La figura del mediador intercultural gana espacio en la República Checa
El programa InBáze, del Centro Comunitario de Migración y Ciudadanía Checa, que lleva dos años desarrollando su proyecto para establecer la figura del mediador intercultural en Chequia, recibió ayer al catedrático Carlos Giménez Romero, director del Servicio de Mediación Social Intercultural (SEMI) en Madrid.
El antropólogo ha explicado que esta profesión se encuentrá en pleno auge en Europa y América Latina. “Hemos visto que el mundo necesita gente que ayude con la cantidad de contactos que hay entre personas de lugares muy diferentes, ya sea por las migraciones o porque avanza el reconocimiento de los pueblos autóctonos. Por muy distintos motivos, el caso es que es fundamental”, argumenta.
Giménez recalca la necesidad de ayudar a la gente que tiene barreras de desinformación y comunicación, y ahí es donde entra la figura del mediador intercultural. “Estos pueden ayudar a los profesionales a desarrollar mejor su trabajo porque, a veces, no conocen las claves culturales de un colectivo asiático o latinoamericano. Un mediador puede ayudar a tomar cercanía y a que no haya malententendidos”.
Según explicó Jana Vlastníková una de las colaboradoras de InBáze, este proyecto tiene varios objetivos principales. Uno de ellos, consiste en poner en contacto las ONG checas y las administraciones públicas que trabajan con inmigrantes “para que hablen sobre la figura del trabajador social intercultural en Chequia, una profesión que está entre el trabajador social, el interprete y el mediador”, dice Vlastníková.
Por otro lado, formar como trabajadores sociales interculturales a treinta personas inmigrantes mediante un curso que se está impartiendo tanto en vietnamita como en chino, mongol, árabe, ruso e inglés.
Por su parte, Giménez recordó que Chequia, como todos los demás países, tiene que buscar su propia forma de gestionar su diversidad y de ese modo paliar dos de sus grandes problemas. “Uno de ellos el de la población romaní que es una minoria autóctona checa con la que todavía hay mucho que hacer para su incorporación en igualdad de condiciones”, indicó.
El catedrático también mencionó los diferentes colectivos que en las últimas decadas han inmigrado a Chequia, entre ellos, vietnamitas o latinoamericanos, que suponen un 5% de la población checa y que hay que incorporar como ciudadanos para que se sientan como en su “otra tierra”, pero también para que puedan mantener su cultura y su identidad.
Giménez opina que el pluralismo es el único modelo con el que se puede lograr una sociedad basada en el principio de igualdad y en el respeto a la diferencia. Y para ello, para llegar a ser una sociedad cohesionada y plural, es necesaria la mediación intercultural.