La Navidad checa de los hispanos

Mercado navideño en Praga, foto: Štěpánka Budková
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Diferentes hispanohablantes que han hecho de Praga su ciudad nos cuentan cómo ha sido para ellos festejar las Pascuas en la capital checa y sus experiencias en las casas y en las calles. Nadie escapa a percatarse de los platos navideños, los mercados, la decoración urbana, pero lo que más les suele llamar la atención son justamente los detalles que diferencian a las Pascuas checas de las propias.

Mercados y luces anuncian la Navidad

Mercado navideño en Praga,  foto: Štěpánka Budková
En la República Checa la Navidad parece estar llena de encanto a modo de fábula. Toda Praga se ornamenta ya desde el primer domingo de Adviento con grandes árboles en las plazas, los mercados y, aunque la luz es escasa por el invierno, la ciudad no deja de ofrecer la clásica iluminación de esta época. Según el malagueño Enrique Molina el decorado navideño es algo distintivo de la República Checa, por lo menos en comparación a España.

"Algo que también me llama la atención aquí es que el ambiente navideño es mucho más de cuento, con los mercados. Se toma muy en serio la decoración de las calles. En España también es típico decorar las calles, pero no me parece tan de cuento".

Enrique Molina,  foto: archivo de E.Molina
Los mercados que se montan en las plazas de casi todos los barrios de Praga parecieran ser los anunciantes de la Navidad. Tanto para los checos como para los extranjeros y turistas de paso son una gran atracción. Pese al frío decembrino las multitudes invaden las plazas para pasearse apretujadamente por los diferentes quioscos que ofrecen una variedad de artesanías así como comida y bebidas calientes.

Entre los brebajes típicos está el grog, preparado a base de ron o coñac; el svařák, a base de vino tinto, y la medovina, resultante de la fermentación de agua y miel. Todos ellos están condimentados con diferentes especias, se sirven calientes y desprenden un aroma inconfundible. Comprar regalos es más bien una excepción, puesto que la mayoría va a los mercados solo por entrar en la atmósfera de Navidad y calentarse con su licor preferido. Es eso lo que lleva a Enrique a de vez en cuando desviarse de sus caminos de rutina hacia los mercados.

Svařák,  foto: CC0 Public Domain
"Y los mercados me parecen impresionantes. Los mercados me interesan mucho. Medovina es mi bebida checa favorita. Siempre me gusta ir a los mercados a tomar algún pequeño vaso de medovina caliente. Y también suelen tener en el mercado el vino caliente pero esto la verdad es que sí me parece más raro. En España no es normal el vino caliente. No lo había probado nunca".

Al paladar de otros españoles amigos de Enrique la medovina no suele gustar mucho. En cambio, el vino caliente o, en checo svařák, es uno de los preferidos.

La larga espera por un árbol

Lourdes Sacher,  foto: archivo de L.Sacher
Pese a que desde inicios de diciembre ya destacan por la ciudad los árboles de Navidad la situación dentro de las casas es diferente. Esto fue una de las cosas que más sorprendió a la caraqueña Lourdes Sacher.

"Yo le hice comprar a la familia un arbolito de Navidad porque nosotros en Venezuela montamos Navidad a mediados de noviembre y aquí se monta propiamente el día 24. Entonces el primero de diciembre yo quería tener aunque sea un pequeño arbolito natural en la casa para decorar. El otro arbolito se hizo el día 24 como formalmente se hace en tradición checa".

Lourdes agrega que ya después con el tiempo se acostumbró a montar el árbol de su casa el mismo 24 de diciembre.

Todo un día de ceremonia

La carpa frita con la ensalada de papas | Foto: Barbora Němcová,  Radio Prague International
La experiencia de pasar tanto la Nochebuena como la Nochevieja fuera de casa para los españoles y latinoamericanos es una oportunidad para aprender nuevas costumbres checas, experimentar los sabores navideños típicos y sobre todo reencontrarse con ciertos elementos conocidos, pero a la vez llenos de significativos contrastes.

Katerina, otra venezolana, comparte con nosotros lo que recuerda de una de sus primeras Navidades en Chequia.

Katerina Bohac,  foto: Ana Briceño
"Las primeras, las más tradicionales que viví aquí fueron con la familia de mi pareja. Bueno me recuerdo que ese día hicimos un ayuno. Y no comimos sino papas horneadas al mediodía. En la mañana te puedes tomar un té y luego solamente papas horneadas, para poder ver al cochinito dorado que llega en la noche, a las 5 o 6 de la tarde después de la cena navideña típica que es la carpa, (el pescado) con la ensalada de papas y, por supuesto, los dulcitos de navidad que no faltan en cada casa, que te los comes después de la cena. Eso fue el día. En la tarde fuimos a caminar un rato por la ciudad a ver los arbolitos y cuando regresamos en la noche, a las 5 de la tarde sirvieron la cena".

Tal como lo constata Katerina, la Nochebuena en la República Checa no es solo la noche, es en realidad un ritual que suele comenzar con la primera luz del día 24 de diciembre. Los más tradicionales mantienen un ayuno no tan estricto que permite comer una pequeña porción en la mañana o al mediodía. A veces suele ser una torta propia de Navidad, como štrůdl, štola o vánočka. Además, las diferentes partes de la celebración están bien diferenciadas unas de las otras y pequeños detalles marcan el paso de un momento a otro.

Vánočka,  foto: archivo de Radio Praga
"Se come temprano. Se come a las seis de la tarde y después que comes suena una campanita. Eso anuncia que podemos pasar a ver el arbolito de Navidad y abrir los regalos".

Enrique nos cuenta que el 24 de diciembre es en Chequia un día exclusivamente familiar y hacen presencia solo los más allegados.

ʺEs que es una celebración muy cerrada. Están el padre, la madre, los hijos. Es mucho más cerrado que en España donde normalmente hay tíos, abuelos, primos. Hay ocasión de ver a más familiares. Es algo mucho más privado, eso me pareció interesanteʺ.

El misterio de las supersticiones

Foto: archivo de Radio Praga
En estas fiestas de la Natividad de Jesús cada país suele tener algunas prácticas superticiosas y la República Checa no es una excepción. Entre ellas está la del cochinito dorado, que nos mencionó Katerina. Dicha tradición es de origen pagano y es propia de los pueblos eslavos, quienes tenían al cochino como unos de los símbolo del culto al sol. Curiosamente el cerdo que, en la tradición cristiana no es un animal venerado, era asociado a la abundancia en la cosmología eslava. En la actualidad, el cochinito dorado se sigue manteniendo como símbolo de abundancia y solo aquellos que respetan el ayuno logran tener una especie de visión fugaz del mismo a manera de reflejo luminoso en alguna superficie.

Entre tanta fiesta y estímulos los extranjeros invitados a veces no terminan de entender bien de qué van estas tradiciones o qué cosa es qué. Lourdes intenta acordarse de una costumbre que sigue a la cena navideña.

Foto: Lenka Žižková
"Después de eso se sientan todos en una rueda, en una ponchera de agua ponen como unas velas y las van encendiendo. Eso te va indicando si tú vas a estar con quién y si vas a salir de viaje o algo así. La verdad es que no lo entendí muy bien. Bueno".

Como vemos, cualquier día del año en Chequia puede acarrear malentendidos o comunicación imprecisa y no solo por evidentes distancias lingüísticas. Les explicamos de qué trata en realidad esta costumbre de las velas que mencionó Lourdes.

La familia se reúne en la bañera, previamente llena de agua, y cada miembro tiene una velita que descansa en una cáscara de nuez. Las cáscaras se ponen a flotar en la bañera y si tu cáscara se aleja mucho de las otras significa que viajarás, si se hunde es señal de desgracia y hay seguramente otras posibilidades que nosotros tampoco entendemos bien. Al final ni siquiera es tan importante entenderlo todo sino más bien participar en ello.

Un pescado exclusivo de Navidad

Foto: Kristýna Maková
Por no tener mar comer pescado es algo bastante inusual en Chequia, al menos no forma parte de la dieta diaria. No obstante, el 24 de diciembre todas las mesas se enorgullecen con un buen trozo de carpa, un pescado local, criado en estanques, que se consume exclusivamente ese día. Es además un motivo recurrente del escenario navideño, puesto que es común ver adornos en forma de pescado. Más nos comenta el mexicano David Zamorano, quien ha pasado la Navidad entre pescados.

ʺOtro año estuve en la ciudad. Solo estuve caminando y viendo que la gente compra la carpa fresca en las calles y fui hasta el sur de la ciudad a una zona que se llama Modřany. Ahí está como una central, un mercado central donde vienen de la región del sur que traen todas las carpas y los pescados. Es como un criadero grande de las carpas y hay muchísima gente. Hacen como un mini mercado y venden ahí mismo comida hecha de carpa durante el día 22, 23, 24 de diciembre y está bastante interesante la matanza de las carpasʺ.

La carpa checa | Foto: Ivana Vonderková,  Radio Prague International

Ciertamente, la compra de las carpas se hace con muy poca antelación a la Nochebuena ya que el pescado debe estar bien fresco. Los vendedores se instalan en las aceras con grandes poncheras donde nadan las carpas. Cuando un cliente se decide por alguna esta recibe un palazo mortal.

Qué Navidad tan tranquila

En los hogares checos, como en la típica Nochebuena de España y Latinoamérica, circula la abundancia y es un momento dedicado a la familia. No obstante, uno de los aspectos singulares de las Navidades checas es la solemnidad y tranquilidad.

Foto: Alexej Maximov,  ČRo
ʺEs una Navidad muy tranquila, realmente no se pone música muy alta. A mí sí realmente me extraña no siendo esto una población muy católica que digamos, que realmente sean tan conservadores que el día 24 es algo muy respetado por ellos. Es el respeto hacia el nacimiento del Niño Jesús. No con eso quiero decir que nuestra tradición irrespete esa parte sino que para nosotros es una alegría que nazca el Niño Jesús. Entonces son dos maneras diferentes de expresar un sentimiento, quizá uno un poco más recatado y nosotros que somos más espontáneosʺ.

Con certeza no se escucha salsa, merengue ni ningún ritmo que invite a bailar. La música de fondo son los villancicos, que se tratan de composiciones poéticas cantadas a varias voces y cuyas letras conmemoran el nacimiento del Niño.

Los caribeños residiendo en Chequia, a quienes se les hace tan difícil celebrar sin bailar, han encontrado la manera de musicalizar la Nochebuena. Así lo confirman las venezolanas que ya han pasado aquí más de una Navidad y no consiguen superar la ausencia de música.

Foto: Kristýna Maková
"En este momento por ejemplo ya tenemos tantos, varios años aquí que podemos hacer nuestras Navidades como queremos. En mi casa aquí en República Checa celebramos un poquito las dos tradiciones y ponemos la música, los villancicos de Venezuela y así pasamos las Navidades".

Los villancicos de Venezuela que menciona Katerina son las folclóricas gaitas que suenan solo en diciembre y que a veces cantan a las vírgenes patronas y al Niño, pero otras veces contienen temática política y de protesta. En este mismo sentido agrega Lourdes, quien nos contó que celebra la Navidad al doble. El 24 de diciembre al estilo checo y el 25 al venezolano.

"Pero el 25 es diferente. El 25 se celebra de la manera venezolana por lo menos en mi caso. Invito a toda la familia a comer y pongo música venezolana, o sea nuestras gaitas, nuestros merengues, un poquito de salsa, merengue y tal. No muy alto para no distorsionar con la familia, pero o sea tenemos esa alegría de que nació el Niño Jesús".

Más catolicismo que de costumbre

La corona de Adviento,  foto: Martina Schneibergová
Según las estadísticas, la mayor parte de la sociedad checa es atea. Pese a eso prevalece no solo un gran sosiego sino ciertas ceremonias católicas. Muchas de ellas nunca habían sido practicadas por nuestros entrevistados a pesar de provenir de países donde la religión todavía tiene muchos más practicantes. Entre ellas destaca la elaboración de la corona de Adviento, como comenta Lourdes.

"Y bueno es muy bonito precisamente hacer la corona de Adviento cuatro domingos antes del inicio de la Navidad, porque por lo menos en mi casa nunca se hizo. Y eso es algo católico, pues también me causa sorpresa".

Cerrar el año entre amigos y riesgos

Después de hacer con nuestros entrevistados un recorrrido por la Navidad checa nos acercamos ya al final del año y con ello a la esperada celebración para cerrarlo. Si el 24 fue un día para la familia, el 31 se reserva para las amistades, trátese de vínculos muy profundos o no tanto.

Foto: CC0 Public Domain
"Para fin de año me gusta el estilo de aquí que es cada quien donde quiere, en la calle, en el club o en cualquier sitio celebrando con una botella de champaña con tus amigos. Eso me gusta aquí porque en Venezuela es más bien tradicional. Es otra vez reunirse con la familia, otra vez comer la comída típica, el pernil, las hallacas y luego celebrar que llegó el año".

Este va a ser el noveno diciembre en Chequia para Óscar Rey, originario del País Vasco. Nos cuenta que suele pasar tanto el 24 como el 31 de diciembre haciendo lo clásico, en casa con amigos, bebiendo y comiendo. Sin embargo, para cerrar el año aunque se esté en casa con amigos es tradición salir a ver los fuegos artificiales. Los que se quedan en la capital suelen ir al centro de la ciudad y, según Óscar, esto tiene sus riesgos.

Óscar Rey,  foto: Raquel Pazzotti
"Lo que no recomiendo es lo de la plaza de Venceslao porque es muy ruidoso y la gente se pone a explotar petardos ahí en Nochevieja. Y me acuerdo que una de las veces, de hecho, hubo algo que prendió fuego y no sé qué. En fin, lo vi medio peligroso y se emborrachan y todo esto. Desde Vyšehrad se ve muy bien, se tiene una vista muy bonita de Praga y de los fuegos artificiales. Y la gente está más tranquila y tienes más espacio, no estás tan metido en el mogollón de gente como en la plaza de Venceslao".

Aunque desde que reside en Praga Óscar no ha vuelto a España a pasar las Pascuas, confiesa que algo sí extraña.

"De todos modos yo sí que echo de menos de Nochevieja en España. Lo típico es tomarte las doce uvas con las campanadas del reloj de la Puerta del Sol en Madrid. Esto yo lo he hecho varias veces cuando vivía en Madrid y si no lo ves en la tele. Toda la familia se toma las uvas y siempre hay alquien que se atraganta y todo esto, sabes. Eso sí me falta un poco".

Andrés Vidal,  foto: archivo de A.Vidal
Incluso con los riesgos que implica explotar fuegos artificiales desde pleno centro de la ciudad, al chileno Andrés Vidal le da la impresión de que para la fiesta de Año Nuevo sigue reinando la notable tranquilidad del día del nacimiento del Niño Jesús.

"El año nuevo es más o menos parecido, pero el checo por lo general es más tranquilo desde el punto de vista de que se sienta con su familia, comparte, come, bebe, está silencioso. En Chile la situación es más bulliciosa, mucho más bulliciosa, especialmente el Año Nuevo. Acá son más tranquilos, los chequitos son más tranquilos".

Andrés además nos contó que la fiesta de fin de año y las fiestas patrias son en Chile las fiestas con las que la policía tiene mayor tolerancia.

Pese a que algunos hispanohablantes como Óscar temen a los fuegos artificiales otros participan activamente en tal espectáculo.

La fiesta de Año Nuevo en Praga,  foto: CzechTourism
"Mi familia aquí no compra fuegos artificiales. Ah pero yo sí lo compré y prendimos los fuegos artificiales. El 31 lancé mis cohetones y diferentes explosivos".

A veces los extranjeros residiendo en Chequia encuentran el mes de diciembre una época ideal para volver a su país y pasar las fiestas entre familia. Cuando no viajan a su país hacen de la Nochevieja una ocasión para reunirse con los paisanos o con otros extranjeros que se encuentran también lejos de la familia y de las amistades de toda la vida. David Zamorano quien lleva un poco más de diez años viviendo en la República checa agrega.

Bueno he estado dos o tres ocasiones. Solíamos aquí en el restaurante juntarnos, traer comida entre todos y celebrar juntos, pero no, nada en especial con una tradición checa. Solo fue grupo de gente de todo el mundo, internacional.

Abundancia de galletas

Cukroví,  foto: archivo de Radio Praga
Algo típico de las Navidades checas son las galletas, llamadas en checo cukroví. Son pequeños panecillos hechos de masa de harina de trigo, moldeados según diversos motivos y meticulosamente decorados. Cada ama de casa suele destacarse en ciertos tipos, pues hay muchísimos y además cada uno tiene su nombre propio. Madres e hijas se reúnen para la gran labor. Todo extranjero residiendo en Praga los ha recibido como regalo de parte de alguna amiga. Pese a lo laborioso que es hacer estos dulces navideños, Enrique prefiere los de España.

ʺPor ejemplo creo que aquí son más variados. Aunque me gustan más los dulces españoles los dulces checos son muy variados. Se esfuerzan mucho en crear tipos diferentes con formas diferentes, con formas de corazón, de estrella y eso me pareció bastante graciosoʺ.

Cukroví,  foto: archivo de Radio Praga
Pareciera que en todas partes del globo el nacimiento del Niño Jesús y el fin del año, sea cuando sea que esto se celebre según el país y las variantes religiosas, es esencialmente un momento para compartir con los seres queridos y darse un buen banquete. Tal vez lo único que cambia es solo el escenario, la música de fondo y la comida. Eso que escuchamos y saboreamos es lo que principalmente hace sentir que se está en casa o en un otro lugar.

Nosotros, desde la República Checa, compartimos este día con ustedes y les deseamos una Feliz Navidad y también aprovechamos para desearles un Próspero Año Nuevo ya que está tan solo a unos pocos días. Todo el equipo de Radio Praga se despide con un cálido abrazo.