La revolución de Baťa

Zlín de Baťa 1920-1945
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Primero Tomáš Baťa, y después su hermano y continuador Jan Antonín, transformaron la industria del calzado en Centroeuropa a principios del siglo XX, creando en lo que entonces era el pequeño pueblo de Zlín una descomunal multinacional con presencia en todo el mundo hasta el día de hoy. Siguiendo sus principios, gracias a los que sus trabajadores lograron un bienestar inusitado para la época, creció Zlín y hasta se fundaron ciudades en Brasil.

Museo de los zapatos de Zlín | Foto: Saskia Mišová,  Český rozhlas

La producción de calzado sigue a día de hoy gobernada por algunos de los principios básicos introducidos por Tomáš Baťa hace unos 120 años, como son la producción en cadena y la internacionalización, tanto de las propias fábricas, como con la apertura de tiendas de la marca en todo el mundo.

El pionero Baťa, sin embargo, no podía provenir de un entorno más tradicional y provinciano, como nos cuenta el profesor de la Universidad Palacký de Olomouc Enrique Gutiérrez Rubio.

Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

“Su padre también era de Zlín. Era zapatero y luego tuvo una empresa que hacía zapatos a finales del siglo XIX, pero después se muda a la ciudad más importante de la zona, que es Uherské Hradiště, y tiene cierto éxito con la producción de zapatos”.

Tomáš Baťa | Foto: SOkA Zlín,  č. NAD: 1294,  č. obálky: 146/Památník Tomáše Bati

En realidad, la tradición de zapateros de la familia se remontaba a muchas generaciones y varios siglos en la zona. La intención de Tomáš Baťa tampoco era distinta y junto a sus dos hermanos fundó en 1894 una empresa que intentó primero establecer en Uherské Hradiště. Fue un poco el destino que lo llevó de vuelta a su Zlín natal, cuenta Enrique Gutiérrez Rubio.

“Cuando Tomáš Baťa crea su empresa con sus dos hermanos, lo que hace es intentar abrirla en Uherské Hradiště, pero no le dan el permiso, y entonces decide crearla en Zlín, lo que justo coincide más o menos con la apertura de la línea de tren. Así que crea la fábrica, una pequeña fábrica, justo al lado de la nueva estación de tren de Zlín, que conectaba con Otrokovice, que es por donde va la línea principal”.

Enrique Gutiérrez Rubio | Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

Para el año 1900, ya contaba con 120 trabajadores y la empresa crecía sin problema. Pero Tomáš Baťa decide emprender un viaje a Estados Unidos para empaparse de las últimas tendencias de gestión empresarial y productiva. Esta estancia de seis meses cambiará la historia de la compañía cuando vuelva en la primavera de 1905.

“Cuando Tomáš Baťa se va a Estados Unidos, aprende el funcionamiento de las fábricas allí, que era algo que en Centroeuropa, evidentemente, no se conocía. Él aplica los sistemas que se usaban en las fábricas tipo Ford, etc., de producción en línea y a gran escala, en muy grandes cantidades, con lo que puede reducir el precio, y supongo que también podría conseguir mejores proveedores, etcétera. Así que se hace prácticamente con el monopolio del calzado en Centroeuropa. Es quizá un poco exagerado decir esto, pero la verdad es que crea un imperio tremendo”.

Jan Antonín Baťa | Foto: SOkA Zlín,  sbírka fotografií Zlín,  obálka č. 353,  poř. č. 4

En 1908 muere su hermano Antonín y Tomáš se erige como único propietario de la empresa, que no deja de crecer. Para 1910 ya cuenta con 350 empleados que producen 3000 pares de zapatos al día.

De Estados Unidos se trajo también Baťa una actitud intransigente frente a los sindicatos o las eventuales huelgas, que contrastaba con una tendencia más abierta en la Centroeuropa de la época. A los trabajadores de Baťa se les empezó a multar por sus errores y las exigencias eran cada vez mayores. Sin embargo, para afrontar el rápido crecimiento de la empresa y la llegada de trabajadores de fuera de Zlín, también fue Tomáš Baťa el que ideó la construcción de barriadas enteras de viviendas para los trabajadores, que pasaron a contar con unas condiciones envidiables para aquellos años.

6000 pares de botas al día

6000 pares de botas al día | Foto: SOkA Zlín,  FAZ,  obálka 6653

Entonces, ya establecida la firma como una gran productora moderna de calzado, estalla la Primera Guerra Mundial, que no hará sino disparar exponencialmente el ya gran crecimiento de la empresa, cuenta Gutiérrez Rubio.

Foto: Loreta Vašková,  Radio Prague International

“Con la Primera Guerra Mundial se convierte en uno de los proveedores del Imperio Austrohúngaro, de manera que cuando acaba la guerra, más o menos la mitad de todo el Ejército Austrohúngaro lleva sus botas. Es un boom enorme porque evidentemente hay una gran necesidad de botas, de calzado especializado, y de eso Baťa saca un gran partido”.

Nada más comenzar el conflicto, Baťa ya recibe el encargo de 50.000 pares de botas militares, pero es tal el crecimiento de la empresa que para el final de la guerra, de sus factorías ya salen un total de 6000 pares diarios.

De forma paralela crece Zlín. Si cuando Baťa abre su primera fábrica, la ciudad no llegaba a 3000 habitantes, en 1930 ya cuenta con más de 21.000. En 1950, en ella ya viven 53.000 personas, pero eso es solo contando los de la ciudad de Zlín. Localidades cercanas con otras fábricas de Baťa como Otrokovice, tampoco dejan de crecer.

Zlín | Foto: Galería Nacional

La empresa empieza a producir también sus propias materias primas para ahorrar gastos. Pero también comienza a abrir sus propias tiendas en ciudades como Praga, Pilsen, Liberec o Viena. Son solo las primeras. Pronto son características sus tiendas en moderno y sobrio estilo funcionalista, que contrastaban con el exuberante modernismo que imperaba aún en las ciudades checoslovacas. Para 1923 la empresa ya cuenta con 112 tiendas, y no solo en Checoslovaquia.

Jan Baťa asume la dirección de la empresa tras la pérdida de su hermano Tomáš

Tomáš Baťa | Foto: Wikimedia Commons,  public domain

Tomáš Baťa es una personalidad de gran influencia de la Primera República. Planea construir autopistas que atraviesen el nuevo Estado, vías de ferrocarril, canales fluviales... Baťa es uno de los motores económicos del país con todas sus líneas de negocio, que en absoluto se ha quedado solo en hacer zapatos, sino que están metidos de lleno en la construcción, en la producción de los propios materiales de construcción, en la fabricación de neumáticos o incluso en la incipiente aviación.

Tomáš Baťa gana incluso de calle las elecciones municipales de 1923 y será alcalde de la ciudad hasta su muerte, que llegó de repente un 12 de julio de 1932, con 56 años de edad.

Tomáš Baťa  (en el centro) con su familia  (10 días antes de la muerte) | Foto: Nadace Tomáše Bati

“Tomáš Baťa, justo cuando iba a la inauguración de una tienda de Baťa en Suiza, tiene un accidente de avión. El avión, a los pocos minutos de despegar cae prácticamente al lado de la pista de despegue y de una de sus fábricas cerca de Zlín. Había mucha niebla, no sabemos si fue por cuestiones técnicas o por un error del piloto, pero cayó y murió”.

En ese momento, Baťa ya empleaba a más de 31.000 trabajadores en fábricas en Checoslovaquia, Polonia, Alemania, Yugoslavia, Francia Suiza y en la India, entonces bajo gobierno británico. Tenía más de 7000 tiendas en Europa, África, América y Asia.

Es entonces cuando emerge la figura de Jan Antonín Baťa, hermano del segundo matrimonio del padre de Tomáš, cuenta Enrique Gutiérrez Rubio.

Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

“Cuando Tomáš muere, había dejado en el testamento que fuera su hermanastro Jan Antonín quien heredara la empresa. Así que a partir de entonces es su hermanastro el que coge las riendas y el que, curiosamente, porque, por lo visto, tampoco se confiaba mucho en él, consigue que la empresa en lugar de ir hacia abajo fuera hacia arriba, y, efectivamente, se abren más fábricas en buena parte del mundo y la empresa fue creciendo y creciendo”.

En enero de 1937 Jan Baťa despega del aeropuerto de Otrokovice en un moderno Lockheed Electra para dar toda la vuelta al mundo supervisando el funcionamiento de las sucursales de la empresa, buscando nuevos proveedores y cerrando contratos. Pasará casi cinco meses en un viaje de 54.000 kilómetros del que se publicó un libro y quedó registrado también en película.

Una relación ambigua con el nazismo

Zlín | Foto: Guillaume Narguet,  Radio Prague International

En esa época de bonanza, Jan Baťa proyecta también la construcción más emblemática de Zlín, el rascacielos de Baťa, que en su día fue el mayor edificio de hormigón de Europa. Sin embargo, nunca llegaría a verlo completamente finalizado ni a ocupar su famosa oficina. En 1939, toda Checoslovaquia es ocupada por el Ejército nazi y Jan Baťa se marcha para no volver nunca más.

“Jan Antonín se va al exilio, emigra. No quiere estar aquí durante la ocupación nazi. Recordemos que el Protectorado de Bohemia y Moravia está bajo el poder nazi y las empresas, evidentemente, tienen que colaborar. Con el dueño de la empresa en el exilio, la empresa sigue trabajando. Supuestamente él seguía al mando con sus directivos de confianza en Zlín y se convirtió en una de las principales fuentes de botas para el ejército nazi. Tanto es así que en 1944 hay un bombardeo de una de sus fábricas, que aunque no hacían armas, sí hacían botas para el ejército. En ese bombardeo murieron varios trabajadores”.

El edificio de hormigón de Baťa | Foto: Ondřej Tomšů,  Radio Prague International

Si bien abogaba Jan Baťa por enfrentarse a la ocupación nazi por las armas antes de que esta se produjera, su papel durante el largo conflicto mundial fue, cuando menos, controvertido, y su relación tanto con el gobierno checoslovaco legítimo en el exilio como con el resto de aliados fue estropeándose paulatinamente. Se le acusó de permanecer neutral frente al nazismo y fueron muy criticadas sus reflexiones en voz alta acerca de un traslado de los pueblos checo y eslovaco a la Patagonia.

Cuando la guerra termina, Baťa pierde el control de la parte checoslovaca de su empresa.

“Cuando acaba la Segunda Guerra Mundial, Baťa es nacionalizada y a partir de entonces hay como dos ‘Baťas’. La Baťa que está aquí, a la que se cambia de nombre. Se la bautiza como Svit durante el comunismo y sigue produciendo de todo, especialmente zapatos, pero también neumáticos con el nombre de Barum, que sigue funcionando hoy día. De hecho, si miráis las ruedas de cualquier coche checo es probable que las lleve, porque son más baratos que los extranjeros”.

El legado Baťa en Zlín... y en Brasil

Por su parte, Jan Baťa no terminó en la Patagonia, pero sí en Sudamérica, sigue Enrique Gutiérrez Rubio.

Batayporá | Foto: David Koubek,  Český rozhlas

“La familia o, mejor dicho, las ramas de la familia Baťa van al exilio, porque tenemos los hijos de Tomáš Baťa y luego a Jan Antonín Baťa y sus descendientes, cada una se exilia en un lugar. Tenemos una parte que acaba en Brasil, donde hay una ciudad, por ejemplo, que se llama Bataiporã. Y luego una parte va a Suiza y otra a Canadá. La que está en Canadá es la que mantiene la Baťa original. Es la que sigue teniendo todas las tiendas de Baťa y sigue con la producción, aunque la producción ya se hace casi toda fuera de Chequia, a pesar de que siga habiendo una pequeña fábrica cerca de Zlín. Esta rama es la que continúa y es un poco una pena que se ha perdido esta parte checa. O sea, sigue siendo una empresa checa en su origen, pero la familia ya vive de una manera distinta entre Canadá y Estados Unidos”.

Batatuba en Brasilia | Foto: Česká televize

En Brasil han quedado varias ciudades fundadas por Baťa cerca de sus fábricas que fueron concebidas bajo los mismos principios que Zlín. La mayor parte llevan el apellido Baťa en su nombre: Batatuba, Indiana SP, Mariapolis, Bataguassu y Batayporã.

En cuanto a la empresa, sigue siendo realmente uno de los grandes productores de calzado del mundo, dice Enrique Gutiérrez Rubio.

“Es interesante porque, claro, ahora habrá quien se pregunte si Baťa sigue siendo una gran empresa. Bueno, pues hace unos años todavía vendía 200 millones de pares de zapatos al año, o sea, sigue siendo una de las mayores empresas de calzado en el mundo con unos 40.000 empleados”.

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