La República Checa eliminó la pena de muerte hace 25 años

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Hace 25 años el Estado checo aplicó por última vez una sentencia de pena de muerte. La abolición de la pena máxima fue uno de los primeros pasos de los nuevos políticos en su camino a la comunidad de países democráticos. No obstante, más del 60% de los ciudadanos sostiene que está a favor de la reanudación de la pena capital.

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Durante la ocupación nazi de Checoslovaquia y la posterior llegada de los comunistas al poder, las ejecuciones estuvieron a la orden del día. Al paredón y al patíbulo se enviaba, además de homicidas a miembros de la resistencia y a opositores políticos y disidentes.

La última ejecución tuvo lugar el 2 de enero de 1989. Ese día fue conducido al patíbulo Vladimír Lulek, condenado por homicidio. A partir de ese momento nunca más se escuchó en la prisión Pankrác de Praga el sonido del mecanismo que se utilizaba para ahorcar a los condenados.

Lulek fue castigado por homicidio comprobado, tal y como recordara Jan Šulec, uno de los jueces que dictó sentencia contra el último recluso ejecutado en Chequia.

Václav Havel,  foto: Tomáš Vodňanský
“Asesinó a cuatro niños y a su esposa e intentó matar a una vecina que trató de detenerle”.

Después de la Revolución de Terciopelo de 1989 resultó evidente el giro político del país. El presidente Václav Havel, antiguo disidente anticomunista e incansable luchador por la defensa de los derechos humanos mantuvo una postura firme en contra de la pena capital.

“La pena de muerte no es la solución. No sirve para librarnos del peligro de la criminalidad. Toda la vida he sido un adversario firme y decidido de semejante castigo”.

Entre los años 1945 y 1989 fueron condenadas a la pena de muerte más de 1.200 personas, de ellas más de 230 fueron ejecutadas después de 1948 por razones políticas.

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Un reciente estudio del Centro para la Investigación de la Opinión Pública (CVVM) reveló que más del 60% de los ciudadanos checos está a favor de la renovación de la pena capital.

Uno de los argumentos más frecuentes entre los que defienden esa forma de castigo es que la pena de muerte debe aplicarse a los asesinos incorregibles, porque según dicen es más justo para las víctimas y los condenados no representan así una carga para las arcas del Estado.

La República Checa abolió la pena de muerte en 1990 y en su lugar fue aprobada la cadena perpetua.