La excesiva crianza de abejas amenaza la biodiversidad
Chequia es uno de los líderes europeos en la crianza de abejas. Sin embargo, el exceso de colmenas supone un problema para otros agentes polinizadores.
La abeja europea, también llamada doméstica o melífera, es un símbolo de los agentes polinizadores por lo que muchos piensan que es el más importante. No obstante, la abeja melífera es solo una de muchas especies polinizadoras, según explicó a la Radio Checa Robert Tropek, entomólogo y ecólogo de la Facultad de las Ciencias Naturales de la Universidad Carolina.
“La abeja melífera sin duda pertenece a los agentes polinizadores importantes de algunos cultivos. No obstante, muchos cultivos agrícolas, son polinizados por otras especies. Podemos nombrar algunas plantas que aquí no se cultivan, por ejemplo, el café es polinizado por una especie de abeja completamente diferente, o el cacao es polinizado por varias especies de moscas especializadas, el algodonero por las mariposas, etcétera. Pero también nosotros tenemos unos estudios muy buenos que nos enseñan que en el caso de las huertas de fruta, la abeja melífera juega un papel minoritario y una cosecha mucho más abundante está provocada por colonias de polinizadores más diversificadas”.
Hoy en día, la abeja melífera ya no presenta una especie dada en el ambiente de manera natural, sino que es un animal domesticado, como, por ejemplo, la gallina, el cerdo o la vaca, enfatizó Tropek. El ser humano es el elemento que coloca las colonias de abejas y regula su populación. Por lo cual, la crianza de abejas no tiene que ver con la biodiversidad. Todo lo contrario. Las abejas melíferas son muy activas en cuanto a la polinización, por lo que expulsan a otros agentes polinizadores, como, por ejemplo, a los abejorros, a las mariposas, incluido las nocturnas, o las moscas. El entomólogo Tropek recomendó lo siguiente.
“Seguramente estaría a favor de algunas, no quiero decir restricciones, pero sí algunas reglas vinculadas al número de colmenas en las áreas protegidas, porque éstas son lugares donde nuestra sociedad ha acordado apoyar la biodiversidad, incluida la biodiversidad de agentes polinizadores. No deberíamos introducir una competencia económica que quita fuentes de alimentación a otros. La sociedad debe decidir cuánta miel quiere producir en la República Checa. Sin duda queremos alguna cantidad de miel y yo no tengo problema con el asunto, si es que criamos las abejas con tal fin”.
Las opiniones de los expertos varían mucho. El jefe del Instituto de Investigación Apícola, Dalibor Titěra, por ejemplo, no está de acuerdo con el concepto de la competencia mencionada, ya que, desde su punto de vista, el ser humano ha cambiado tanto el paisaje que ya es imposible estimar la proporción ideal entre las abejas melíferas y otros tipos de polinizadores.
Lo cierto es que la populación de abejas melíferas en Chequia es excesiva. Su “buena imagen” y aún más los subsidios concedidos por parte de la Comisión Europea causaron que su crianza se pusiera de moda. Muchas empresas, tanto multinacionales, como startups, igual que los centros comerciales e individuales sin experiencia de toda Chequia comenzaron a criar abejas melíferas. Actualmente se registran unas 660 mil colonias y más de 60 mil apicultores en todo el país. Dalibor Titěra, del Instituto de Investigación Apícola, comentó los números para la Radio Checa.
“La densidad de colonias de abejas en la República Checa es de unas ocho colonias por kilómetro cuadrado, lo cual es bastante. En los países vecinos, Alemania, Polonia, Austria, la densidad es media, de un tercio o un cuarto”.
La popularidad de la apicultura en Chequia se demuestra también en el hecho de que las colonias de abejas melíferas se pueden observar hasta en las montañas, una zona muy poco natural para esta especie.
Parece ser que la popularidad de la miel en la República Checa choca con la biodiversidad. No obstante, el entomólogo Tropek ofrece una solución fácil: cambiar un poco la política agrícola. Colocar unos lindes, cinturones y céspedes de flores en las huertas o al lado de los campos de cultivo, es decir, traer más variedad a la flora, ayudaría a atraer a más polinizadores y contribuiría a una mayor variedad de la fauna también.