La nueva ola checa

Foto: Juan Pablo Bertazza
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Hace dos años nacía el Pražskej Serfovej Klub, una propuesta para reunir a los surfistas checos con el objetivo de compartir experiencias, brindar formación y ofrecer entrenamiento físico. Ni la falta de salida al mar ni los años de encierro del comunismo fueron obstáculos suficientes para el surgimiento de una comunidad que crece día a día y busca perfeccionarse sin por eso dejar de pasarla bien.

Foto: Juan Pablo Bertazza

Matyáš Menšík,  foto: Juan Pablo Bertazza
Al principio puede parecer una paradoja o quizás un juego de palabras: un club de surf en un país que no tiene salida al mar. Sin embargo, esa fue precisamente una de las razones que motivó a Matyáš Menšík a establecer, junto con dos amigos, una comunidad que pudiera asesorar a los aficionados checos que, para practicar surf, tienen que viajar varios kilómetros y, en general, disponer de cierto dinero.

“Chequia es un país sin salida al mar pero con una gran tradición de excursiones al océano. Durante el siglo XX muchos checos se enamoraron de la navegación y el windsurf, y eso es parte de nuestra tradición: no tenemos océano pero esa es una de las razones por las que solemos enamorarnos de los deportes acuáticos”.

Abogado de profesión y apasionado del surf desde que empezó a practicarlo en Portugal hace más de diez años, Menšík asegura que esta asociación sin fines de lucro le da muchas alegrías, amistades y experiencias valiosas.

Aunque al principio no sabían con qué podían llegar a encontrarse, la respuesta del público fue muy buena y hoy ya cuentan con quinientos miembros registrados.

Al día de hoy, el club de surf checo ofrece entrenamiento físico, clases y también algunos eventos. Si bien el punto de encuentro no es un lugar físico sino la plataforma que utilizan para ponerse en contacto, cuentan con tres sitios principales: un gimnasio en Holešovice donde entrenan tres veces por semana, una piscina en Újezd donde perfeccionan las técnicas de natación y un bar en Letná donde a veces organizan fiestas. La última fue una gala con música en vivo que tuvieron en enero, antes de la irrupción del Covid-19.

Pero si bien el surf checo viene creciendo de manera sostenida en los últimos años se trata también de un auge a nivel mundial.

"No tenemos océano pero esa es, justamente, una de las razones por las que los checos solemos enamorarnos de los deportes acuáticos”.

“El surf está creciendo en todo el mundo gracias, sobre todo, a los pasajes de avión económicos y las diversas oportunidades que hay para viajar, la Asociación Profesional de Surf también está haciendo muchas convocatorias y el surf suele aparecer, además, en muchas publicidades, es algo asociado a lo sexy, y a la gente le gusta la idea de ser surfista”.

Pero además de esa especie de seducción que ejerce el surf, Menšík entiende que también está creciendo en forma considerable el porcentaje de gente que empieza a cambiar su estilo de vida para profundizar en ese deporte. De hecho, él identifica dos tipos de surfistas: los que lo toman solo como una forma de acceder a nuevos lugares y sacar buenas fotos para subir a las redes sociales y los que, por el contrario, tratan de ir adoptando, de a poco, un nuevo estilo de vida.

“La mayoría de la gente que asiste a nuestros eventos pertenece al segundo grupo, incluso cuando ese cambio es algo tan sutil como, por ejemplo, al planear las vacaciones siempre en busca de un lugar con buenas olas, ese ya sería un cambio. También puede cambiar un poco tu forma de pensar, incluso algunos deciden tener una vida más sana para poder surfear mejor o en los casos más extremos algunos empiezan a pensar en términos de una carrera o eligen una profesión que les permita pasar más tiempo en el océano”.

Menšík asegura que el desarrollo de la tecnología y los nuevos hábitos laborales hoy permiten explorar el universo del surf sin por eso descuidar el trabajo. Y cuenta que conoce a muchos programadores y diseñadores gráficos que trabajan de forma independiente y eso les da la posibilidad de trasladarse varios meses a lugares como Bali o Sri Lanka y trabajar desde ahí. Luego regresan a Chequia un tiempo por cuestiones específicas y después pueden volver a viajar de nuevo.

Tablas de surf,  foto: Juan Pablo Bertazza
“Yo diría que lo más importante del surf es para los checos la experiencia del viaje en busca de la mejor ola. Mis más lindas experiencias sucedieron, probablemente, viajando con amigos, durmiendo en las playas, quizás sin poder bañarnos durante algunos días. Es toda una experiencia ir con amigos al mar y adoptar esa actitud despreocupada que viene con el surf: olvidarse un poco de todo y solo esperar la próxima ola. Mientras tanto, cuando no hay olas, hacer tonterías con tus amigos”.

Según Menšík los surfistas siempre están al acecho de las olas, incluso dentro del país. Revela que, a treinta kilómetros de Praga, en la ciudad de Brandýs nad Labem, pueden encontrarse algunas olas pequeñas gracias a la corriente del río Elba, uno de los principales de Europa Central. Él recomienda visitar ese lugar para tener, al menos, las primeras experiencias en surf.

Explica Menšík que otra opción en República Checa es alquilar una de esas grandes lanchas que hacen olas de manera artificial a medida que avanzan, aunque suelen ser bastante caras: cuestan aproximadamente dos euros por minuto. Sin embargo, a la hora de surfear fuera del país los checos tienen algunos destinos favoritos.

Foto: Juan Pablo Bertazza

“Hay un par de lugares: hay una gran comunidad de surfistas checos en Bali, hay varias casas de surf checas en ese lugar y una buena cantidad de checos viajan y deciden quedarse ahí, es decir que ya hay una comunidad checa bastante importante en Bali. Y durante el verano vas a encontrar checos en toda la costa europea: en Francia, en el norte de España, por ejemplo en Asturias y Cantabria, y también en Portugal”.

"Lo esencial del surf checo y también del ánimo de nuestro club es nunca tomarnos demasiado en serio y siempre divertirnos".

Menšík considera que él pertenece a la segunda generación de surfistas checos que, en general, empezaron a practicar de grandes y, por eso mismo, no esperan convertirse en profesionales. Quizás porque durante el comunismo no podían viajar o solo iban a Croacia cuyas playas carecen de olas. Pero también aclara que, incluso en la década del noventa, mucha gente no tenía los recursos económicos para salir del país y fue recién en los años 2000 que los checos empezaron a viajar más y, por ende, pudieron hacer surf con cierta regularidad.

Sin embargo, afirma Menšík, los tiempos están cambiando. Asegura que conoce muchos niños que ya saben surfear muy bien y algunos de ellos viven con sus padres junto al mar. Eso quiere decir, reflexiona, que la próxima generación de surfistas checos va a poder estar a la altura de los mejores del mundo.

“Probablemente no logremos ser grandes profesionales del surf pero estamos mejorando cada año y es muy lindo ver el progreso del surf checo porque realmente venimos de la Edad de Piedra. Pero lo esencial del surf checo y también del ánimo de nuestro club es nunca tomarnos demasiado en serio y siempre divertirnos y hacer bromas entre nosotros”.

Menšík aclara que divertirse no quiere decir comportarse de manera superficial sino, por el contrario, lograr profundizar lo máximo posible en el deporte pero siempre con la mejor actitud. Incluso en el club insisten en que se tomen todos los recaudos necesarios para reducir al mínimo los riesgos que suelen asociarse a la práctica de este deporte.

Matyáš Menšík,  foto: Juan Pablo Bertazza
“El surf es mucho más seguro de lo que la gente cree. Muchos le tienen miedo al agua pero lo cierto es que la tabla de surf es un gran flotador y uno puede aferrarse a ella siempre y cuando tenga una correa de buena calidad. La gente no sufre muchas lesiones, especialmente si siguen determinados procedimientos de seguridad que enseñamos en nuestras clases. Las olas no son peligrosas, las peores heridas pueden suceder si la tabla de otra persona te golpea, es decir que los propios surfistas pueden ser más peligrosos que las olas en sí”.

Aunque desde la irrupción del coronavirus no pudieron reunirse ni organizar viajes, los amantes del surf checo están ansiosos por volver a disfrutar de su actividad. Menšík revela que además de superar lo antes posible esta pandemia, el sueño de muchos checos consiste en tener grandes olas artificiales dentro del país, lo cual les permitiría empezar desde muy niños y, por ende, progresar de manera notable.

Claro que por ahora no tiene ilusiones de que eso suceda en el corto plazo. Si bien ya existe la tecnología necesaria y se utilizó, de hecho, en Bristol (Inglaterra), por el momento es demasiado costosa y además no sería una inversión rentable para República Checa. Sin embargo, Menšík no pierde las esperanzas y, como buen surfista, espera con optimismo lo que pueda traer el futuro.