La fábrica de maquinaria de Pilsen se convirtió en Škoda hace 150 años

Foto: El museo de Škoda

En 1869, el ingeniero Emil Škoda firmó un contrato de compra por el que adquiría la fábrica de maquinaria de Pilsen donde trabajaba como ingeniero. Después de 150 años, su empresa es todo un símbolo industrial checo.

Emil  Škoda
La compañía Škoda es un referente cuando se habla del desempeño comercial de la República Checa. A día de hoy, hay que diferenciar entre Škoda Transportation, heredera de la compañía original y dedicada a la fabricación de tranvías, metros y trenes, y Škoda Auto, que ya no está conectada con la anterior y forma parte del Grupo Volkswagen.

La expansión de la que goza la empresa quizás hubiera sido difícil de imaginar para Emil Škoda, el ingeniero que le dio nombre. El señor Škoda era el ingeniero principal de una fábrica de Pilsen especializada en el trabajo con acero.

Dicha empresa fue fundada por el conde Arnošt Valdštejn en 1859, pero diez años más tarde fue comprada por el ingeniero principal de la empresa, el ya mencionado Emil Škoda, quien firmó el contrato de compra precisamente el 12 de junio de 1869.

Después, la compañía ganó buena reputación con bastante rapidez, según explica Vladislav Krátký, del Museo Škoda Pilsen.

“Lo que sucedió es que la fábrica Škoda comenzó a aceptar pedidos de forja que otras empresas del acero rechazaban por el riesgo productivo, y así creció la fama de la compañía y se formó un círculo de clientes significativos”.

Foto: El museo de Škoda
Škoda recibía pedidos del extranjero para realizar diferentes piezas para maquinaria pesada y barcos de guerra que eran conocidas por su buena calidad. Asimismo, comenzó a introducirse en la fabricación de locomotoras de vapor, que también fueron muy reconocidas.

En 1899 la compañía se convirtió en una Sociedad Anónima, de la que Emil Škoda era director general y presidente.

Uno de los momentos clave de su historia llegó en 1925, cuando compraron la empresa Laurin & Klement, que se dedicaba a la fabricación de bicicletas, motos y automóviles, que se convertiría en el futuro en uno de sus principales campos de acción.

Pero en aquella época llegó incluso a entrar en el negocio de la fabricación de aviones, tal y como apunta Michal Plavec, comisario del Museo Técnico Nacional de Praga.

“Aunque produjeron sus propios aviones, se iniciaron con la producción de un avión de caza francés, el Dewoitine, pero se demostró que ese paso no había sido muy positivo, no consiguieron romper el monopolio que tenían Aero y Avia. Y más tarde, cuando la compañía Avia tenía problemas económicos, el director general de Škoda, Karel Loevenstein, decidió comprarla”.

Foto: Škoda Transportation
Durante la ocupación nazi de Bohemia y Moravia, la compañía fue obligada a colaborar estrechamente con la industria militar, pero tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se centró en la producción de maquinaria pesada.

Al comienzo del régimen comunista, el nombre de Škoda fue transformado por razones políticas en Fábricas Vladimir Iljič Lenin, sin embargo, muchos clientes extranjeros rechazaron las piezas al ver que el nombre de la compañía había cambiado, por lo que desde 1965 volvió a ser Škoda.

En la actualidad, Škoda Auto es un indiscutible líder del sector automovilístico checo, y además ahora, como parte del Grupo Volkswagen, tiene también un peso más que considerable a nivel mundial. Por otro lado, Škoda Transportation también ha sabido construirse un buen nombre en el sector de la ingeniería de transportes.

El símbolo de la empresa, una flecha con alas, representa velocidad, progreso y libertad, mientras que el círculo que la rodea hace referencia a la armonía y la unidad.

palabra clave:
audio