La transformación del Castillo de Praga de sede provincial a residencia del Presidente
Esta vez les daremos a conocer, amigos, los cambios y obras de construcción registrados en el Castillo de Praga a comienzos del siglo XX y durante la llamada Primera República Checoslovaca.
”El último soberano que vivió en el Castillo de Praga de forma permanente fue Fernando I de Habsburgo, que como rey de Bohemia era Fernando V, conocido como ‘el Bueno’. En el año 1848 Fernando abdicó en su sobrino, el archiduque Francisco José, y Viena se deshizo de él dejándolo vivir en el Castillo de Praga. Aquí residió hasta sus últimos días junto a su esposa María Ana de Saboya. Es sabido que Fernando se dedicaba aquí a la jardinería, labor que le encantaba. En el Jardín Real se encargó de un invernadero en el que cultivaba camelias, sus flores predilectas. Fernando murió en el Castillo de Praga en 1875”.
Los restos mortales de Fernando fueron trasladados de Praga a la Cripta Imperial de Viena.
Los emperadores Habsburgo tenían el Castillo de Praga bastante abandonado
Desde la muerte de Fernando ningún otro representante de la dinastía de los Habsburgo vivió de forma permanente en el Castillo de Praga.
Esto se reflejó negativamente en el estado técnico del inmueble. Estaba abandonado, los adoquines del pavimento en sus patios se cubrían de pasto y de las paredes caían pedazos del revoque. En aquellos tiempos el Castillo de Praga no parecía ni de lejos ser el símbolo oficial del Estado Checo y de la historia de estos territorios, indica František Kadlec.
La situación en el Castillo de Praga continuó siendo semejante hasta el año 1914, cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Durante los años posteriores la Corte de Viena no se interesaba en absoluto por lo que pasaba en Praga, ya que se concentraba en las necesidades del frente. Ya antes del atentado en Sarajevo, Francisco Fernando d’Este solía visitar muy poco el Castillo de Praga, además de que su esposa tenía prohibido entrar en algunas de sus dependencias.
El año 1918 trajo grandes cambios al país y al Castillo de Praga
Pasaron cuatro años y llegó 1918, año que representó un importante hito tanto en la historia checa, como en la del Castillo de Praga, según recalca Kadlec.“En 1918, con el surgimiento de la República Checoslovaca independiente y la elección del primer presidente de este país, Tomáš Garrigue Masaryk, fue decidido que el Castillo de Praga se convertiría en un símbolo del recién surgido nuevo Estado, y en sede de su presidente”.
Para cumplir con esa decisión fue necesaria una amplia remodelación del Castillo, ya que entonces el lugar estaba lejos de poder ser considerado una sede de alta representación. El propio presidente Masaryk participó en los debates sobre la forma más adecuada de la restauración del inmueble. Quería que se plasmara en él la nueva atmósfera del país independiente y su camino de desarrollo democrático, para que el Castillo de Praga dejara de tener el aspecto de una sede feudal, dice František Kadlec.“Fue una tarea bastante exigente encontrar un arquitecto que fuera capaz de asumir esos cambios y cumplir con las expectativas del presidente Masaryk, por lo que su búsqueda llevó algún tiempo. Al final le fue recomendado un arquitecto de origen esloveno, Josip Plečnik con quien Masaryk se reunió personalmente y, al parecer, se entendieron muy bien y tenían semejantes opiniones sobre la futura obra. En 1929, a dos años del fin de la Primer Guerra Mundial, Josip Plečnik inició los trabajos que tenían como fin grandes cambios en el Castillo de Praga”.
Plečnik convirtió el Castillo de Praga en una moderna y majestuosa residencia presidencial
Antes de ser iniciados los trabajos, en la zona del Castillo se realizaron investigaciones arqueológicas que comenzaron en el tercer patio. Durante las excavaciones fueron descubiertos los fundamentos de viviendas y otras construcciones del siglo XII y XIII, como por ejemplo, los cimientos de la iglesia de San Bartolomé, cuya existencia se preveía, pero hasta entonces no había sido documentada. El significado de estos descubrimientos era tan grande que Josip Plečnik cubrió esos fundamentos con una capa de hormigón para conservarlos a las futuras generaciones.Junto con el tercer patio, que adquirió un aspecto majestuoso tras su reconstrucción, fue necesario edificar también una residencia para el presidente de la República, sostiene el historiador František Kadlec.
”En el ala sur del Castillo de Praga, orientado al centro de Praga, el presidente Masaryk decidió situar su residencia y Plečnik comenzó a realizar el deseo del mandatario. Surgieron varios nuevos salones y otras habitaciones, adaptadas según las necesidades y deseos del presidente y de su esposa Charlotte que, sin embargo, murió pronto, en el año 1923. El rol de la primera dama lo asumió posteriormente Alice, una de las hijas de la pareja presidencial, que en muchos casos resultó ser importante consejera y fuente de inspiración del arquitecto Plečnik”.
Una amplia remodelación registró igualmente el jardín en la zona sur del Castillo
Con el surgimiento de la nueva residencia presidencial fue necesario crear un jardín que sirviera para el descanso del mandatario y para largos paseos en su tiempo libre. Plečnik inició entonces una amplia reconstrucción de los terrenos bajo el ala sur del Castillo de Praga, donde antes existía el llamado ‘Jardín Paradisíaco’ con el que enlazaban otros terrenos verdes. El arquitecto lo readaptó todo y creó un jardín que actualmente figura entre los más bellos del Castillo. Y esto se debe a que se pone énfasis en él en un elemento excepcional, que es la hermosa vista panorámica desde ese lugar a la capital checa.Así la base del actualmente llamado ‘Jardín del Sur’ son áreas verdes que adornan elementos decorativos que Plečnik situó en el jardín. Durante sus viajes por Europa, Plečnik se vio fascinado por elementos arquitectónicos de la antigüedad. Así, en el jardín hay varias columnas, así como otras decoraciones en forma de pirámides y de pequeños templos, que no son características de la arquitectura checa tradicional.
Plečnik abandonó desilusionado la capital checa, pero las obras en el Castillo continuaron
Sin embargo, precisamente esos elementos de la antigüedad le fueron reprochados a Plečnik, por sus colegas checos. Esto ocasionó al arquitecto esloveno una gran desilusión y en 1936 decidió abandonar la capital checa. Pero sea como fuere, el aporte de Plečnik a la transformación del Castillo de Praga en una moderna residencia presidencial y símbolo del Estado Checoslovaco es indiscutible.Junto con la sede presidencial, fueron reconstruidos otros edificios que componen el área del Castillo, como la basílica de San Jorge por ejemplo. El Castillo de Praga asimismo comenzó a ser custodiado por la Guardia del Castillo, que se fue formando con el surgimiento del Estado Checoslovaco independiente. También prosiguieron los trabajos en la finalización de la Catedral de San Vito, destaca František Kadlec.
”La Catedral debió haber sido terminada en el año 1929 cuando se celebraba el milenio de la muerte del príncipe nacional y santo patrono de las Tierras Checas, San Venceslao. Algo fue logrado, aunque los trabajos continuaron también después de 1929, y la Unidad para la Finalización de la Catedral siguió funcionando hasta los años 50 del siglo XX”.Después de la disolución de esta entidad, muchos trabajos en la catedral quedaron sin ser terminados definitivamente. Esto se hace patente al observar detenidamente la arquitectura del templo. Faltan algunos elementos decorativos, así como varias obras plásticas que estaba previsto instalar en el inmueble, pero que hasta el presente nunca fueron realizadas.