La privatización - II parte

Con este espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.

Foto: Archivo de Radio Praga
El propio proceso de la privatización a gran escala se inició en Checoslovaquia los primeros días de julio de 1991 mediante la publicación de cuatro listados, cuya ambición era registrar, indicando las denominaciones de las empresas, todo el patrimonio del Estado. Los primeros dos listados abarcaban las empresas seleccionadas para privatizarse en las dos referidas fases; el tercero incluía las empresas destinadas a liquidación y en el cuarto listado estaban las empresas que continuarían en manos del Estado.

La noción empresa se empleaba también para denominar organizaciones como, por ejemplo, escuelas, museos, etc. La publicación del primer listado, que comprendía las empresas incluidas en la primera fase de la privatización, contenía al mismo tiempo una llamada a los ciudadanos para que antes del 31 de octubre de 1991 presentaran su proyecto de privatización competitivo (la presentación del proyecto de privatización por parte de la dirección de la empresa era obligatoria).

A pesar de que la privatización por cupones ya era de por sí una expresión casi demostrativa de la democracia, el carácter democrático de la misma estaba determinado también por su segunda piedra angular: el derecho de todo ciudadano, incluidos los extranjeros, a presentar su propio proyecto de privatización de la propiedad del Estado. Tan solo gracias al gran apoyo recibido del entonces Consejo Nacional Checo y del Gobierno, se logró quebrantar rápidamente, por medio de la ley, la desgana de los directivos de las empresas por proporcionar la información necesaria.

El decisivo y continuo apoyo político se puso de manifiesto todavía muchas veces más y constituyó uno de los factores claves del éxito. Aunque los extranjeros que presentaban sus proyectos de privatización - los inversores potenciales - no formaban un frente organizado con los checos en contra de los planes del Ministerio Federal de Finanzas, que pretendía que el método de cupones fuera el único método de privatización, su interés era idéntico al de los empresarios checos: por medio de la privatización acceder a la compra de los bienes reales y no solo de acciones, y en caso de las acciones adquirir el paquete de control.

Los empresarios extranjeros no se dejaron desanimar a participar en la privatización por el Ministerio Federal de Finanzas, que solicitaba que compraran los bienes de los nuevos propietarios checos y dejaran de molestar al Estado.

El ingreso masivo de capital extranjero por medio de la privatización al comienzo de la misma fue uno de sus mayores éxitos. En un período muy breve, once meses tras la constitución del Fondo de la Propiedad Nacional, en agosto de 1991, al término del período en funciones del primer Gobierno checo, los inversores extranjeros habían adquirido más de cincuenta grandes empresas. Todas ellas, sin excepción, siguen prosperando hasta hoy en día y muchas de ellas se convirtieron en un núcleo en torno al cual surgió una red de suministradores checos.

Este éxito se debe también a la colaboración con un excelente equipo de asesores norteamericanos financiados por la USAID. El entonces Gobierno checo no solamente tenía que hacer frente a la concepción equivocada del Ministerio Federal de Finanzas respecto a la penetración de los inversores extranjeros en la economía checa, sino también al descontento de gran parte de la opinión pública que no estaba de acuerdo con la venta de liquidación del patrimonio nacional a los extranjeros.

En lo que se refiere a su organización, la privatización por cupones la componían dos partes: la demanda y la oferta. La parte de la demanda estaba organizada por el Ministerio de Finanzas y se procesaba (desde el registro de los participantes hasta el intercambio de cupones de inversión por acciones) con la ayuda de medios de computación, sin los cuales la privatización por cupones habría sido imposible. La parte de la oferta estaba siendo elaborada manualmente por el Ministerio de la Privatización, y en lo que respecta a los proyectos de ventas directas a empresarios checos y extranjeros, también por el Consejo Económico del Gobierno Checo.

No se llegó a cumplir la primera suposición del Ministerio Federal de Finanzas, en la cual se basaba el cronograma computerizado de la primera fase de privatización, que suponía que también las ofertas se procesarían con ordenadores. Debido al gran interés de los empresarios checos y extranjeros, para privatizar una empresa pública se presentaba una media de cinco proyectos. Era necesario estudiarlos y evaluarlos todos.

Dicha proporción determinó el carácter "dramático" de todo el proceso de privatización a gran escala, ya que por cada proyecto aprobado quedaban cuatros rechazados y sus respectivos promotores desilusionados. La gran cantidad de proyectos de privatización permitió aprovechar este proceso ante todo para romper los monopolios territoriales y reestructurar las grandes empresas.

Si no se hubiera procedido de esta forma y se hubiera llevado a cabo el original cronograma computerizado del Ministerio Federal de Finanzas, que fijaba tan solo 10 días laborales para la presentación de los proyectos de privatización imposibilitando así conseguir un número suficiente de proyectos, se habrían aceptado solamente los proyectos obligatorios elaborados por la dirección de las empresas, que conservaban intacta la estructura "socialista" de las empresas gigantes, incluyendo los activos improductivos de diverso tipo, desde las guarderías infantiles hasta las piscinas.

Posteriormente, estos activos fueron traspasados a título gratuito a los municipios, de acuerdo con los proyectos de privatización. La privatización por cupones no se inició, conforme establecía el cronograma computerizado, el día 1o de enero de 1992, sino después del 18 de mayo de 1992.

Durante los preparativos de la parte de las ofertas de privatización por cupones en invierno y verano de 1992, surgieron algunos efectos derivados muy importantes. Así, se creó el Fondo de Restitución y de Inversiones (RIF - Restitucní investicní fond). La necesidad de la existencia del mismo se hizo patente a lo largo del proceso de aprobación de los proyectos de privatización, en el momento de separar los bienes para ser privatizados de los bienes para ser restituidos a sus propietarios originales.

Los bienes del RIF se fueron generando de manera que de cada sociedad anónima a privatizar por el método de cupones se le restaba el 3 por ciento de las acciones. Ello serviría para compensar los derechos de restitución que no fuera posible satisfacer mediante la entrega de los bienes materiales, nivelándolos mediante la concesión de acciones del RIF sin tener que tocar el presupuesto del Estado.

Foto: Zdeňka Kuchyňová
De forma análoga, surgió una posibilidad legal para que de cada sociedad anónima destinada a privatizarse en la segunda fase, se apartara el 1% de las acciones a fin de aportarlo al Fondo de Inversión Fundacional (NIF - Nadacní investicní fond). El objetivo del NIF era promover de forma extraordinaria la creación de un sector independiente. Dicho objetivo, de forma contraria al del RIF, no se logró llevar a la práctica antes de terminar el primer período en funciones del primer Gobierno checo, hasta junio de 1992, por lo que las fundaciones checas tuvieron que esperar unos diez años más para recibir el dinero del NIF.

Una tercera posibilidad apareció para solucionar, por medio de la privatización de cupones, las estratégicas cuestiones de las finanzas: ir separando una parte de las acciones para los fines del seguro social y médico. A diferencia del NIF, cuyas bases, al menos, ya habían quedado sentadas antes de finalizar el período en funciones del primer Gobierno checo, y cuyo proyecto los Gobiernos posteriores se verían obligados a llevar a cabo, la puesta en marcha de este tercer fondo, que se iba a denominar "Fondo de Inversiones del Seguro Social y Médico", ni siquiera había empezado antes de finalizar el período en funciones del primer Gobierno checo por falta de tiempo.

Para el siguiente Gobierno, resultó luego muy fácil vender las acciones separadas para tal fin, utilizando el beneficio respectivo de otra forma. Visto retrospectivamente, es evidente el aborto del tercer fondo, que tuvo, sin lugar a dudas, las mayores repercusiones en el estado actual de las finanzas públicas. La hostilidad de los representantes del segundo Gobierno checo hacia todo lo referente al segundo y al tercer fondo se explica tan solo por su afán de conseguir una satisfacción por la derrota que habían sufrido en diciembre de 1991, frente al primer Gobierno, en la disputa en torno al fundamentalismo de cupones, según el cual toda la propiedad del Estado iba a privatizarse por ese método.

Comparado el original cronograma computerizado con su versión modificada, el mayor cambio que se introdujo, una vez iniciados los preparativos de la privatización por cupones y publicadas las normas del procedimiento, fue la decisión de permitir la entrada de los fondos de privatización y de inversión en el proceso ya iniciado. Debía ser una respuesta a las voces críticas relativas a que la participación de particulares - tenedores de los cupones de inversión - implicaría un gran número de accionistas dispersos, que no tendrían la suficiente capacidad para ejercer de forma eficaz sus derechos sobre la propiedad, es decir, administrar y dirigir la sociedad de la que se convertirían en accionistas.

Contemplada desde hoy, queda claro que tal situación fue ocasionada, en realidad, por el miedo a que surgiera una estructura de accionistas típica del mercado de capitales desarrollado en el mundo anglosajón, donde las reglas de la gestión y administración de las sociedades persiguen un solo objetivo, es decir, asegurar que la sociedad trabaje en favor de los pequeños accionistas y no de su dirección.

La apuesta por los fondos de privatización y de inversión, tras el inicio del proceso de la privatización de cupones, solamente aportó una solución parcial al problema de los pequeños y dispersos accionistas, y además trajo consigo dos nuevos problemas más difíciles aún de resolver. En primer lugar, la relación entre los accionistas mayoritarios del fondo de privatización y de inversión y los accionistas minoritarios, ambos resultantes de la privatización, y en segundo lugar, la actitud del fondo de privatización y de inversión, en calidad de accionista mayoritario de la sociedad privatizada, hacia sus pequeños accionistas, también surgidos a raíz de la privatización por cupones.

Los fondos de privatización y de inversión, en calidad de accionistas, se esforzaban por conseguir la posición mayoritaria dentro de las empresas privatizadas con el fin de obtener el mayor beneficio posible a corto plazo. Les tenía sin cuidado el beneficio a largo plazo, dado que para ello hubiera sido necesario mantener las acciones a largo plazo, dejando entonces de ser una inversión de carácter especulativo a corto plazo.

En respuesta a esta actitud de los fondos, los legisladores prepararon una enmienda a la Ley sobre Sociedades de Inversión y Fondos de Inversión, con la cual paradójicamente pretendían limitar la posibilidad de los fondos de obtener la mayoría en las empresas privatizadas. Se trataba de una medida contradictoria, puesto que la entrada de los fondos en la privatización de cupones fue originada por el temor al carácter disperso de los pequeños accionistas y el intento con ello de promover la creación de una estructura de accionistas con una tenencia de acciones más concentrada.

Desde una óptica retrospectiva, se hace evidente que la concentración de acciones se hubiera logrado aun sin los fondos de inversión y de privatización, y sobre todo sin los problemas que estos generaron, es decir, la confrontación de los intereses de los fondos en calidad de accionistas de las empresas privatizadas y los intereses de los accionistas de los mismos fondos, sobre todo los mayoritarios.

En el espacio "Del Totalitarismo a la Democracia" les hemos ofrecido hoy la tercera parte de la serie titulada "La Privatización, cuyo autor es el Sr. Tomas Jezek, ex ministro de Hacienda y Privatizaciones de la República Checa. No se pierdan la continuación de este relato la semana entrante, a la misma hora y en el mismo punto del dial. Hasta pronto.