La guerra del gas deja a la República Checa sin el 80% de sus suministros
Rusia decidió el martes por la noche cerrar definitivamente los gaseoductos a Ucrania, país que sirve de tránsito para la mayor parte del gas ruso que se consume en Europa, lo que ha dejado a la República Checa sin su principal proveedor. La compañía checa RWE Transgas aumentará el suministro de gas noruego y echará mano de las reservas, que alcanzan para 40 días.
El gas natural no tiene en la República Checa solo usos industriales. Casi la mitad de este combustible va destinado a los sistemas de calefacción, que en estos días de invierno se hallan en pleno funcionamiento.
La proveedora checa de gas RWE Transgas asegura que dispone de reservas suficientes para garantizar los suministros durante 40 días. Además, la compañía se ha apresurado a negociar un aumento del gas importado de Noruega, que llegará al país a través de Alemania, como comenta el portavoz de la empresa, Martin Chalupský.
“Hemos estado negociando el aumento del suministro que debería empezar a llegarnos de Alemania. Suponemos que durante este miércoles podremos tener solucionadas todas nuestras necesidades, que ascienden a 50 millones de metros cúbicos. Creemos que la entrada de gas por la vía norte va a estar asegurada”, afirmó.Las causas del conflicto parecían centrarse al principio en una deuda de 400 millones de euros que Naftogaz debía a la rusa Gazprom. Sin embargo, el motivo principal parece ser un conflictivo tira y afloja en torno a los precios y tarifas para 2009, como señala el viceministro de Industria checo, Tomáš Hüner.
“Las causas del conflicto son las de todos los años, solo que esta vez se han agravado mucho. Se acaba un contrato de suministro y hay que establecer de nuevo el precio del gas y del peaje. Y el problema es que el precio al que Rusia vende gas a Ucrania no está a nivel europeo, es muy barato. Rusia quiere aumentar el precio y Ucrania quiere compensar las pérdidas que eso le provocaría aumentando el peaje que paga el gas ruso al pasar por el país”, explicó.
Los analistas también destacan el aspecto político del asunto, ya que las dos compañías en desacuerdo son de capital estatal y Rusia y Ucrania no mantienen buenas relaciones. Algunos expertos ven en la actitud rusa un intento de que Ucrania no ingrese en la OTAN. Sin embargo, la pugna es oficialmente entre dos entidades privadas, lo que cierra a la Unión Europea la posibilidad de arbitrar el conflicto o presionar abiertamente a los contendientes para que lleguen a un acuerdo.
Otros países europeos también padecen las consecuencias de la guerra del gas. Países como Eslovaquia o Bulgaria dependen íntegramente del combustible ruso.