“La Navidad en los hospitales es más melancólica”
El cura Jakub Jírovec ofrece desde hace dos años sus servicios como capellán en el Hospital Universitario de Bulovka en Praga. En esta entrevista contó a Radio Praga Internacional cómo lo reciben los pacientes y describió el ambiente que se percibe allí durante las fiestas navideñas.
La Navidad puede ser un periodo difícil para los muchos pacientes que se encuentran hospitalizados durante las fiestas. Además de las visitas de familiares y amigos, si es que son posibles, en el Hospital Universitario de Bulovka en Praga les ayuda a sobrellevar la soledad el capellán Jakub Jírovec.
Jírovec empezó a acudir al centro médico en enero de 2020, pero Bulovka ofrece el servicio desde hace más de veinte años. En entrevista con Radio Praga Internacional, el capellán contó que las reacciones de los pacientes al verlo son muy distintas.
“Algunos pacientes me piden directamente que venga, porque la mayoría de las enfermeras les dicen que estoy disponible cuando llegan. Otros se asustan porque piensan que ha llegado su última hora. Al capellán lo tienen vinculado con la extrema unción antes de la muerte. Pero en general diría que las reacciones son positivas. Por supuesto hay también quienes me piden que me vaya, que no quieren hablar conmigo. Pero con el tiempo se acostumbran de verme en el hospital y algunos después vienen a charlar”.
Jírovec afirma que al principio, llevaba mal los rechazos, pero con el tiempo se ha acostumbrado y respeta que se trata de una decisión del paciente y hace falta respetarla.
Cuenta asimismo que, a pesar de que hay folletos disponibles en el hospital, con toda la información necesaria, los pacientes suelen llegar a él por vías menos formales.
“A veces las enfermeras u otros trabajadores nos dicen que, por ejemplo, hay una señora triste y si podría intentar animarla de alguna manera. Otro tema es que mi número circula ya entre los pacientes. Así me informaron que a un señor creyente en cuidados intensivos le gustaría recibir la unción de los enfermos. Y en ese caso, hace falta que vaya de inmediato”.
De acuerdo con Jírovec, más o menos la mitad de los pacientes con los que habla son creyentes. Depende en gran medida de la unidad a la que acuda. En los departamentos de medicina interna suelen estar ingresadas sobre todo personas mayores, de más de 70 años, entre la cuales la proporción de los que se identifican con alguna fe es más alta. Por el contrario, en cirugía u ortopedia, los pacientes son más jóvenes y en mayor medida no creyentes.
Algunos pacientes quieren hablar de temas espirituales, pero no faltan los que desean compartir temas de cada día, según cuenta el capellán.
“Suele haber muchos abuelos y abuelas que están preocupados por sus hijos o nietos o tienen algún problema en este aspecto. A veces hasta me asusta la soledad que se percibe allí y todo lo que puede pasar. Y hablamos también de mascotas y temas similares. Pero procuro que la conversación no concluya de manera trivial”.
El capellán está disponible en el hospital tres días a la semana durante varias horas. Adicionalmente, los miércoles y los viernes se celebra una misa en la capilla del hospital. Según apunta Jírovec, Bulovka es uno de los pocos hospitales capitalinos en contar con una, ya que la mayoría de los centros médicos ofrece más bien solo una sala aparte sin un fin específico.
El capellán vendrá al hospital también esta Navidad para animar a los pacientes durante el difícil periodo que suponen las fiestas. Afirma que el ambiente es más melancólico que otros días del año, aún más por el coronavirus, que en la actualidad impide las visitas.
De hecho, la pandemia ha acompañado a Jírovec durante los dos años de su trabajo en Bulovka. El capellán recordó sus primeras impresiones tras llegar al hospital, cuando la pandemia empezaba.
“Me sorprendió el enorme sufrimiento y la soledad. Por el contrario, me asombró positivamente la paciencia de las enfermeras y los auxiliares de enfermería o su sentido del humor. Cuando azotaba la pandemia, demostraron una gran resistencia, tanto física como mental”.
Jírovec cuenta que fueron sus propios problemas de salud los que lo impulsaron a servir de capellán en el hospital. Sentía que, gracias a la experiencia, sería capaz de entender mejor la desesperación que sienten los enfermos, posiblemente mejor que una persona sana. Al mismo tiempo recuerda que cuidar de los enfermos, visitarlos y animarlos es también una antigua tradición cristiana.