algo que me encanta, mucho más que la bioquímica”.
Luego, con el tiempo fue creando guías para programadores y también dio algunas conferencias para facilitar su trabajo. Pero hubo un punto de inflexión que lo llevó a interesarse en la programación vinculada al aprendizaje de idiomas. Ocurrió, unos cuatro años atrás, cuando con sus amigos tenían planeado un viaje a Vietnam y, como estimaba que los locales solo hablaban su idioma, decidió aprender vietnamita. Tomó clases intensivas durante tres meses y el resultado fue positivo porque, al menos, pudo abordar conversaciones básicas y, de hecho, cuenta que él y sus amigos fueron invitados a varias cenas privadas. Esa experiencia lo hizo pensar mucho en las aplicaciones orientadas al aprendizaje de idiomas, sobre todo, cuando al volver a su país decidió aprender español luego de ponerse de novio durante dos años con una colombiana que vivía en Praga. Reconoce que su idea era alternar entre checo y español, pero, como suele ocurrir en esos casos, terminaron hablando inglés.
“Ahora tenemos mucha tecnología y muchas aplicaciones para aprender idiomas, pero creo que aún no usan la tecnología más eficaz de hoy, hay muchos problemas que se podrían solucionar. Duolingo, memrise, supermemo u otras conocen muy bien qué palabras entendiste y cuáles no, pero solo usan esa información dentro de su terreno. Si quiero ver una película por Netflix esa aplicación podría examinar, gracias a los subtítulos, las palabras que están incluidas en determinada película con el objetivo de decirme si puedo entender o no esa película y, llegado el caso, recomendarme otra”.
De todas formas, Hassman admite que para mucha gente esas aplicaciones pueden ser muy útiles a la hora de aprender un nuevo idioma, siempre y cuando funcionen como complemento, por ejemplo, de un curso. Pero afirma que en general no suelen servir como método único o, al menos, eso es lo que indica su propia experiencia.
“Yo probé muchas de esas aplicaciones y no son malas, pero tampoco maravillosas, aunque están mejorando y creo que uno de sus grandes problemas es multidisciplinario: hay aplicaciones con excelentes programadores, pero sin el asesoramiento de un lingüista o profesor de idiomas, con lo cual no tienen buen contenido; y hay otras aplicaciones con excelente contenido pero que funcionan muy mal”.
Hassman rescata que, hace unos años, el director de Duolingo anunció que empezarían a incorporar a profesores de idiomas y lingüistas con posgrados. Según Hass, ese aporte fue tan positivo que puede verse en los progresos que alcanzó la aplicación en los últimos dos años, algo que en su opinión se irá incrementando con el paso del tiempo. Mientras tanto, afirma que sería muy útil una aplicación que informe al usuario de qué grado de entendimiento puede tener de determinada película o libro electrónico, o incluso que sea capaz de armar una lista previa de palabras para facilitar su abordaje. Asegura que eso aún no existe y le parece algo relativamente sencillo de crear porque en el mercado ya hay muchas herramientas para localizar y analizar contenidos.
“Si tengo el texto original completo de El Quijote en mi ordenador puedo procesar todo el texto en alrededor de quince segundos, contar todas las palabras, descubrir las variaciones verbales como ‘ir’, ‘voy’, ‘vas’, etc. que corresponde a la misma clase de palabra, y para eso solo necesitas segundos”.
Es decir que, según Hassman, con solo aplicar la tecnología disponible muchas de las aplicaciones para aprender idiomas podrían dar un salto de calidad, resolviendo algunos problemas que suelen fastidiar a los usuarios. Justamente, en ese terreno viene trabajando y especializándose desde hace algunos años.
“Ahora mis aplicaciones se dirigen más a la escucha: en Netflix hoy tienes las películas en casi veinte idiomas, pero es muy difícil verla sin subtítulos para quienes no tienen un nivel alto. Al mismo tiempo, el problema de los subtítulos es que, al leer, dejas de escuchar, entonces se me ocurrió aprovechar los subtítulos, pero borrando algunas palabras, lo cual te obliga a prestar atención al audio, ya que sin escuchar no puedes entender. Yo mismo probé esa estrategia y, luego de un par de semanas, sentí que mi oído para el español había mejorado mucho”.
La aplicación se llama Subfilter for Netflix, es completamente gratis y, de alguna manera, recuerda a esos típicos ejercicios de manual de idiomas que consisten en completar frases con determinada cantidad de palabras. La particularidad es que sus opciones son múltiples: se puede ver la película sin interrupciones, pero también hay un modo que, luego de cada frase, ofrece la posibilidad de hacer una pausa en el film para pensar bien la oración completa, o también se puede retroceder un poco para escuchar determinada expresión tantas veces como sea necesario. Se trata, además, de una aplicación de código abierto, lo cual significa que cualquier usuario con experiencia en programación puede aportar también alguna modificación. Otra gran ventaja es que no se limita a determinada lengua, sino que permite ejercitar cada uno de los idiomas disponibles en Netflix.
“Sí, es para cualquier idioma de Netflix, y fue muy duro porque al principio funcionaba solo con idiomas con alfabeto latino y tuve problemas con el chino y el japonés. Necesité estudiar un poco esos idiomas para probar la aplicación, pero ahora funciona bien con todos los idiomas, incluso hebreo, árabe, es decir, idiomas que yo no hablo”.
Actualmente, Hassman está planeando hacer lo mismo para Youtube, por su enorme grado de popularidad. Sin embargo, la aplicación ya le dio varias satisfacciones como el mensaje de un políglota coreano que se comunicó con él para decirle que, gracias a su aplicación, puede poner en práctica, de una manera amena, todas las lenguas que domina. Martin Hassman tiene 44 años, habla inglés, español, francés, alemán y un poco de vietnamita y ruso. Y, como la mayoría de los checos, es muy consciente de la gran dificultad que pueden padecer los extranjeros a la hora de aprender su idioma nativo. Por eso, recomienda tener paciencia y entender que, en muchos casos, se trata de un proceso duro que requiere de varios años y, sobre todo, concentrarse en un solo aspecto a la vez, ya que tanto la pronunciación como el léxico y la gramática del checo tienen sus complejidades y, por lo tanto, hay que ir de a poco y con un buen plan de trabajo para no morir en el intento.